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domingo, 15 de junio de 2025

Feijóo: Ríndase a la democracia, no a la mentira

 

Feijóo no abandona el guion ultraderechista
Feijóo no abandona el guion ultraderechista
España votó. Y votó plural. Votó por la convivencia, por la diversidad ideológica, por una democracia que, aunque imperfecta, sigue siendo el único sistema que garantiza libertades, derechos y justicia social. Quien aún no lo ha entendido, o se niega a aceptarlo, es el PP. Parafraseando a su propio líder: quien debe «rendirse a la democracia» es el PP. Porque rendirse a la democracia no es claudicar, es aceptar que no se puede deslegitimar a diario lo que emana de las urnas solo porque no te favorece.
El PP ha convertido la crítica política legítima en corrosión constante de las instituciones. No aceptan al Gobierno porque no lo lideran. Llaman ilegítimo a lo que es legal. Hablan de libertad, pero pactan con quienes recortan derechos. Alimentan el odio territorial para ocultar su falta de proyecto de país. No hacen oposición, siembran odio, desafección, ruido y desconfianza en la democracia misma. Son el «verdadero peligro para la democracia».
Y también es alarmante el papel de Ayuso, presidenta madrileña, que ha decidido importar las peores tácticas del “trumpismo”. Lo que pretende con su nueva normativa es reprimir la disidencia, amordazar a los jóvenes y convertir las universidades en espacios controlados por el miedo. Multas de hasta 100.000 euros por protestar sin permiso, de hasta 15.000 por una pancarta, y hasta un millón de euros en casos extremos. Es un delirio autoritario impropio de una democracia europea. ¿Qué será lo siguiente, perseguir el pensamiento crítico como si fuera un delito?
Y Vox, con su agenda reaccionaria, no solo no desentona en este escenario, sino que lo lidera. Negacionismo climático, censura cultural, ataques a colectivos vulnerables, y un desprecio total por la memoria democrática. Y el PP, lejos de frenarlo, lo respalda y le abre la puerta del poder en ayuntamientos y comunidades. ¿A cambio de qué? ¿De una alcaldía? ¿De un presupuesto? ¿De una falsa apariencia de estabilidad?
La democracia no es solo votar. Es sobre todo respeto al resultado. Es garantizar la libertad de expresión, incluso cuando molesta. Es permitir la protesta, incluso cuando incomoda. Es entender que el poder no da derecho a imponer el silencio, sino la responsabilidad de proteger el diálogo.
A la derecha, que cada día intenta socavar la democracia desde las instituciones que deberían defenderla, hay que decirle claro: ríndanse a la democracia. Acepten las reglas del juego o admitan de una vez que lo que quieren es romper el tablero.
La ciudadanía les observa. La historia también.

miércoles, 11 de junio de 2025

Justicia asimétrica

 

Tenemos una justicia claramente sesgada por la dictadura
Tenemos una justicia claramente sesgada por la dictadura

En España, la balanza de la justicia no está equilibrada. Hay notorias evidencias de un trato desigual cuando el acusado es una figura de izquierdas frente a una de derechas.
Cincuenta años después de la muerte del dictador Franco, la justicia española arrastra inercias que la vinculan con una estructura de poder profundamente conservadora. Esta doble vara de medir se hace especialmente visible cuando se observan los casos judiciales en los que están implicados políticos progresistas, activistas o representantes sociales.
Los casos en los que políticos de derecha se ven involucrados en presuntos delitos de corrupción, prevaricación o enriquecimiento ilícito suelen archivarse con llamativa rapidez, si es que llegan siquiera a abrirse. Y, cuando se abren, a menudo el proceso se dilata años, se vuelve confuso, prescribe o se resuelve de manera favorable al acusado.
En contraste, cuando la justicia se dirige hacia miembros de la izquierda política, el escenario cambia radicalmente. Los procedimientos se abren con facilidad, aunque no haya base sólida; se alargan durante años con investigaciones prospectivas; y aunque se archiven, se reabren una y otra vez, generando un desgaste personal, político y mediático que es irreversible. Se torna un arma política de destrucción.
Organizaciones como Manos Limpias junto a grupos como Abogados Cristianos, son expertos en utilizar los mecanismos judiciales para perseguir a voces disidentes, especialmente del ámbito progresista, feminista o independentista. A menudo, sus denuncias acaban archivadas, pero no sin antes haber generado titulares, escándalos, presión mediática y desgaste.
Estas entidades aprovechan las debilidades del sistema judicial y la falta de reformas profundas desde la Transición para mantener vivo un aparato judicial en el que muchos jueces, fiscales y magistrados siguen respondiendo a una lógica heredada del franquismo. El “lawfare” —uso de la justicia como herramienta de guerra política— no es solo una realidad importada de América Latina cuando la izquierda lograba el poder; en España, tiene nombres, víctimas y consecuencias.
Es innegable que durante la transición democrática no hubo una depuración del aparato judicial franquista. Muchos jueces educados y promovidos bajo el régimen continuaron en sus cargos, y el espíritu reaccionario se perpetuó en las estructuras del Estado. Esa falta de ruptura ha permitido que aún hoy, en plena democracia, se criminalice con facilidad al adversario político cuando es de izquierdas, mientras se protege a quienes representan o defienden los valores del viejo orden.
Es urgente una reforma profunda del sistema judicial español: despolitización incontestable del Consejo General del Poder Judicial, mecanismos de control ciudadano, transparencia en los nombramientos, becas para acceder a la judicatura que la democratice, y una revisión del papel de los jueces en causas con carga ideológica. La democracia no se defiende solo en las urnas: también se protege en los tribunales.
Porque si la justicia no es igual para todos, entonces no es justicia. Y mientras siga siendo un instrumento al servicio de una parte, seguirá alimentando la desigualdad y el desencanto.

lunes, 9 de junio de 2025

Fascismo y guerras

 

No a la guerra es un NO rotundo al fascismo
No a la guerra es un NO rotundo al fascismo

Más de la mitad de los españoles cree que nos abocamos a la Tercera Guerra Mundial. Y, por el auge del fascismo, tal vez no estén desencaminados. Siempre que el fascismo crece, como ahora, se forja un evidente vínculo con la guerra que refleja la naturaleza expansionista y violenta de esta ideología que se nutre del autoritarismo, el nacionalismo extremo, el militarismo y el rechazo a las democracias liberales, lo que lo hace propenso a la guerra y la confrontación.
En conflictos actuales, o del siglo XX, por todo el mundo, la influencia de regímenes autoritarios con tendencias fascistas o neofascistas ha sido incuestionable. En muchos de estos casos, las guerras no solo estuvieron motivadas por intereses territoriales, sino también por la imposición de un orden político basado en el control total, el rechazo a la pluralidad y la justificación de la violencia como un medio legítimo para lograr sus objetivos.
Así, la relación entre los conflictos bélicos y el ascenso del fascismo es una constante de la historia moderna, marcada por la propensión de los regímenes fascistas a utilizar la guerra como instrumento para imponer su ideología, expandir su poder y destruir a quienes perciben en su imaginario como enemigos, ya sean internos o externos. Este vínculo no solo se limita a grandes guerras, sino que se extiende también a conflictos locales, en los cuales el fascismo busca la hegemonía a través de la confrontación y la violencia.
Así que, si usted vota fascista, sepa que vota un sí a la guerra, un sí al asesinato de seres próximos y queridos… Claro que teniendo en cuenta que si los españoles fuéramos ratones muchos votarían al gato…

viernes, 6 de junio de 2025

La paletería de Ayuso

 

Ayuso, aconstitucional y una gran paleta
Ayuso, aconstitucional y una gran paleta

Pocas veces una figura pública tan expuesta parece tan orgullosa de exhibir su ignorancia como Isabel Díaz Ayuso. Su última pataleta hacia la Conferencia de Presidentes, es un ejemplo de desdén, provincianismo intelectual y desprecio a la diversidad que, precisamente, consagra nuestra Constitución.
Afirma la presidenta madrileña, con ese tono que mezcla desparpajo y prepotencia, que «lo que me tengan que decir en los pasillos en español, o lo dicen dentro, en el mismo idioma, o me saldré». Dice también que no usará los pinganillos —herramienta básica de cortesía y comprensión en un país plural— y remata su boutade acusando a quienes hablan catalán de hacer «provincianismo con el secesionismo».
Hay que tener muy poca cultura política, o directamente una actitud antidemocrática, para despreciar así a las lenguas cooficiales reconocidas por la Constitución de 1978. Porque no es una moda de “Pedro Sánchez”, como insinúa Ayuso, sino una obligación legal y moral que dimana del artículo 3 de nuestra Carta Magna que reza: «el castellano –que no el español ya que este término abarca un significado más amplio, incluyendo los dialectos y variantes del idioma hablados en España y América Latina– es la lengua española oficial del Estado», que las «demás lenguas españolas serán también oficiales un patrimonio cultural» y «serán objeto de especial respeto y protección».
La actitud de Ayuso no solo es un insulto a catalanes, gallegos o vascoparlantes, sino una afrenta directa a ese mandato constitucional. Convertir el uso de una lengua en una provocación es una forma de negarle legitimidad al otro; es sembrar la división donde debería haber entendimiento. Y todo esto con el cinismo de quien gobierna la comunidad más rica de España, pero insiste en victimizarse constantemente, como si ella, y solo ella, representara la voz legítima de lo español.
Lo verdaderamente paleto no es hablar catalán, gallego o euskera. Lo paleto es reducir España al castellano, como si el resto de las lenguas y culturas que la componen fueran adornos prescindibles. Lo paleto es encerrarse en un nacionalismo de baratillo disfrazado de cosmopolitismo de tablao. Lo paleto es negar la riqueza de lo diverso y comportarse como si el país empezara y terminara en la Puerta del Sol.
La ignorancia no es una virtud, y mucho menos en alguien que preside una comunidad autónoma y se sienta a representar a millones de ciudadanos en una Conferencia de Presidentes. Ayuso no solo exhibe una preocupante falta de respeto institucional y educación democrática, sino que además se muestra orgullosa de ello, como si fuera una medalla.
Ese populismo ramplón, que se disfraza de sentido común pero que no conoce la Constitución que dice defender, es una amenaza para la convivencia. Porque niega la pluralidad, desprecia lo diferente y convierte el diálogo en imposición.
Y sí, señora Ayuso: si no quiere ponerse el pinganillo, no se lo ponga. Pero al menos tenga la decencia de no insultar a quienes hablan su lengua con orgullo, amparados por la misma Constitución que usted invoca para negarles su sitio.

miércoles, 4 de junio de 2025

Cómplices del criminal Netanyahu

El genocidio no cesa
El genocidio no cesa

 Durante décadas, Israel ha llevado a cabo una campaña sistemática de desplazamiento, humillación y exterminio del pueblo palestino. Lo que en sus inicios se encubrió bajo el relato de una lucha por la seguridad nacional, hoy se revela como lo que es: un genocidio premeditado y metódico. El fiscal de la CPI ha solicitado una orden de arresto contra Netanyahu por crímenes de guerra y contra la humanidad. Ya no es una cuestión de opinión: es un asunto legal, jurídico y moral.
Netanyahu, a la cabeza de un gobierno que ha normalizado el crimen, está masacrando a los civiles de Palestina. Niños muertos en bombardeos, hambruna, hospitales reducidos a escombros y hogares convertidos en polvo. No es una guerra; es limpieza étnica. Lo que Netanyahu persigue con suma frialdad, es forzar el éxodo palestino. Busca hacer la vida imposible para que quienes sobrevivan al terror se marchen y, apilando cadáveres, borrar Palestina del mapa.
Lo insoportable de esta tragedia no se limita a la responsabilidad de su primer ministro. Según recientes encuestas, una parte significativa de la población israelí apoya sus crímenes. No se trata solo de un líder psicópata: se trata de un consenso nacional que ha normalizado el “apartheid” y el genocidio. Como sociedad, Israel ha cruzado la línea de lo imperdonable.
Quiero recordar que, en los años 30 y 40, el mundo tardó mucho en reaccionar ante el horror nazi. Sin duda, las víctimas de aquellos campos de exterminio repudiarían la conducta de quienes, habiendo aprendido en carne propia el significado del odio sistemático, hoy lo practican. La memoria del Holocausto ha sido prostituida por un régimen que utiliza el sufrimiento de sus antepasados como escudo para justificar la carnicería.
No hay excusa ni diplomacia posible. Lo que Israel hace en Gaza y Cisjordania es inaceptable. El mundo lo ve. La historia lo juzgará. Pero nosotros no podemos esperar al juicio de la historia. Ante la realidad, cualquier país que aún mantenga relaciones diplomáticas o comerciales con Israel sin exigir un cese inmediato de esta barbarie, está colaborando con el genocidio. El mundo debe actuar con una claridad moral absoluta: romper relaciones con el gobierno israelí actual no es una opción, es una obligación moral. Actuar con sanciones y aislamiento. Con un grito firme y universal: Nunca más, para nadie.
Y si algún país decide mirar a otro lado, debe ser igualmente aislado. Porque cuando se tolera el genocidio, se participa de él.

jueves, 29 de mayo de 2025

Congreso: plató de los agitadores

 

PP y Vox con los agitadores coartando la libertad
PP y Vox con los agitadores coartando la libertad

La tensión en los pasillos del Congreso no nace de la constante provocación verbal de la derecha, sino de un fenómeno igual de nocivo: la invasión de agitadores. Gente que se infiltra entre las columnas del cuarto poder, y no para informar, sino para intoxicar. No para cuestionar con argumentos, sino para reventar con consignas. Han cambiado el micrófono por el garrote verbal; la libreta por el panfleto digital; el oficio de periodista por el rol de provocador político. ¡Basta ya!
Lo ocurrido con Antonio Maestre –todo mi respeto y solidaridad– es solo la punta del iceberg. No es solo una agresión verbal y una coacción sino una estridente señal de alarma que debería hacer reaccionar a todos los que aún creen en el periodismo como garante de la democracia. Porque cuando un periodista es intimidado, hostigado y empujado por hacer su trabajo, todos estamos en peligro. Y si quienes lo hacen no son ciudadanos anónimos, sino personas acreditadas en el propio Congreso, el escándalo ya no es anecdótico sino institucional.
No hablo de discrepancias editoriales ni de debates ideológicos. Hablo de pura violencia. De odio planificado. De campañas de acoso que no surgen del error, sino como táctica del terror. Esta gente no entra en el Congreso para informar, sino para coaccionar, difamar y dinamitar. No hacen preguntas, lanzan eslóganes disfrazados de interrogantes. No buscan la verdad: buscan el “like” viral. Para ellos el respeto, la ética y el código deontológico del periodismo son basura.
No son periodistas. Son provocadores políticos que utilizan la apariencia de la prensa para camuflar la agresión. Saben que la acreditación les abre puertas para agredir con sus arietes. Su objetivo no es la transparencia, sino la intimidación. No quieren que la ciudadanía esté informada, quieren que esté enfadada. Aterrada. Dividida.
Y mientras tanto, los auténticos periodistas —los que contrastan, los que preguntan con respeto, los que escuchan— ven su espacio reducido, su seguridad tambalearse, su voz opacada por la estridencia.
La connivencia de PP y Vox no queriendo ponerles límites es inaceptable. No es cuestión de ideología, sino de principios democráticos básicos. Si permitimos que el templo del diálogo se convierta en circo de hostilidad, si dejamos que los matones de la desinformación ganen terreno, el periodismo habrá perdido. Y con él, la sociedad.
Porque cuando calla la prensa libre, grita el autoritarismo.
Y últimamente, ese maldito grito es ensordecedor.

lunes, 26 de mayo de 2025

PP: Recortes, negligencia y privatizaciones

 

