Madrid, 21 de febrero de 1994
Adivina, adivinanza: ¿Cómo justificaría, usted, el incremento de 61.000 nuevos parados durante el primer mes de 1.994?
¡Ande!... ¿No lo sabe?... No es tan difícil, ¡venga! Se lo voy a decir: solamente siendo miembro del Gobierno. ¡Increíble, pero cierto! Si no, no tiene más que leer las últimas declaraciones al respecto en las que, comenzando por el ministro de Trabajo y continuando por el Presidente del Gobierno, no hacen otra cosa más que justificar tamaña barbaridad contra la dignidad humana y la paz social.
A Dios gracias, aún tengo la suerte de tener un puesto de trabajo, eso sí, cada día más en precario; pero ello no me impide sentir profunda indignación al escuchar a nuestros gobernantes hablar del tema.
Adivina, adivinanza: ¿Cómo justificaría, usted, el incremento de 61.000 nuevos parados durante el primer mes de 1.994?
¡Ande!... ¿No lo sabe?... No es tan difícil, ¡venga! Se lo voy a decir: solamente siendo miembro del Gobierno. ¡Increíble, pero cierto! Si no, no tiene más que leer las últimas declaraciones al respecto en las que, comenzando por el ministro de Trabajo y continuando por el Presidente del Gobierno, no hacen otra cosa más que justificar tamaña barbaridad contra la dignidad humana y la paz social.
A Dios gracias, aún tengo la suerte de tener un puesto de trabajo, eso sí, cada día más en precario; pero ello no me impide sentir profunda indignación al escuchar a nuestros gobernantes hablar del tema.
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