Madrid, 25 de septiembre de 1996
Ya lo dice el refranero popular que, en materia de sabiduría llana resulta todo un portento: ‘No hay peor ciego que el que no quiere ver’. Esto viene a cuento por la desazón que en mi ánimo han producido las declaraciones de José Luis Montes Tallón (escríbase con todas sus letras para que el mundo quede enterado), presidente de la Confederación Empresarial de la Provincia de Alicante, en el sentido de que hay que limpiar esta ciudad de mendigos y basura. Sí, ha leído usted bien, no sólo dice nuestro ilustre caballero que hay que limpiar la ciudad de la pobreza que ellos en muchos casos han generado, la mendicidad, sino que lo hace además, y esto es alevosía, equiparando a las personas con la basura y, adornándolo todo ello, con otra serie de lindezas similares.
Cuando veo cosas así, mi confianza en el género humano salta dinamitada por los aires, sacudida hasta lo más profundo de sus cimientos. ¡Claro, hombre, claro! Resulta molesto estar viendo el detritus de la mala limpieza que hemos hecho en nuestros negocios para obtener más beneficios, sobre todo si, este detritus, tiene la desvergüenza de pasear por delante de la puerta de nuestra confortable vivienda y recordarnos, alguna que otra vez, incluso cuando disfrutamos de una cerveza en una terraza, que tiene hambre pidiéndonos limosna.
No obstante le diré, señor Montes, que si uno tiene la conciencia tranquila en este tema, resulta más llevadero, aunque irritante por lo injusto, ver la mendicidad que otros generan. Lo malo resulta que, cuando no tenemos ni conciencia porque ésta se nos fue por el desagüe en la última limpieza que hicimos del negocio, los mendigos nos molestan.
Y, volviendo al refranero, otro más, para apostillar a este ciego por conveniencia ahora que se lamenta neciamente de algo que era obvio que él, entre otros, ha contribuido a crear: ‘Aquellos polvos trajeron estos lodos’.
Ya lo dice el refranero popular que, en materia de sabiduría llana resulta todo un portento: ‘No hay peor ciego que el que no quiere ver’. Esto viene a cuento por la desazón que en mi ánimo han producido las declaraciones de José Luis Montes Tallón (escríbase con todas sus letras para que el mundo quede enterado), presidente de la Confederación Empresarial de la Provincia de Alicante, en el sentido de que hay que limpiar esta ciudad de mendigos y basura. Sí, ha leído usted bien, no sólo dice nuestro ilustre caballero que hay que limpiar la ciudad de la pobreza que ellos en muchos casos han generado, la mendicidad, sino que lo hace además, y esto es alevosía, equiparando a las personas con la basura y, adornándolo todo ello, con otra serie de lindezas similares.
Cuando veo cosas así, mi confianza en el género humano salta dinamitada por los aires, sacudida hasta lo más profundo de sus cimientos. ¡Claro, hombre, claro! Resulta molesto estar viendo el detritus de la mala limpieza que hemos hecho en nuestros negocios para obtener más beneficios, sobre todo si, este detritus, tiene la desvergüenza de pasear por delante de la puerta de nuestra confortable vivienda y recordarnos, alguna que otra vez, incluso cuando disfrutamos de una cerveza en una terraza, que tiene hambre pidiéndonos limosna.
No obstante le diré, señor Montes, que si uno tiene la conciencia tranquila en este tema, resulta más llevadero, aunque irritante por lo injusto, ver la mendicidad que otros generan. Lo malo resulta que, cuando no tenemos ni conciencia porque ésta se nos fue por el desagüe en la última limpieza que hicimos del negocio, los mendigos nos molestan.
Y, volviendo al refranero, otro más, para apostillar a este ciego por conveniencia ahora que se lamenta neciamente de algo que era obvio que él, entre otros, ha contribuido a crear: ‘Aquellos polvos trajeron estos lodos’.
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