14 de agosto de 1997.
Cuando compramos tal producto o contratamos tal servicio, confiamos que el precio pagado se halle dentro de límites mínimamente razonables. Pues bien, parece que no siempre es así a juzgar por las noticias que continuamente asaltan las secciones de economía de los medios de comunicación, en las que se puede advertir claramente cómo determinadas empresas declaran, año tras año, cifras de beneficios que sobrepasan ampliamente el escándalo en un mundo que tiene hambre.
Y es, precisamente, a tenor de estos beneficios astronómicos de donde se deduce haber estado pagando más de lo éticamente justo.
Ahora bien, si no ha sido el abuso premeditado lo que ha primado en estas empresas cuando sus flamantes consejos de administración aprobaron sus ambiciosos presupuestos, que nos aclaren cómo han conseguido esos abultados rendimientos. De lo contrario sus clientes, y también sus empleados con sueldos netamente inferiores a los que deberían haber sido, nos sentiremos alevosamente engañados.
Cuando compramos tal producto o contratamos tal servicio, confiamos que el precio pagado se halle dentro de límites mínimamente razonables. Pues bien, parece que no siempre es así a juzgar por las noticias que continuamente asaltan las secciones de economía de los medios de comunicación, en las que se puede advertir claramente cómo determinadas empresas declaran, año tras año, cifras de beneficios que sobrepasan ampliamente el escándalo en un mundo que tiene hambre.
Y es, precisamente, a tenor de estos beneficios astronómicos de donde se deduce haber estado pagando más de lo éticamente justo.
Ahora bien, si no ha sido el abuso premeditado lo que ha primado en estas empresas cuando sus flamantes consejos de administración aprobaron sus ambiciosos presupuestos, que nos aclaren cómo han conseguido esos abultados rendimientos. De lo contrario sus clientes, y también sus empleados con sueldos netamente inferiores a los que deberían haber sido, nos sentiremos alevosamente engañados.
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