Madrid, 9 de marzo de 1994
Cada jornada que pasa, mi ya de por si colmada capacidad de asombro, se ve superada al abrir las páginas del periódico y leer el nuevo caso de corrupción que, como un grifo mal cerrado, va goteando día a día. El último me ha dejado estupefacto. Nada mas y nada menos que 1,77 billones de pesetas (del año 1991) en operaciones mal contabilizadas, indebidamente periodificadas o sin contabilizar. ¡Cualquier cosa! ¡Ahí es nada! Pero lo peor del asunto es que ya en los Presupuestos del año 1990 se habían observado otros desajustes que ascendían a 1,36 billones de pesetas.
Imagínese, si puede, por un momento, la de obras sociales que se podrían haber hecho con ese dinero para mejorar el denominado Estado de bienestar.
Quisiera que alguien contestara mi pregunta: ¿Dónde está el límite? ¿es qué son ustedes insaciables? ¡Por favor que alguien me conteste!
P.S.: Por cierto, esta mañana mientras me afeitaba, me he enterado por la radio del nuevo caso de hoy: los fondos reservados del Ministerio del Interior han servido para pagar en metálico y sin justificantes, a sus máximos responsables, un sobresueldo similar al de sus nóminas.
Cada jornada que pasa, mi ya de por si colmada capacidad de asombro, se ve superada al abrir las páginas del periódico y leer el nuevo caso de corrupción que, como un grifo mal cerrado, va goteando día a día. El último me ha dejado estupefacto. Nada mas y nada menos que 1,77 billones de pesetas (del año 1991) en operaciones mal contabilizadas, indebidamente periodificadas o sin contabilizar. ¡Cualquier cosa! ¡Ahí es nada! Pero lo peor del asunto es que ya en los Presupuestos del año 1990 se habían observado otros desajustes que ascendían a 1,36 billones de pesetas.
Imagínese, si puede, por un momento, la de obras sociales que se podrían haber hecho con ese dinero para mejorar el denominado Estado de bienestar.
Quisiera que alguien contestara mi pregunta: ¿Dónde está el límite? ¿es qué son ustedes insaciables? ¡Por favor que alguien me conteste!
P.S.: Por cierto, esta mañana mientras me afeitaba, me he enterado por la radio del nuevo caso de hoy: los fondos reservados del Ministerio del Interior han servido para pagar en metálico y sin justificantes, a sus máximos responsables, un sobresueldo similar al de sus nóminas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario