sábado, 20 de junio de 2015

Jubilación viene de júbilo

Madrid, 24 de febrero de 1994

Dejar de trabajar representa una alegría. ¿Alguien lo duda?. Jubilación viene de júbilo. ¿Quién no ha pensado alguna vez cuando me jubile haré esto o lo otro?
Hoy, sin embargo, parece que ese júbilo que nos debería dar la jubilación, se verá truncado cuando, allá por el 2.020 (siempre y cuando no nos jubilen antes, cosa por otro lado cada vez más probable), en vez de hacer esto o aquello, nos vayamos a mendigar a las puertas de las Iglesias que, seguirán siendo uno de los pocos luga­res de la gran urbe donde se respire ambiente solidario.
Bien, ¡que remedio! A lo peor así tendrá que ser si no hacemos nada para remediarlo; pero, lo recalcitrante del caso, es que nuestro ministro de Economía ha demostrado tener grandes dotes proféticas. Pero no, señor ministro, no le pagamos para que haga profecías sino para que busque soluciones, cosa nada fácil. No obs­tante, creo que si se usa el sentido común (que, como alguien dijo, es el menos común de los sentidos) podremos ver meridianamente lo que está ocurriendo ahora mismo gracias, en su mayor parte, a las multinacionales que, con el consentimiento del Gobierno, tan solo buscan la reducción de puestos de trabajo para lograr más y más beneficios (son insaciables).
Es relativamente sencillo, haciendo uso de nuevo del sentido común, extraer una conclusión que nos abra una vía a la esperanza. De lo contrario, permanez­camos cruzados de brazos y oigamos dentro de dos años, o quizás antes, que quien se jubile en la frontera del año 2.000 no podrá cobrar su pensión.

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