Madrid, 22 de febrero de 1995
Perplejo me han dejado las últimas declaraciones del señor Jordi Pujol, presidente la Generalitat de Cataluña, en las que reclama la creación de un nuevo contrato de trabajo mediante el cual el trabajador y el empresario pacten de antemano la cuantía de la indemnización por despido.
Quiero pensar que el señor Pujol no ha reflexionado sobre el alcance de su propuesta y no se ha dado cuenta que, de llevarla a cabo, sentaría las bases para que se produjeran claras situaciones de injusticia. O ¿acaso sería justo que un directivo pudiera pactar la indemnización que le viniera en gana (pongamos cuarenta y cinco o más días por año trabajado), y una persona no cualificada tan sólo pudiera optar por aceptar el puesto de trabajo que se le ofrece, sin apenas indemnización o quedarse sin él?
Por favor, si no desean fomentar situaciones tan evidentemente arbitrarias como las expuestas, en las que terminan pagando los de siempre, mediten un poco más sus propuestas antes de lanzarlas al aire.
Perplejo me han dejado las últimas declaraciones del señor Jordi Pujol, presidente la Generalitat de Cataluña, en las que reclama la creación de un nuevo contrato de trabajo mediante el cual el trabajador y el empresario pacten de antemano la cuantía de la indemnización por despido.
Quiero pensar que el señor Pujol no ha reflexionado sobre el alcance de su propuesta y no se ha dado cuenta que, de llevarla a cabo, sentaría las bases para que se produjeran claras situaciones de injusticia. O ¿acaso sería justo que un directivo pudiera pactar la indemnización que le viniera en gana (pongamos cuarenta y cinco o más días por año trabajado), y una persona no cualificada tan sólo pudiera optar por aceptar el puesto de trabajo que se le ofrece, sin apenas indemnización o quedarse sin él?
Por favor, si no desean fomentar situaciones tan evidentemente arbitrarias como las expuestas, en las que terminan pagando los de siempre, mediten un poco más sus propuestas antes de lanzarlas al aire.
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