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El mundo está a punto de cocerse |
Se veía venir: 2024, con un aumento de un grado y medio –rebasando así la temible barrera del límite de seguridad de 1,5 °C en la temperatura del planeta con respecto a la era preindustrial– ha sido el año más cálido en el globo desde que hay registros y, como a causa de la inacción política, en gran medida debido a los negacionistas que embisten a la ciencia y su método científico de observación, experimentación y análisis verificable –el PP , copiando a Vox, también es negacionista y Feijóo denuncia lo que llama «sectarismo climático»–, no se está haciendo casi nada para reducir los gases de efecto invernadero, la cruda realidad mostrará su rostro más implacable: sequías, lluvias torrenciales como la DANA en España, desertización, hambrunas, migraciones, megaincendios como el de Los Ángeles, subida del mar, exterminio de especies, temperaturas extremas… y también en los océanos se ha batido el récord de calor. Por eso urge una gran transición energética global.
Pero soy realista y sé que nuestra vida se complicará con el segundo mandato de Trump y con el capital abandonando sus compromisos medioambientales para acercarse al poder de oligarcas y plutócratas negacionistas, como ha sucedido con Blackrock, primer fondo de gestión de activos e inversiones del mundo, que rompe el compromiso de que sus fondos fueran de cero emisiones en 2050.
Asimismo, el pasado enero afianza la tragedia y se convierte en el más cálido registrado nunca en todo el mundo. Cada vez me duele más la Tierra que vamos a legar a nuestros descendientes. Por ello parafraseo a Charlton Heston en “El planeta de los simios” y, pensando en estas criaturas inocentes, proclamo a viva voz: ¡Estáis a punto de destruirlo! ¡Yo os maldigo negacionistas, maldigo vuestra contaminación, os maldigo a todos!