El PP siempre usa las instituciones para su provecho |
El Reglamento del Congreso, en su artículo 170, declara que la fecha del debate de investidura es potestad exclusiva del Presidente de la Cámara.
Durante el debate, Pedro Sánchez reprochó a Mariano Rajoy el chantaje de fechar el debate para que unas terceras elecciones cayeran el día de Navidad. En su turno de respuesta Rajoy cometió un lapsus y admitió, sopesando otras posibilidades, que “hiciera lo que hiciera a usted le parecería mal mi decisión”. Lo espinoso es el adjetivo posesivo de la primera persona del singular “mi”, denotando que no fue decisión de la Presidenta. O sea que Ana Pastor se puso al servicio exclusivo de Rajoy, como se intuyó cuando dilató la fijación del debate, y no al servicio del Parlamento, representación de la soberanía nacional. La señora Pastor sabía que la elección de la fecha del debate, que desembocaba en comicios el día Navidad, era, además de injusta y calculada, una astucia legal. Debería haberse plantado ante el presidente en funciones y rechazarla. Comprender que esa fecha, maliciosamente maquinada como coacción para forzar la abstención de otras formaciones con la ciudadanía como rehén, era injusta y autorizarla es un presunto delito de prevaricación.
¡Ay, Carmena! ¡La que estás liando!
Durante el debate, Pedro Sánchez reprochó a Mariano Rajoy el chantaje de fechar el debate para que unas terceras elecciones cayeran el día de Navidad. En su turno de respuesta Rajoy cometió un lapsus y admitió, sopesando otras posibilidades, que “hiciera lo que hiciera a usted le parecería mal mi decisión”. Lo espinoso es el adjetivo posesivo de la primera persona del singular “mi”, denotando que no fue decisión de la Presidenta. O sea que Ana Pastor se puso al servicio exclusivo de Rajoy, como se intuyó cuando dilató la fijación del debate, y no al servicio del Parlamento, representación de la soberanía nacional. La señora Pastor sabía que la elección de la fecha del debate, que desembocaba en comicios el día Navidad, era, además de injusta y calculada, una astucia legal. Debería haberse plantado ante el presidente en funciones y rechazarla. Comprender que esa fecha, maliciosamente maquinada como coacción para forzar la abstención de otras formaciones con la ciudadanía como rehén, era injusta y autorizarla es un presunto delito de prevaricación.
¡Ay, Carmena! ¡La que estás liando!
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El pasado 20 de junio se celebró el día mundial del refugiado. Europa, para conmemorarlo, contó con poco más que miles de muertes de inocentes acaecidas durante su intrincado éxodo porque, olvidando sus raíces solidarias, ha sido incapaz de dar respuesta a la grave tragedia humana protagonizada por personas que huyen, al igual que nosotros en el pasado, de horrores bélicos, políticos, económicos… Los movimientos migratorios que se han producido a lo largo de los tiempos, y que ahora presenciamos exponencialmente agravados en la aldea global, son imparables. No hay “efecto llamada” sino “efecto huida de la miseria y del horror de la guerra”. Y sean cuales sean las vergonzantes medidas disuasivas que implanten los gobiernos de cualquier rincón del mundo, no existe, ni existirá, fuerza capaz de detener la tremenda acometida de la desesperación humana: para el que todo está perdido, no hay más que perder.
¿Cómo debemos entender el concepto de ciudadanía europea? ¿Qué valores nos sustentan? ¿Nos prohibirán ser hospitalarios? Dos certezas se instalan en mi conciencia para defender a los refugiados: Nadie deja atrás sus raíces, su familia, sus amigos, su país, sus seres queridos, la tierra que le vio nacer, porque sí. Usted que me lee en este preciso momento, y yo, haríamos lo mismo en idénticas circunstancias: buscar lo mejor para nuestras familias.
Parafraseando a Groucho Marx: “Europa, partiendo de la nada, ha logrado alcanzar la más altas cumbres de la miseria intelectual con su único esfuerzo”.
Me niego a aceptar este despropósito. ¡Qué descomunal deshonra para esta decrépita, acomodada e hipócrita Europa!
¿Cómo debemos entender el concepto de ciudadanía europea? ¿Qué valores nos sustentan? ¿Nos prohibirán ser hospitalarios? Dos certezas se instalan en mi conciencia para defender a los refugiados: Nadie deja atrás sus raíces, su familia, sus amigos, su país, sus seres queridos, la tierra que le vio nacer, porque sí. Usted que me lee en este preciso momento, y yo, haríamos lo mismo en idénticas circunstancias: buscar lo mejor para nuestras familias.
Parafraseando a Groucho Marx: “Europa, partiendo de la nada, ha logrado alcanzar la más altas cumbres de la miseria intelectual con su único esfuerzo”.
Me niego a aceptar este despropósito. ¡Qué descomunal deshonra para esta decrépita, acomodada e hipócrita Europa!
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