La IA, tal y como está concebida, nos escruta y manipula |
Los engranajes que impulsan la Inteligencia Artificial –aquello tan etéreo e inmaculado que mejoraría la vida de la humanidad sin intereses económicos de por medio–, lo forman grandes empresas tecnológicas, fondos especulativos –que siempre codician beneficios– y países del Golfo Pérsico tirando de talonario con voluntad de rentabilizar con creces su inversión.
Ya se vislumbra que este gran avance, que usado de forma ética sin duda sería maravilloso para la sociedad, ha empezado a recibir dinero a espuertas para su desarrollo de compañías con evidente afán de lucro y otras inclinaciones aún más oscuras, como decidir qué noticia o falsedad aparece en los primeros puestos del navegador –sobre todo tras la victoria del tándem Donald Trump y Elon Musk– para manipular opiniones que influyan en decisiones de voto que, a voluntad, conformen o derroquen gobiernos.