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lunes, 21 de abril de 2025

Si quiere impuestos justos vote con cabeza

 

Votar es un acto cívico que requiere una gran responsabilidad
Votar es un acto cívico que requiere una gran responsabilidad

Los impuestos no son un castigo: son la base de una sociedad más justa. Por eso el mantra populista de bajar impuestos que la derecha repite infatigablemente, es una trampa. Aunque reducir impuestos a las clases trabajadoras es más que deseable, solo debe hacerse cuando las grandes fortunas y corporaciones tributen de forma justa y efectiva como el común de los mortales. Según el informe Oxfam Intermón de 2023, publicado en el marco de la Asamblea General de las Naciones Unidas, con datos proporcionados por UBS, el 1% más rico de la población mundial posee más riqueza que el 95%.
Ante semejante obscenidad, cabe preguntarse: ¿por qué quienes más sufren la precariedad respaldan opciones políticas que encubren recortes al Estado de bienestar?
La respuesta está en el discurso, seductor pero engañoso, que los conservadores usan como bandera sobre la bajada de impuestos; pero omiten que los recortes afectan a servicios fundamentales como la sanidad, la educación o las pensiones con efectos devastadores para la mayoría. Por tanto, no debemos votar a quienes nos bajan unas migajas en impuestos, mientras perdonan ingentes cantidades a los más poderosos a base de recortar servicios. Tenemos que entender que con los impuestos se financian hospitales, colegios, pensiones, infraestructuras, programas de desempleo y políticas de igualdad. Y, sobre todo, debemos votar con conciencia a aquellos que defienden que los grandes poderes –empresas e individuos– que más tienen –y tienen más porque obtienen beneficios desproporcionados a través de prácticas abusivas, fijando precios muy por encima de lo ético por sus productos, de ahí las cifras milmillonarias–, contribuyan de manera justa y en mucha mayor medida a fortalecer el Estado de bienestar, tal y como establece el principio de progresividad fiscal recogido en el artículo 31 de nuestra Constitución.
Solo así construiremos una sociedad en la que los derechos no dependan del bolsillo, sino del compromiso colectivo con la justicia redistributiva.

jueves, 17 de abril de 2025

El gen necio XIII

 

Los necios: un peligro para las democracias
Los necios: un peligro para las democracias

El virus de la desinformación se propaga cual plaga sin escrúpulos, y así el gen necio se expande y multiplica por el mundo.

–Este Gobierno pretende intervenir el mercado de la vivienda y pisotea la libertad de mercado. El mercado se regula a sí mismo.
–Oye, el derecho a una vivienda digna no es algo negociable. Se recoge en nuestra Constitución y los poderes públicos deben luchar contra la especulación. Todos los seres humanos han de tener acceso a un lugar donde vivir sin tener que enfrentarse a precios desorbitados que los obliguen subsistir en condiciones impropias. La vivienda no puede ser vista como simple mercancía y, aún menos, como producto de lujo. Es un derecho básico que está fundamentalmente ligado al bienestar y la seguridad de las personas. Por eso es urgente limitar los precios e instituir políticas públicas que regulen el mercado y promuevan viviendas sociales.
–No, la solución no está en intervenir el mercado. Si se lo deja funcionar libremente, los precios se ajustarán. La competencia genera eficiencia y, al final, si hay más demanda de viviendas, los promotores construirán más, lo que hará que los precios bajen.
–El mercado solo se preocupa por maximizar las ganancias. Y lo que estamos viendo desde hace décadas es una especulación inmobiliaria infernal que está dejando a miles de personas sin acceso a una vivienda. Los precios suben sin control, mientras los salarios no siguen el ritmo.
–Lo mejor es un mercado libre para permitir la entrada de constructores privados, que son los que pueden generar soluciones más rápidas y efectivas.
–Hoy tenemos un problema estructural profundo que requiere soluciones urgentes y políticas públicas claras. Si seguimos esperando a que el mercado se “ajuste”, habrá más gente sin casa. La vivienda digna debe ser un derecho para todos, no una mercancía para unos pocos.
–No estoy de acuerdo. ¡Viva la libertad de mercado!