Lo del PP es para hacérselo mirar
Lo del PP es para hacérselo mirar

Una vez más, y ya son muchas, nos enfrentamos a una situación límite donde las administraciones del Partido Popular, en lugar de asumir responsabilidades, optan por el viejo recurso de echar balones fuera. Lo vimos con la gestión de la crisis de 2008 y su década de políticas neoliberales que acentuaron los efectos sociales de la crisis. Lo vimos con la gestión de las residencias de mayores durante la trágica pandemia. Lo hemos visto con la DANA, con la precariedad creciente en la sanidad y la educación públicas, y ahora lo volvemos a ver con personas que duermen en el suelo del aeropuerto de Barajas por no tener un hogar. ¿Qué tienen en común todos estos fracasos de gestión? La firma del PP.
Es insultante que quienes ostentan el poder autonómico —y, en muchos casos, también el municipal— se presenten como meras víctimas de un Gobierno central al que acusan de inacción. Las competencias en sanidad, educación, servicios sociales y emergencia climática son, por ley, responsabilidad de las comunidades autónomas y ayuntamientos. Y, sin embargo, una y otra vez, el PP utiliza el altavoz mediático para desviar la atención de su absoluta incompetencia desinformando a la sociedad.
En educación, los recortes acumulados han dejado aulas masificadas, centros públicos deteriorados y una brecha digital que margina aún más a los que menos tienen. En sanidad, el desmantelamiento progresivo de la atención primaria y las listas de espera interminables son el resultado directo de una estrategia política que favorece el negocio privado antes que lo público. ¿Y ante las críticas? Victimismo y propaganda.
Lo más grave no es solo la mala gestión. Es la absoluta falta de autocrítica y empatía, y el uso sistemático del engaño como herramienta política. No es casualidad: es su ideología. Una que prioriza los intereses económicos de unos pocos frente a los derechos de la mayoría. Y ahora, estos mismos gestores que han fallado en lo más esencial —cuidar de su gente— pretenden dar el salto al Gobierno de la nación. Sin olvidar que, por si fuera poco, siempre desprecian a las víctimas. Para hacérselo mirar.
La ciudadanía merece gobernantes responsables, no trileros políticos. Basta ya de mentiras. Basta ya de usar la administración como plataforma de marketing ideológico. La realidad no se puede maquillar con ruedas de prensa ni con titulares afines. Hay personas sufriendo, servicios colapsando, derechos en retroceso. Y detrás de todo eso, siempre está el PP.

viernes, 23 de mayo de 2025

Los “muy patriotas”

 

Los "muy patriotas" usan pulseras con banderitas de paraísos fiscales
Los "muy patriotas" usan pulseras con banderitas de paraísos fiscales

Hay una constante inquietante en la trayectoria del Partido Popular: su deslealtad sistemática con España cada vez que no gobierna. España solo importa si ellos mandan. Para el PP, el amor a la patria es selectivo, oportunista y profundamente hipócrita. Mientras se envuelven en banderas y proclaman a los cuatro vientos su supuesta defensa de los intereses nacionales, sus actos desmienten con crudeza esa fachada patriótica. Lo que de verdad defienden —con uñas, dientes y contactos en Bruselas— son los intereses de las grandes empresas, incluso aunque sean extranjeras y su beneficio implique un coste descomunal para los ciudadanos españoles.
El último ejemplo escandaloso lo encontramos en el apoyo del PP a la empresa minera australiana Berkeley, que reclama nada menos que 921 millones de euros al Estado español por no permitirle abrir una mina de uranio en Salamanca. ¿Y quiénes están detrás de esa maniobra de presión contra nuestro país? Nada menos que destacados ex altos cargos del PP, como Jaime García-Legaz y Manuel Lamela, convertidos ahora en lobistas del uranio radiactivo. ¿Dónde queda el interés general? ¿Dónde está el patriotismo?
El PP, que se rasga las vestiduras por cualquier decisión del Gobierno de coalición, se dedica a apoyar una empresa extranjera que pretende sangrar al Estado tras ver frustradas sus ambiciones extractivas gracias a una decisión técnica del Consejo de Seguridad Nuclear. ¿Quién defiende aquí a España?
Pero el escándalo no se queda en lo económico. Es político y moral. El PP ha convertido en costumbre la deslegitimación constante del Gobierno elegido democráticamente. Allá donde va —sea en el Congreso, en Bruselas o en foros internacionales—, no pierde oportunidad de presentar a España como un país hundido, sin ley, al borde del colapso. Porque para el PP, cuando ellos no gobiernan, España se convierte automáticamente en una nación fallida.
No tienen reparos en cuestionar la democracia, los tribunales o las instituciones si eso debilita al Ejecutivo de turno. Y al mismo tiempo, claman por la unidad y el amor a España. Su patriotismo se ejerce a costa del propio país, siempre que eso los acerque un poco más al poder.
El PP no tiene un problema con el Gobierno. Lo tiene con la democracia cuando no les da la razón. Y lo tiene con España cuando no les pertenece. Lo han demostrado una y otra vez, y lo vuelven a hacer ahora, poniendo los intereses de una multinacional minera australiana por encima del interés general de los españoles.
Hablan de España, pero solo les interesa el reparto. Hablan de patriotismo, pero solo practican el partidismo. Si algo ha quedado claro con el caso de la mina de uranio, es que, para el PP, “España” es solo una excusa cuando está en la oposición, y un botín cuando está en el poder.

miércoles, 21 de mayo de 2025

Manifestaciones del odio

 

Ultraderecha (PP) y derecha extrema (Vox): unidos por el odio
Ultraderecha (PP) y derecha extrema (Vox): unidos por el odio

Desde que Pedro Sánchez asumió la presidencia en 2018, la ultraderecha y la derecha extrema iniciaron una ofensiva sistemática contra el Gobierno legítimamente elegido. El Partido Popular y Vox, aliados en lo ideológico y en lo estratégico, han rechazado de plano los resultados democráticos, etiquetando al Ejecutivo como “ilegítimo”, “okupa” y deshumanizando a su presidente con discursos cargados de odio. Este rechazo constante al resultado de las urnas y alianzas no es oposición política: es un vil ataque directo al corazón de la democracia.
En lugar de dialogar o proponer y construir alternativas, ambos partidos hermanados han encontrado en el odio y la antipolítica visceral un cemento eficaz para movilizar a sus bases. Y, bajo esta premisa, han convocado manifestaciones para sembrar crispación ciudadana y desgaste institucional. La connivencia entre una ultraderecha que se dice “moderada” y una derecha extrema que niega consensos básicos, resulta no solo antidemocrática, sino profundamente perjudicial para la paz social.
Cuando se normaliza el discurso del odio, se deslegitima el diálogo y se degrada la convivencia. Y eso es tan sumamente peligroso que, en democracia, jamás puede ser el camino.

domingo, 18 de mayo de 2025

Israel: asesinar con el hambre

 

Netanyahu, un despreciable criminal de guerra
Netanyahu, un despreciable criminal de guerra


Usar el hambre como arma de guerra es una de las más deleznables violaciones de los derechos humanos, un acto de crueldad extrema que destruye no solo vidas, sino también voluntades y futuros. Los criminales de guerra que recurren a esta práctica, como el autócrata y genocida Netanyahu, no solo están cometiendo crímenes contra la humanidad, sino que eliminan generaciones enteras de un plumazo, sumiéndolas en un sufrimiento inimaginable e innecesario.
La situación en Gaza es un claro ejemplo de esta barbarie. Su población, ya de por sí vulnerable, está siendo sometida a una guerra total, donde la muerte llega tanto por las bombas como por la inanición. Miles de niños han sido asesinados, y otros miles están destinados a un futuro de desesperación y hambre crónica. Aquellos que logren sobrevivir, lo harán marcados para siempre por el daño irreversible que el hambre les habrá acarreado al truncar su desarrollo físico y mental. Las cicatrices serán indelebles.
El hambre como arma no solo es una violación flagrante del derecho internacional, es un genocidio. Asesinar a una población por desnutrición, es una estrategia cruel y despreciable que debe ser condenada enérgicamente por toda la comunidad internacional. La Corte Penal Internacional debe actuar con más firmeza ante estos crímenes de guerra, buscando justicia para las víctimas castigando a los culpables.
Tampoco el mundo puede permitir que este tipo de atrocidades queden impunes. El hambre como táctica de guerra no solo es una agresión fríamente calculada contra un pueblo, sino contra la humanidad misma. Cada día que pasa sin una respuesta contundente es un día más en que reina la injusticia y más vidas se pierden, no solo por las balas, sino por la barbarie de quienes creen que tienen derecho a arbitrar la vida de los demás. No podemos quedarnos de brazos cruzados ante el genocidio silencioso que está teniendo lugar. La historia recordará a los responsables de esta monstruosidad, y la condena, justa pero implacable, será, con suerte, la más mínima de las penas que habrán de recibir.

miércoles, 7 de mayo de 2025

El PP: la mentira como estrategia

El PP abonado al catastrofismo y la mentira
El PP abonado al catastrofismo y la mentira

 El PP, con rostro pétreo, acusa al Gobierno de mentir. ¿Cómo pueden ser tan descarados? ¿Cómo pueden hablar de “mentira” quienes han hecho del engaño y la manipulación su forma habitual de hacer política?
Ahora, con el apagón, vuelven a su estrategia preferida: sin esperar informes técnicos, sin atender a los datos ni a los expertos que insisten en que aún es prematuro aventurar causas, se lanzan a acusar al Gobierno de ocultar la verdad. El problema no es la crítica —legítima y necesaria en democracia—, sino la absoluta falta de rigor, de responsabilidad y de respeto por los hechos y utilizar el dolor o la confusión para alimentar su relato tóxico y partidista. No importa lo que ocurra; su respuesta es automática: atacar, embarrar y desinformar.
Este patrón no es nuevo. La historia reciente está plagada de episodios donde el PP mintió de forma descarada y dolosa. El 11-M y su burda insistencia en culpar a ETA por interés electoral. El escándalo del Yak-42, con su infame identificación de cadáveres, ocultación pruebas y premios a los responsables. La catástrofe del Prestige, con sus "hilillos de plastilina" mientras el mar se pintaba de negro. El accidente del Metro de Valencia, con la desaparición de pruebas clave. El Madrid Arena, donde se justificó lo injustificable. Los miles de muertos en residencias durante la pandemia, con declaraciones crueles como que “se iban a morir igual” cuando, si acaso en un hospital morirían atendidas. Y, más recientemente, la indolente gestión de la DANA, con excusas absurdas y la manipulación de la realidad para tapar su grave negligencia. ¿Y la corrupción? La Gürtel no era un caso aislado, es un modelo de partido: una red de corrupción saqueaba lo público, mientras decían que todo era “una conspiración contra el PP”.
La mentira no es un error ocasional en su discurso: es su herramienta política central, su mecanismo de supervivencia. No dimiten, no piden perdón, no rectifican, no asumen jamás responsabilidad alguna. Mienten, señalan, manipulan y siembran dudas para embarrar el debate. Lo más alarmante es que buena parte de la ciudadanía, víctima de ese constante bombardeo de desinformación, les sigue otorgando su confianza en las urnas. ¿Cómo no nos va a ir como nos va?
Basta ya de permitir que quienes hicieron de la mentira y la corrupción su bandera pretendan ahora darnos lecciones de transparencia y decencia. Ya no es solo cinismo: es una estrategia calculada que degrada la democracia, banaliza la verdad y burla la inteligencia de la ciudadanía. Si de verdad queremos dignificar la política, lo primero es no blanquear a quienes sistemáticamente la ensucian.

