jueves, 25 de febrero de 2016

El viraje al naranja del PSOE


El PSOE vira hacia el naranja de Ciudadanos
El PSOE vira hacia el naranja de Ciudadanos
Hace años que el PSOE inició su voluntaria y particular deriva al centro del tablero político español. Ahora da un paso más y, en un suicidio político anunciado, se desplaza del rojo hacia el naranja liberal, dirigiéndose a bastiones hasta hoy ocupados por la derecha.
En su pacto con Ciudadanos, partido de derechas según manifiestan los españoles en el barómetro del CIS, ha renunciado a muchos de sus principios y desechado algunas promesas electorales, como eran la derogación de la última reforma laboral y la llamada “Ley Mordaza”, por cierto duramente criticada en el último informe de Amnistía Internacional. Pero el PSOE no quiere reconocer este taimado proceder y, en lugar de asumirlo y sostenerlo, ataca a Podemos equiparándolo al PP por ser coherente y no apoyarlo en esta paulatina evolución derechista. Parece increíble que en este partido no hayan extraído la consecuencia de que sus pésimos resultados electorales llegan precisamente por eso, por haber traicionado sus principios. Hace años, y con Felipe González, se dijo que de su logo se estaban cayendo la S (socialista) y la O (obrero), quedándose sólo en PE (partido español).
Bien es verdad que no todo es malo en este pacto. Pero es tan poquito, tan exiguo que no es suficiente para un verdadero cambio. Si la investidura de Pedro Sánchez saliera adelante así, ocurriría lo que ya advirtió el fabulista romano Fedro: “En un cambio de gobierno, el pobre rara vez cambia de otra cosa que no sea el nombre de su amo”.
¡Ay, Carmena! ¡La que estás liando!
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Cambiando de tema, aunque el tema es candente y hace mucho tiempo que está ahí, el inclemente, duro y frío invierno hace mucho tiempo que llegó, señor Jean-Claude Juncker, presidente de la CE, y es duro de verdad para los que recorren como pueden los campos Europa, y sus palabras de tahúr, a estas alturas, resuenan pomposas, grandilocuentes, infladas, afectadas, hipócritas, engañosas, falsas, tramposas, insensibles, vacías, huecas y febles, mientras la ineptitud y dejación de funciones de su política europea, entre cuyas transcendentales obligaciones está el vinculante cumplimiento, desde 2009, de la Carta de los Derechos Fundamentales de la UE que, en su artículo 18 sobre el Derecho de Asilo reza: “Se garantiza el derecho de asilo dentro del  respeto de las normas de la Convención de Ginebra de 28 de julio de 1951 y del Protocolo de 31 de enero de 1967 sobre el Estatuto de los Refugiados y de conformidad con el Tratado constitutivo de la Comunidad  Europea”. Mientras, su desidia continúa azotando a miles y miles de refugiados, niños, jóvenes, adultos y ancianos que viven un innecesario y trágico calvario por los barrizales y costas de Europa que muchas veces acaba trocando su anhelo de paz por la lóbrega y fría tumba. Gobernantes de Europa: Asuman sus responsabilidades o que todas estas víctimas inocentes, incluidas las pequeñas vidas truncadas, atormenten sus adineradas pero pobres conciencias.
Me reitero en dos certidumbres:
• Nadie deja atrás sus raíces, su familia, sus amigos, su país, la tierra que le vio nacer, porque sí.
• Usted, señor Jean-Claude Juncker, usted que me lee en este preciso momento, y yo, haríamos lo mismo que ellos en idénticas circunstancias: buscar lo mejor para nuestra familia.
¡Qué monumental deshonra para esta vieja, acomodada e hipócrita Europa!

sábado, 20 de febrero de 2016

Los Mercados

Los Mercados neoliberales dictan nuestras vidas
Los Mercados dictan nuestras vidas
¿Por qué a quién no le toca gobernar un país pretende hacerlo de manera burda pensando que estamos en la inopia? La agencia de calificación Moody’s ha empeorado la nota de España al dar por finalizadas la “reformas económicas”, eufemismo empleado para efectuar recortes de derechos adquiridos a base de décadas de lucha sindical. Para que ésta y otras agencias mejoren su calificación a cualquier país ha de ser a fuerza de no redistribuir la riqueza entre la sociedad que la produce y entregársela sólo a los más ricos (ricos de verdad). Esto se traduce en abaratamiento del despido, creación de un ejército de parados, bajadas de salarios, privatización de empresas estatales para que la riqueza que producen se derive al sector privado repartiendo las ganancias entre los poderosos, reducción de impuestos a las grandes fortunas y grandes compañías, etc. Ha quedado demostrado que el libre mercado no garantiza la competencia ni la riqueza de todos, sino el monopolio y el beneficio de unos pocos. Lo de siempre, el neoliberalismo que, en contra de lo que algunos sostienen, no es una escuela económica sino una ideología, una filosofía, una religión, unos intereses, el diseño de la clase pudiente para conquistar el poder económico y político. Su doctrina es dogmática y, por tanto, sus propuestas tienen un carácter implacable, religioso, indiscutible, inapelable, no hay que dar explicaciones de sus enormes fracasos cuando llevan a la sociedad a la debacle, como en la crisis actual. Frustración para muchos, éxito para muy pocos. El objetivo cumplido: los ricos más ricos que antes, a costa de la inmensa mayoría, que es más pobre.
A quien pretende desenmascarar este poder casi omnímodo se le ataca sin piedad. Ha ocurrido muchas veces a lo largo de la historia. Por eso ahora le toca el turno a Podemos y todos los mecanismos se han disparado para hacerle el vacío. Patronal, prensa, ministros, agencias internacionales… los poderes, todos a una con una consigna muy clara: que no gobierne cueste lo que cueste. Todo vale: estrategia del miedo, difamación, mentira, presión a los posibles coaligados…
Esto ni es honesto, ni sensato. Las urnas se han pronunciado y si estamos dispuestos a aceptar esta imposición, y aquí quiero recordar que nuestra Constitución propone un modelo de sociedad y no de mercado, no sé para qué celebramos elecciones. Que dicten sus normas los Mercados sin tapujos.
 
¡Ay, Carmena! ¡La que estás liando!
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Cambiando de tema, el inclemente, duro y frío invierno hace mucho tiempo que llegó, señor Jean-Claude Juncker, presidente de la CE, y es duro de verdad para los que recorren como pueden los campos Europa, y sus palabras de tahúr, a estas alturas, resuenan pomposas, grandilocuentes, infladas, afectadas, hipócritas, engañosas, falsas, tramposas, insensibles, vacías, huecas y febles, mientras la ineptitud y dejación de funciones de su política europea, entre cuyas transcendentales obligaciones está el vinculante cumplimiento, desde 2009, de la Carta de los Derechos Fundamentales de la UE que, en su artículo 18 sobre el Derecho de Asilo reza: “Se garantiza el derecho de asilo dentro del  respeto de las normas de la Convención de Ginebra de 28 de julio de 1951 y del Protocolo de 31 de enero de 1967 sobre el Estatuto de los Refugiados y de conformidad con el Tratado constitutivo de la Comunidad  Europea”. Mientras, su desidia continúa azotando a miles y miles de refugiados, niños, jóvenes, adultos y ancianos que viven un innecesario y trágico calvario por los barrizales y costas de Europa que muchas veces acaba trocando su anhelo de paz por la lóbrega y fría tumba. Gobernantes de Europa: Asuman sus responsabilidades o que todas estas víctimas inocentes, incluidas las pequeñas vidas truncadas, atormenten sus adineradas pero pobres conciencias.
Me reitero en dos certidumbres:
• Nadie deja atrás sus raíces, su familia, sus amigos, su país, la tierra que le vio nacer, porque sí.
• Usted, señor Jean-Claude Juncker, usted que me lee en este preciso momento, y yo, haríamos lo mismo que ellos en idénticas circunstancias: buscar lo mejor para nuestra familia.
¡Qué monumental deshonra para esta vieja, acomodada e hipócrita Europa!