Lo dicho: el gen necio.

domingo, 2 de febrero de 2025

Feijóo ante el problemón de la vivienda

 

En cualquier asunto, Feijóo y el PP, solo se mueven por tacticismo electoral o para beneficio de las élites
En cualquier asunto, Feijóo y el PP, solo se mueven por tacticismo electoral o para beneficio de las élites

Sostiene Feijóo que, en materia de vivienda, «no se puede perder un minuto más». Pues ya va, al menos, con 8 meses de retraso.
Tras las críticas a su reciente plan, que consideraba la vivienda como un negocio y no como un derecho, ahora quiere presentar una ley que es parecidísima a la que el PSOE consensuó con ayuntamientos y comunidades autónomas, y que hace 8 meses él mismo tumbó pocos minutos antes del pleno que la iba a tramitar. En aquel momento Feijóo, y como hace siempre, pensó más en sí mismo, para infligir la primera derrota al Gobierno, en lugar de pensar en la gente.
Al igual que con el reciente decreto ómnibus –del latín, que significa “para todos”–, a Feijóo –a quien cada día sus halcones le mueven más la silla– no le importan nada los problemas de los ciudadanos y se mueve por puro tacticismo electoral.

domingo, 19 de enero de 2025

PP: cómo gestar otra burbuja inmobiliaria

 

Feijóo dispuesto a crear otra burbuja inmobiliaria
Feijóo dispuesto a crear otra burbuja inmobiliaria

Como para el PP la vivienda es un negocio especulativo y no un derecho constitucional, Feijóo propone una receta ultraliberal y prácticamente idéntica a la que nos llevó al pelotazo y posterior estallido de la burbuja inmobiliaria de 2008 con su correspondiente crisis: bajar impuestos en la compra –incrementa el precio y trasvasa dinero de todos a manos privadas–, liberalizar el suelo, facilitar la privatización de vivienda pública y libre mercado.
En resumen, a pesar de los agobios de la gente para lograr vivienda por el alza generalizada y desorbitada de precios, los principales ingredientes de su rancia receta son los pelotazos: que usted quiere construir, tranquilo, nosotros le damos suelo público y abaratamos sus costes; que usted quiere comprar, no se preocupe, nosotros le ayudamos tenuemente y que la ayuda se la lleve el que vende porque sube el precio; y, por si quedan dudas, que la ley de la oferta y la demanda impere en el mercado, como hasta ahora con el resultado conocido de los ricos… más ricos.
De nuevo el PP se aleja del modelo europeo y abraza el neoliberal –que solo funciona para potentados– de Milei.

domingo, 21 de abril de 2024

Garamendi, ultraliberal 2.0


 

Garamendi 2.0 (ultra... liberal)
Garamendi 2.0 (ultra... liberal)
Reclama Garamendi «en interés de la transparencia, que los trabajadores deberían recibir sus cotizaciones e ingresarlas en la Seguridad Social». En el fondo de estas palabras pronunciadas por el alto representante de la patronal, subyace un viejo adagio del ideario ultraliberal: el fomento del negocio privado por encima de todo, aún a costa de la salud y la vida de la gente.  Es decir, lo que abogan los ultraliberales es fuera impuestos, yo le pago, y usted cotice y contrate con quien quiera –costoso para el ciudadano, boyante para los negocios, como se demuestra en EE.UU.– y, si el día de mañana enferma y tiene que vender su casa para pagar el hospital, o solicitar un crédito para que su hija vaya a la universidad, o que cuando se jubile se convierta en pobre de solemnidad, o…, es su problema.
Ya que estamos abogando por la «transparencia», ¿por qué no se ingresa en la nómina de los trabajadores los beneficios empresariales y que estos los abonen a sus empresas para que «sean conscientes» de cómo, en demasiadas ocasiones, los sangran?
Menos demagogia, señor Garamendi.

miércoles, 19 de julio de 2023

¡Estoy harto de la política!

 

La continua bronca de la derecha desmoviliza a mucha gente de la política

Cada vez que se oye esta matraca, seguida de la desmotivadora frase de «todos son iguales», se insinúa que dará igual quién salga de las urnas, favoreciendo la abstención y el voto tradicionalista que beneficiará a los conservadores. Detrás se percibe la excelente tarea de desprestigio institucional que lleva a cabo toda la derecha –«política, judicial y mediática»–. Es una labor quirúrgica de desinformación que, cual «tortura de la gota china», erosiona y daña incesantemente la confianza en los políticos sabiendo que la derecha, por muy harta que esté, siempre vota. Solo le importa lograr el poder a toda costa. Y si para ello hay que jugar con pólvora y deteriorar la democracia, que no les gusta –hay tantas pruebas: deslegitimar al Gobierno, incumplir la Constitución, ensalzar el franquismo…–, el posible fin lo considerarán simple «daño colateral». Cuando se embarra todo, el hastío ciudadano alimenta la abstención que corroe las instituciones.
Las fake news, infundios, farsas y sandeces que cada día pueblan las redes por millares son manipulaciones de engatusadores ideológicos para apartar y no debatir de lo que importa a la gente.

jueves, 13 de julio de 2023

Pactos para avanzar… pactos para involucionar

 

PP y Vox nos quieren retrotraer a la noche de los tiempos
PP y Vox nos quieren retrotraer a la noche de los tiempos

Lo importante de un acuerdo es el contenido pactado; pero no es menos trascendente conocer bien con quién se firma la alianza; porque si se pacta con formaciones reaccionarias que, aunque dicen respetar los derechos humanos lo disimulan muy mal, querrán hacer políticas que retiren derechos y libertades conquistadas tras décadas de lucha. Así, trabajadores, mujeres, migrantes, sindicatos… estarán en el punto de mira de la reacción.
Ha habido un Gobierno de coalición que, con pactos de alto contenido social, ha mejorado España como nunca antes. Pero ahora, de ganar la derecha y por lo que estamos conociendo de boca de PP y Vox, habrá un pacto para destrozar y retroceder décadas de conquistas sociales y políticas; porque en comunidades y ayuntamientos se han firmado acuerdos entre la ultraderecha y la derecha extrema para retroceder. Ya están estigmatizando al colectivo LGTBI, quitando derechos a las mujeres, eliminando carriles bici a costa de nuestra salud y censurando la cultura. Y no van a parar ahí, después vendrán el pin medieval, la negación climática…
Escojan qué España quieren.

viernes, 12 de mayo de 2023

El PSOE y las subvenciones

 

Hay que construir vivienda pública, las subvenciones encarecen el mercado
Hay que construir vivienda pública, las subvenciones encarecen el mercado

El PSOE no aprende y cae, una y otra vez, en las añagazas económicas liberales que le tiende el PP. Tras subvencionar los combustibles o los alimentos, medidas que solo sirvieron para que los distribuidores ganaran más con el dinero de todos, ahora pretende beneficiar el negocio privado de los bancos y las constructoras, avalando el 20 % de los créditos hipotecarios a jóvenes. Es una medida que se ha demostrado contraproducente –véase informe del Parlamento Británico– y que escalará precios. Ni siquiera beneficiará a quienes va dirigida al encarecer la compra. La solución válida es construir vivienda social de alquiler a bajo precio para erigir un gran parque público que siempre sea propiedad del Estado.
Subvencionar la compra de casas, revaloriza el disparatado mercado que ya, de por sí, está disparado. Esta decisión, lamentablemente camina en la dirección contraria a la reciente Ley de la Vivienda: destina fondos públicos a financiar negocios privados.

miércoles, 26 de abril de 2023

El derecho a la vivienda

 

La vivienda debe pasar a ser un derecho de verdad
La vivienda debe pasar a ser un derecho de verdad

Por primera vez en la España democrática el Gobierno legislará la materia. Y lo único que se le ocurre a Feijóo es reprochar con mentiras –«Zapatero eliminó la deducción de vivienda habitual» cuando fue Rajoy– y plantear una receta fallida –«Construir más vivienda porque, a más vivienda, más bajan los precios»–.
Entre 2005 y 2007 se edificó en España más que en el resto de la UE y el resultado lo conocemos: el precio de la vivienda subió como la espuma y el pelotazo inmobiliario llevó a una de las peores crisis económicas motivado por el estallido de la burbuja que había creado.
En los ochenta casi la mitad de la vivienda construida era social. Con la llegada de Aznar al poder en el 96 y su privatizadora Ley del Suelo del 98, se paraliza la construcción de vivienda social y el precio de los hogares, que se erigen a raudales, no para de subir al percibirse como inversión especulativa.
Todos los países de nuestro entorno tienen muchísima más vivienda social. Para alcanzarlos, no debería subvencionarse la compra de casas –encarece el mercado–, y destinar ese dinero a levantar vivienda social, penando la venta de la misma a fondos buitres como sí hizo el PP y topar los pisos turísticos.

lunes, 17 de abril de 2023

Una ley necesaria

 

La población es casi unánime: hay que poner coto al mercadeo inmobiliario
La población es casi unánime: hay que poner coto al mercadeo inmobiliario

El otro día escuchaba la SER y me quedé desconcertado por la rotundidad de los datos que brotaban del barómetro de opinión que habían realizado sobre la vivienda. Independientemente de a quien vote cada cual, y contrariamente a lo que yo pensaba, resulta que entre la población hay bastante sintonía: el 86% apoya que se instaure un gran parque de vivienda social de alquiler; el 81% que se intervenga el mercado de la vivienda y el 75% está de acuerdo en limitar precio del alquiler.
Con tan rotundos datos, la Ley de vivienda que se aprobará debe recoger las demandas ciudadanas. Seguro que si se la escucha encontrará su aprobación y tendrá correspondiente reflejo en las urnas.
A por ello con arrojo, sin dudarlo y legislando con mucha valentía y absoluta cautela para evitar efectos no buscados.

miércoles, 22 de febrero de 2023

Vivienda, ¿mercancía especulativa o derecho?

 

Es hora, y vamos tarde, de dar sentido al derecho recogido en nuestra Constitución
Es hora, y vamos tarde, de dar sentido al derecho recogido en nuestra Constitución

Cuando el capitalismo ignora la ética y su ansia de dinero no conoce límites, es oportuno ponerle coto. En España, gran parte de la vivienda va a parar a oportunistas fondos de inversión y a manos extranjeras que, al considerarla una mercancía más, adulteran el mercado para especular y recolectar rentabilidades desorbitadas.
La escalada vertical de los precios que conlleva, tanto de alquiler como de compra, hace que el acceso de la gente corriente a un hogar se torne inalcanzable.
Con el fin de controlar estas alzas manipuladas que imposibilitan la consecución de un derecho, Nueva Zelanda y Holanda hace tiempo y Canadá recientemente, han prohibido adquirir bienes inmuebles a los extranjeros no residentes. La izquierda portuguesa hará lo mismo.
Urge un remedio para que lo constitucional deje de ser utopía. La ley de vivienda que se apruebe ha de ser valiente, y acompañarla de un gran parque de pisos públicos que rebaje los precios y retorne el sentido al derecho recogido en nuestra Constitución.

viernes, 8 de octubre de 2021

Ley de la Vivienda y anticonstitucionalistas

 

Garamendi y Casado: dos anticonstitucionalistas
Garamendi y Casado: dos anticonstitucionalistas
No solo nuestra Constitución en su artículo 47 recoge el «derecho a disfrutar de una vivienda digna», sino que siendo más explícita insta a que «los poderes públicos promuevan las condiciones necesarias y establezcan las normas pertinentes para hacerlo efectivo». También, la Declaración Universal de Derechos Humanos, artículo 25.1, que España se comprometió a acatar, aboga por asegurar la vivienda. Además, la Carta de Derechos Fundamentales de la UE, artículo 34.3 reconoce el derecho a ayudas para la vivienda.
Así que no, señores Garamendi y Casado, no digan que la nueva Ley de Vivienda «atenta contra el derecho a la propiedad, reconocido en la Constitución». Todo lo contrario. Lo que la Ley de la Vivienda anhela, es garantizar el cumplimiento del mandato constitucional. No sean anticonstitucionalistas. Saben que la Carta Magna, en su artículo 128, determina asimismo que «toda la riqueza del país en sus distintas formas y sea cual fuere su titularidad está subordinada al interés general».

sábado, 20 de marzo de 2021

Ley de Vivienda

 

El Estado necesita tener músculo financiero. No se puede regalar dinero a quien más tiene
El Estado necesita tener músculo financiero. No se puede regalar dinero a quien más tiene
A pesar de que nuestra Carta Magna aboga por una vivienda digna, la contundente realidad es que, con los alquileres de grandes y pequeños inversores a la caza de rentabilidades desorbitadas, el desbocado sector inmobiliario está por las nubes imposibilitando el techo a mucha gente. Por eso España es el país europeo donde más tarde se independizan los jóvenes –32 años vs 26 de la media europea–. Para poner fin a este atropello, debe aprobarse leyes regulatorias, como en Europa, y ejecutar un gran parque de vivienda pública a un coste muy por debajo del lucrativo abuso inversor que fuerce a bajar precios.
Lo que no es de recibo, ya que España recauda 7 puntos menos del PIB que la media de la UE, 12 menos que Francia, o 6 menos que el dechado alemán, es que el Estado regale 1.000 millones a quienes tienen pisos para alquilar, porque cuando vienen mal dadas como ahora, no puede hacer frente a las muchas necesidades, como sí hacen Alemania o Francia, países con poderoso músculo fiscal.