miércoles, 30 de abril de 2025

Hipocresía y cinismo: el doble rasero de Feijóo

 

Feijóo tiene más cara que espalda
Feijóo tiene más cara que espalda

Es sencillamente insultante que Alberto Núñez Feijóo se atreva a hablar de transparencia y a exigir responsabilidades al Gobierno de España por el reciente apagón, cuando él mismo practica un silencio cómplice ante la opacidad de Carlos Mazón. ¿Dónde queda su supuesta defensa de la verdad y la rendición de cuentas cuando se trata de uno de los suyos?
Y mientras el Ejecutivo comparece públicamente de forma reiterada para informar y dar explicaciones a la ciudadanía, en forma convincente y seria asegurando que todo se sabrá, Feijóo guarda un silencio miserable y cobarde ante las incógnitas que rodean al presidente de la Generalitat Valenciana. ¿Dónde estuvo Mazón el 29 de octubre? ¿Qué hizo? ¿Por qué no muestra la factura de El Ventorro y su listado de llamadas? ¿Qué es lo que pretende ocultar?
Feijóo exige transparencia a los demás, pero no se atreve a exigirla en su propia casa. Es el tipo de cinismo político que degrada la confianza pública y convierte la ética en una herramienta de conveniencia partidista. Y lo peor: lo hace con una arrogancia que insulta la inteligencia de los ciudadanos.
Si de verdad cree en la rendición de cuentas, que empiece por exigirle a Mazón, si se atreve, las explicaciones que tanto reclama al resto. De lo contrario, sus palabras no son más que ruido vacío y vergonzoso oportunismo.

jueves, 24 de abril de 2025

El gen necio XIV

 

Contrails en el cielo primaveral de Madrid
Contrails en el cielo primaveral de Madrid

El virus de la desinformación se propaga cual plaga sin escrúpulos, y así el gen necio se expande y multiplica por el mundo.

–¡Nos fumigan desde los aviones! ¡Lo veo a diario con mis propios ojos! ¿Es que no notas el cielo cada vez más raro? Esos rastros blancos no son normales. El cielo parece una pizarra altamente tóxica.
–Claro, claro… Lo que tú ves son “contrails”, estelas de condensación. Se forman cuando los aviones vuelan a gran altura y el vapor de agua que sale de los motores se congela en pequeños cristales de hielo debido a las bajas temperaturas. Nada raro, solo ciencia básica. Ya sabes, eso que aprendes en el cole.
–No, no, no. Eso es lo que quieren que creas. He leído a gente muy respetable –tienen canales en YouTube y todo– que asegura que esos rastros llevan químicos. Nos están controlando. O envenenando. O impidiendo que llueva. O todo a la vez. ¡Es un plan maquiavélico y global, pero increíblemente mal ejecutado porque les hemos pillado!
–No existe evidencia científica que respalde la idea de que los aviones estén liberando productos químicos de manera intencionada. Las teorías conspiranoicas suelen nacer de malentendidos, ignorancia, desinformación o un deseo vivo de sentirse parte de algo importante.
–¡Ja! ¡Exacto! Lo niegas porque lo hacen en secreto. Y tú eres tan ingenuo que confías en la ciencia.

Lo dicho: el gen necio.

lunes, 21 de abril de 2025

Si quiere impuestos justos vote con cabeza

 

Votar es un acto cívico que requiere una gran responsabilidad
Votar es un acto cívico que requiere una gran responsabilidad

Los impuestos no son un castigo: son la base de una sociedad más justa. Por eso el mantra populista de bajar impuestos que la derecha repite infatigablemente, es una trampa. Aunque reducir impuestos a las clases trabajadoras es más que deseable, solo debe hacerse cuando las grandes fortunas y corporaciones tributen de forma justa y efectiva como el común de los mortales. Según el informe Oxfam Intermón de 2023, publicado en el marco de la Asamblea General de las Naciones Unidas, con datos proporcionados por UBS, el 1% más rico de la población mundial posee más riqueza que el 95%.
Ante semejante obscenidad, cabe preguntarse: ¿por qué quienes más sufren la precariedad respaldan opciones políticas que encubren recortes al Estado de bienestar?
La respuesta está en el discurso, seductor pero engañoso, que los conservadores usan como bandera sobre la bajada de impuestos; pero omiten que los recortes afectan a servicios fundamentales como la sanidad, la educación o las pensiones con efectos devastadores para la mayoría. Por tanto, no debemos votar a quienes nos bajan unas migajas en impuestos, mientras perdonan ingentes cantidades a los más poderosos a base de recortar servicios. Tenemos que entender que con los impuestos se financian hospitales, colegios, pensiones, infraestructuras, programas de desempleo y políticas de igualdad. Y, sobre todo, debemos votar con conciencia a aquellos que defienden que los grandes poderes –empresas e individuos– que más tienen –y tienen más porque obtienen beneficios desproporcionados a través de prácticas abusivas, fijando precios muy por encima de lo ético por sus productos, de ahí las cifras milmillonarias–, contribuyan de manera justa y en mucha mayor medida a fortalecer el Estado de bienestar, tal y como establece el principio de progresividad fiscal recogido en el artículo 31 de nuestra Constitución.
Solo así construiremos una sociedad en la que los derechos no dependan del bolsillo, sino del compromiso colectivo con la justicia redistributiva.

domingo, 13 de abril de 2025

China y el PP

 

Pedro Sánchez, presidente de una España soberana
Pedro Sánchez, presidente de una España soberana