jueves, 18 de febrero de 2016

Ser radical no es delictivo ni deshonroso

Gandhi encabezando la Marcha de la Sal
Gandhi encabezando la Marcha de la Sal

Estoy molesto por el uso despectivo que se da al término “radical”, intentando equipararlo al de intolerante. Según la primera acepción que recoge la vigésimo tercera edición del Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua, radical es “perteneciente o relativo a la raíz de algo” y nuestros orígenes están en las raíces, ellas nos dan la vida y nos sustentan en momentos difíciles, por eso, en estos tiempos en que se prostituye hasta el lenguaje retorciendo el significado de las cosas, no está mal regresar a los inicios y ver lo que fuimos, mirar nuestras raíces. En su segunda significación dice de aquello “fundamental o esencial”, es decir lo que no sólo es importante sino que, además, es necesario. En su tercera acepción manifiesta de aquel “partidario de reformas extremas, especialmente en sentido democrático”. Y es al hilo de esta definición, en el momento que en la sociedad capitalista existen situaciones objetivas que perjudican claramente a la parte más débil de la población, cuando uno no puede andarse por las ramas, ni mantener posiciones “tibias” o equidistantes ni, como muchas veces ha ocurrido en nuestra reciente democracia, hacer ver que se van a cambiar las cosas para que no se cambie nada a mejor o, como decía con gran cinismo un personaje del escritor italiano Giuseppe di Lampedusa “Si queremos que todo siga igual, es necesario que todo cambie”. Precisamente por esto hay que ser radical y actuar yendo a la raíz del problema, a su origen, a su esencia, buscando el fondo del asunto, de manera rápida pero con inteligencia, con firmeza y defendiendo con pasión lo que para uno es importante y justo, proponiendo, comunicando e implantando un cambio profundo en las estructuras del Estado con soluciones eficaces, sin que suponga un mal para la ciudadanía. Y se debe actuar así porque sino, en demasiadas ocasiones y siguiendo la añagaza conservadora citada anteriormente, todo seguirá igual cuando lo realmente dañino para la sociedad es permanecer en lo mismo. Sólo obrando de esta manera y dando con la puerta en las narices al joven Tancredi, el personaje del Gatopardo de Lampedusa, el radical será honesto consigo mismo.
A lo largo de la historia ha habido personajes que han seguido una ideología radical para cambiar el mundo. Sin ellos, el planeta en que vivimos sería distinto, con toda probabilidad peor. El mismo Jesucristo, en muchos sentidos, fue un radical. Abraham Lincoln fue radical en su oposición a la esclavitud y logró abolirla. Karl Marx, con su forma de pensamiento radical, cambió la política y la sociedad con su crítica de la economía política. A finales del siglo XIX y principios del XX las sufragistas británicas y americanas, con su actitud radical y perseverante, acabaron consiguiendo el voto para la mujer. En 1930 Mahatma Gandhi inició su Marcha de la Sal para protestar, mediante la desobediencia civil pacífica, contra el Imperio Británico. En 1947 India lograría la independencia. Estos son sólo unos ejemplos entre un amplísimo abanico.
El filósofo alemán Karl Marx dijo: “Ser radical quiere decir captar radicalmente las cosas. Pero la raíz para el hombre es el hombre mismo”. Y el pensador y político cubano José Martí apostilló: “Un hombre auténtico va a las raíces. Ser radical no es más que eso: ir a las raíces”.
Pero seguro que, de continuar con esta perversión del vocablo “radical”, su significado acabará cambiando a algo peyorativo.
Lo que es verdaderamente dañino no es ser radical sino evitar el diálogo, impedir el consenso, manteniendo la cerrazón de pensamiento y ningunear al que no es de tu misma opinión, tal como ha hecho el PP en sus cuatro años de gobierno de Rajoy o como hizo durante los cuatro últimos de Aznar, y amparar, por tanto, la intolerancia.
¡Ay, Carmena! ¡La que estás liando!
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Cambiando de asunto, el inclemente, duro y frío invierno hace mucho tiempo que llegó, señor Jean-Claude Juncker, presidente de la CE, y es duro de verdad para los que recorren como pueden los campos Europa, y sus palabras de tahúr, a estas alturas, resuenan pomposas, grandilocuentes, infladas, afectadas, hipócritas, engañosas, falsas, tramposas, insensibles, vacías, huecas y febles, mientras la ineptitud y dejación de funciones de su política europea, entre cuyas transcendentales obligaciones está el vinculante cumplimiento, desde 2009, de la Carta de los Derechos Fundamentales de la UE que, en su artículo 18 sobre el Derecho de Asilo reza: “Se garantiza el derecho de asilo dentro del  respeto de las normas de la Convención de Ginebra de 28 de julio de 1951 y del Protocolo de 31 de enero de 1967 sobre el Estatuto de los Refugiados y de conformidad con el Tratado constitutivo de la Comunidad  Europea”. Mientras, su desidia continúa azotando a miles y miles de refugiados, niños, jóvenes, adultos y ancianos que viven un innecesario y trágico calvario por las tierras y costas de Europa que muchas veces acaba trocando su anhelo de paz por la lóbrega y fría tumba. Gobernantes de Europa: Asuman sus responsabilidades o que todas estas víctimas inocentes, incluidas las pequeñas vidas truncadas, atormenten sus adineradas pero pobres conciencias.
Me reitero en dos certidumbres:
• Nadie deja atrás sus raíces, su familia, sus amigos, su país, la tierra que le vio nacer, porque sí.
• Usted, señor Jean-Claude Juncker, usted que me está leyendo en este momento, y yo, haríamos lo mismo que ellos en idénticas circunstancias.
¡Qué monumental deshonra para esta vieja, acomodada e hipócrita Europa!