Hace meses que Pedro Sánchez tenía previsto su viaje oficial a China. No fue improvisado. No responde a ninguna provocación geopolítica repentina. Sin embargo, un beligerante y vengativo Trump cambió el contexto. En medio del aumento de tensiones comerciales entre Estados Unidos y el resto del mundo, especialmente con el gigante asiático —con advertencias tan torpes como la del secretario de Estado estadounidense, quien aseguró que «acercarse a China sería como cortarse el cuello»—, la visita del presidente español se ha convertido para los carcas en una supuesta traición a los intereses occidentales.
Se olvidan de que España es un país soberano. Y lo sigue siendo gobierne quien gobierne. No puede —ni debe— plegarse a los designios de ninguna potencia extranjera, por muy aliada que sea. Lo que hace Pedro Sánchez no es otra cosa que ejercer una política exterior autónoma, responsable, y en este caso, también alineada con la UE, como abanderado de una posición común europea, en contacto directo con la presidenta de la Comisión, Úrsula von der Leyen, que pronto también visitará China.
No es la primera vez que un presidente del Gobierno español pisa suelo chino para reforzar lazos comerciales. Aznar lo hizo. También Rajoy. Incluso Feijóo, cuando era presidente de Galicia, viajó para buscar acuerdos e inversiones. Ninguno de esos periplos fue tildado de sumisión ni de error estratégico. ¡Ah!, pero cuando lo hace la izquierda, las voces del PP se alzan con hipocresía, mentiras y sumisión al poderoso.
La crítica no se basa en el fondo, sino en el autor. Si Sánchez hubiera cancelado el viaje por presión estadounidense, también lo habrían acusado de rendir la soberanía española a intereses ajenos. Y eso es precisamente lo que está en pasando: una visión instrumental de la política exterior, utilizada como munición para el combate interno. El PP siempre tiene que criticar.
Es muy preocupante el tic automático con el que el PP responde a cada movimiento del Ejecutivo. No hay análisis, ni propuesta alternativa. Solo crítica automática, desgaste constante, falta de respeto, búsqueda del titular fácil. A esto se suma el discurso aún más estridente de Ayuso, que convierte todo en nauseabundo campo de batalla ideológico, donde rinde pleitesía al poderoso y pisotea al débil.
España no puede permitirse ese tipo de política. Y menos cuando el tablero internacional exige inteligencia estratégica, autonomía y visión a largo plazo. En lugar de arrastrarse ante las amenazas de Washington o de usar cada viaje para desgastar al rival político, haríamos bien en exigir altura de miras a quienes aspiran a gobernar.
Porque la soberanía se defiende con hechos, no con discursos huecos, banderitas ni pulseritas.

jueves, 10 de abril de 2025

¿Qué hace Hungría en la UE?

 

La UE debe cuidar el respeto de los tratados internacionales
La UE debe cuidar el respeto de los tratados internacionales

Todos los países de la Unión Europea han ratificado el Tratado de Roma de 1998 y, por tanto, están sujetos a la jurisdicción de la Corte Penal Internacional (CPI), especialmente en lo que respecta a la lucha contra la impunidad de crímenes internacionales, como genocidio, crímenes de guerra, y otros. Por ello, me sorprendió enormemente que Hungría recibiese al criminal de guerra Netanyahu sin detenerlo, cuando es su deber hacerlo y entregarlo a la CPI, que lo busca por crímenes de guerra y de lesa humanidad. Y no contento con esto su presidente, el ultraderechista Viktor Orbán, anunció la retirada de Hungría de dicha institución.
Las leyes y las instituciones internacionales son mecanismos civilizados que nos hemos impuesto colectivamente para resolver conflictos y evitar la barbarie. No podemos elegir respetarlas solo cuando nos conviene ni amenazar con despreciarlas o abandonarlas en función de intereses políticos.
Frente a esta situación, cabe preguntarse: ¿qué hace Europa ante este desafío? ¿Por qué no expulsa a Hungría de la Unión Europea? ¿Y la CPI? ¿Pondrá en búsqueda y captura a Orbán por encubridor?
Algunos me dirán: “Pobres húngaros, ¿qué culpa tienen?”. Su “pecado” radica en haber votado a un líder que ha pisoteado los principios democráticos fundamentales. Mientras el encubridor Orbán continúe en el poder, Hungría no debería formar parte de la UE. Y cuando el pueblo húngaro elija a un presidente que respete la democracia y los principios fundamentales que la Unión Europea defiende, podrá solicitar su reincorporación, y será aceptado nuevamente. Pero hasta entonces, su lugar está lejos de la comunidad europea.

domingo, 6 de abril de 2025

La Internacional Reaccionaria y Fascista

 

El PP, caído en la trampa de Vox, también ha entrado en la Internacional Reaccionaria y Fascista
El PP, caído en la trampa de Vox, también ha entrado en la Internacional Reaccionaria y Fascista

Marcados por el resurgimiento de movimientos fascistas y reaccionarios que se expanden por todo el mundo, vivimos tiempos cada vez más oscuros. Este abominable fenómeno no se da en un universo paralelo, sino que es una realidad tangible, que alimentan líderes con ansias imperialistas que responden a intereses financieros privados y ven la política no como un medio para mejorar la vida de las personas, sino como un negocio para enriquecer a unos pocos a costa del bienestar colectivo.
Esta Internacional Reaccionaria busca consolidar un nuevo orden donde las grandes corporaciones dominen el mundo y, en lugar de promover el bienestar social, su objetivo es someter a las sociedades a una estructura de poder extremadamente jerárquica, con un pequeño grupo de magnates tecnológicos erigidos como señores feudales modernos. Desde sus posiciones de poder, estos magnates pretenden gobernarnos mientras dictan nuestras vidas y decisiones a través de sus vastos imperios empresariales. Si lo logran, la promesa de progreso y prosperidad se desvanecerá, dejando a la mayoría de la población como simples siervos, dependientes de la protección y las migajas interesadas que nos arrojen unos pocos privilegiados.
Lo que está en juego es mucho más que una lucha económica; es una guerra por la propia democracia. Este auge del fascismo se alimenta de una profunda degeneración moral, que busca desmantelar las bases democráticas y reemplazarlas por un régimen de autocracia plebiscitaria, donde el poder ya no se base en la voluntad del pueblo, sino en una manipulación sistemática que aliene a las mayorías en favor de intereses elitistas.
El peligro de este movimiento no radica solo en su naturaleza autoritaria, sino en el daño irreversible que ya causa en el tejido social y político. Si permitimos que el fascismo siga ganando terreno, nos enfrentaremos a una regresión histórica, donde los avances en derechos humanos y democráticos se desmoronen, dejando un futuro sombrío de control absoluto y opresión.
Es crucial permanecer alertas para defender la libertad, la justicia y la igualdad ante la creciente amenaza de este nuevo totalitarismo.

miércoles, 2 de abril de 2025

El gen necio XII

 

Cada vez más necios
Cada vez más necios

El virus de la desinformación se propaga cual plaga sin escrúpulos, y así el gen necio se expande y multiplica por el mundo.

–El universo y la vida fueron creados por Dios hace entre 6.000 y 10.000 años.
–¡No!, ¿qué dices? El universo tiene 13.800 millones de años, la Tierra 4.500 millones y los primeros vestigios de vida microbiana sobre su superficie surgieron hace unos 3.500 millones de años y, a partir de ahí, fue evolucionando.
–¡Anda ya! La vida es demasiado compleja para haber surgido por procesos naturales, fue diseñada por Dios en su forma actual y, por tanto, es mentira que evolucionaran a partir de formas más simples.
–Si aplicáramos a tu creencia el método científico, no aguantaría ni un minuto. La evidencia nos dice que todos los seres vivos están emparentados y han ido divergiendo a partir de un ancestro común y transformándose durante millones de años. La evolución es un fenómeno natural paulatino probado que puede observarse y experimentarse.
–Estás loco. ¿Cómo osas contradecir lo que la Biblia divulga?

Lo dicho: el gen necio.

miércoles, 26 de marzo de 2025

¡Con un par…!

 

Los cojones son la medida del PP para todo
Los cojones son la medida del PP para todo

Así de crecido, orgulloso y envalentonado está un Mazón que aconseja al presidente Sánchez que, «si tú no tienes lo que tienes que tener»… lo que continúa carece de importancia en esta genial frase de enorme calado filosófico y repleta de sabiduría ancestral.
Y no se equivoquen, no. No se trata del secreto de la felicidad, ni de esos pequeños detalles que hacen que la vida realmente merezca la pena, no, no. Se refiere a lo que todo hombre –y por extensión la humanidad– necesita: esos nobles y gloriosos atributos, ese par de pelotas que, según el sabio, machirulo y testosterónico autor de la frase, deben ser tan gordas, tan imponentes, tan… tan descomunales que no hay más razón
Porque, claro, ¿quién necesita un corazón lleno de bondad o una mente brillante, si no tienes lo que tienes que tener? ¿De qué sirve ser una persona decente, empática, que asume responsabilidades, si no posees ese par de cojones, esos dos inmensos baluartes de la virilidad, que parecen ser la medida exacta del valor de sus ideas en esta vida? ¡Ah! Qué importa si eres un genio en física cuántica o un poeta que conmueve a las masas... Si no tienes lo que tienes que tener, no eres nadie y lo demás no merece la pena.
Esta filosofía tan sincera, de tan vital importancia no hace más que subrayar los valores que realmente rigen el pensamiento del PP: ¡Con un par!

domingo, 23 de marzo de 2025

Feijóo, el gran moderado, abraza a Vox

 

El PP, como franquista que es, sigue empañado en dejarse atrapar por VOX
El PP, como franquista que es, sigue empañado en dejarse atrapar por VOX

¡Vaya sorpresa! Tras tachar de «sectarismo climático» y «dictadura activista» todo lo que huele a conciencia medioambiental, y de asistir como espectador al apretón de manos de Mazón con Vox, Feijóo, tan firme como siempre, no ha tenido más remedio que agachar la cabeza. Aunque en el fondo, como es lo que piensa pero no se atreve a decir en voz alta, lo celebra sin tapujos: ¡un rotundo abrazo al ideario fascista, trumpista y negacionista que tanto le inspira!
Y es que, ¿quién necesita políticas para combatir el cambio climático, la tragedia migratoria o la memoria histórica pudiendo abrazar la «sabiduría» de Vox? El cambio climático, para qué preocuparse por eso, si lo que realmente importa es vincular inmigración con delincuencia, ¿verdad, señor Feijóo? Total, si el PP ya votó el Pacto Verde Europeo, ¿qué importa ahora derribarlo?
El PP, al vender su alma a Vox que niega la realidad de la emergencia climática causante de la trágica dana junto a la inacción de Mazón, pone en peligro no solo la vida de ciudadanos, sino sus patrimonios y la propia economía. Y no contentos con eso, quiere expandir su genial visión negacionista, fascista y xenófoba a otras comunidades.
¡Es un plan tan sumamente brillante que da pánico!