martes, 16 de febrero de 2016

El amago de dimisión de Esperanza Aguirre

Esperanza Aguirre, siempre una política astuta
Esperanza Aguirre, siempre una política astuta

Esperanza Aguirre, acosada por la corrupción, vuelve a dimitir, pero no se marcha. Bueno, sólo un poquito, pero se vuelve a quedar. En realidad lo que hace es adelantar una salida ya anunciada: en dos o tres meses se celebrará el Congreso Regional en donde, previsiblemente, dejaría de ser presidenta del PP madrileño. Esto suena un poco a que la dimisión que se pactó fue una dimisión en diferido, y como fue una dimisión en defini… en diferido en forma efectivamente de simulación de… simulación o de lo que hubiera sido en diferido en partes de una…
Resumiendo, con esta sagaz jugada se quita de en medio momentáneamente, por lo que pueda venir, dejando a su sustituto una tarea muy ingrata. También, durante su rueda de prensa manifestó con desparpajo que siempre “hace lo que haría un político británico” en sus circunstancias. Un poco tarde ¿no?, ya en 2005 cuando el concejal del PP en el ayuntamiento de Majadahonda José Luis Peñas, junto a su también compañero y concejal Juan José Moreno, denunciaron en su partido las conductas “inmorales e irregulares” que se estaban produciendo, en vez de iniciar una investigación, lo que ordenó fue la apertura de sendos expedientes de expulsión. Ese fue un buen momento para dimitir ya que miró para otro lado. Además, si tanto le encandilan los modos de hacer política en Gran Bretaña, no cabe duda que en su misma situación un político británico hubiera dimitido de todos sus cargos, incluido el de concejal. En cualquier caso, esta no retirada indica que algo se trae entre manos. ¡Alerta, Mariano!
Hay que ver, Carmena, ¡la que estás liando!
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En otro orden de cosas, el inclemente, duro y frío invierno hace mucho tiempo que llegó, señor Jean-Claude Juncker, presidente de la CE, y sus palabras de tahúr, a estas alturas, resuenan pomposas, grandilocuentes, infladas, afectadas, hipócritas, engañosas, falsas, tramposas, insensibles, vacías, huecas y febles, mientras la ineptitud y dejación de funciones de su política europea, entre cuyas transcendentales obligaciones cuenta con el vinculante cumplimiento, desde 2009, de la Carta de los Derechos Fundamentales de la UE que, en su artículo 18 sobre el Derecho de Asilo reza: “Se garantiza el derecho de asilo dentro del respeto de las normas de la Convención de Ginebra de 28 de julio de 1951 y del Protocolo de 31 de enero de 1967 sobre el Estatuto de los Refugiados y de conformidad con el Tratado constitutivo de la Comunidad Europea”, y continúa azotando a miles y miles de refugiados, niños, jóvenes, adultos y ancianos que viven un innecesario y trágico calvario por las tierras y costas de Europa que muchas veces termina trocando su anhelo de paz por la lóbrega y fría tumba. Gobernantes de Europa: Asuman sus responsabilidades o que todas estas víctimas inocentes, incluidas las pequeñas criaturitas en sus blancos ataúdes, atormenten sus adineradas conciencias.
Me reitero en dos certidumbres:
• Nadie deja atrás sus raíces, su familia, sus amigos, su país, la tierra que le vio nacer, porque sí.
• Usted, señor Jean-Claude Juncker, usted que me está leyendo en este momento, y yo, haríamos lo mismo que ellos en idénticas circunstancias.
¡Qué monumental deshonra para esta vieja, acomodada e hipócrita Europa!

domingo, 14 de febrero de 2016

De repente a Rajoy le entra la prisa

El carácter voluble de Rajoy
Carácter voluble o sólo canguelo

El presidente en funciones, Mariano Rajoy, le dice a Pedro Sánchez que no maree la perdiz y que se presente a la investidura ya, que “no podemos retrasarlo indefinidamente”. Lo dice aquél que, en un alarde de grave irresponsabilidad política, declinó el ofrecimiento del Rey de someterse a la investidura, tratando de provocar un bloqueo institucional para que no comenzara “a correr el plazo de dos meses que da la Constitución española”, algo así como o él o nadie. A esto se le llama temperamento voluble, aunque tal vez su nerviosismo por verse fuera del poder y de la política sólo denote un considerable canguelo.
Ah, pero todos tranquilos que ha manifestado, también, que “seguirán luchando contra la corrupción”. Se le olvidó añadir: como hasta ahora, supongo.
¡Ay, Carmena! ¡La que estás liando!
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En otro orden de cosas, el inclemente, duro y frío invierno hace mucho tiempo que llegó, señor Jean-Claude Juncker, presidente de la CE, y sus palabras de tahúr suenan pomposas, grandilocuentes, infladas, afectadas, hipócritas, engañosas, falsas, tramposas, insensibles, vacías, huecas y febles, mientras la ineptitud y dejación de funciones de su política europea, entre cuyas transcendentales obligaciones cuenta con el vinculante cumplimiento, desde 2009, de la Carta de los Derechos Fundamentales de la UE que, en su artículo 18 sobre el Derecho de Asilo reza: “Se  garantiza  el  derecho  de  asilo  dentro  del  respeto  de  las  normas  de  la  Convención  de  Ginebra  de  28  de julio   de   1951   y   del   Protocolo   de   31   de   enero   de   1967   sobre   el   Estatuto   de   los   Refugiados   y   de conformidad  con  el  Tratado  constitutivo  de  la  Comunidad  Europea”, y continúa azotando a miles y miles de refugiados, niños, jóvenes, adultos y ancianos que viven un innecesario y trágico calvario por las tierras y costas de Europa que muchas veces termina trocando su anhelo de paz por la lóbrega y fría tumba. Gobernantes de Europa: Asuman sus responsabilidades o que todos esos muertos inocentes, incluidos los pequeños criaturitas en sus blancos ataúdes, atormenten sus acomodadas conciencias.
Insisto en dos certidumbres:
• Nadie deja atrás sus raíces, su familia, sus amigos, su país, la tierra que le vio nacer, porque sí.
• Usted, señor Jean-Claude Juncker, usted que me está leyendo en este momento, y yo, haríamos lo mismo que ellos en idénticas circunstancias.
¡Qué monumental deshonra para esta vieja, acomodada e hipócrita Europa!