Mariano Rajoy y su sentido de Estado |
Ahora, que lo necesita para ser investido presidente, Mariano Rajoy apela a la responsabilidad y al sentido de Estado para evitar la “parálisis y el bloqueo”. Se olvida que, durante sus cuatro años en la presidencia, ha estado gobernando a base de decretos-ley, tanto que ha quedado en segunda posición en el ranking tras Aznar, que en su primera legislatura batió el récord.
Reseñar que el decreto-ley es un procedimiento de urgencia, sin que medie intervención o autorización previa del Parlamento, que el PP ha convertido en norma.
Y la tranquilidad será la que nos brindó él cuando nos enteramos de que había escrito un SMS a un supuesto delincuente, o cuando vimos a la policía registrando la sede principal de su partido durante 12 horas, o cuando aplicó una amnistía fiscal que nos dejó turbados por injusta… O será la corrupción que impregna y pudre hasta las cachas del sistema, o la forma de encarar una crisis internacional que ha hecho que terminen pagando los ciudadanos algo en lo que no han tenido nada que ver, como son las causas del estallido de la burbuja.
Y yo me pregunto ¿quién es el responsable de que hayamos llegado a este punto? Porque sentido de Estado tiene el que, desde su elevación moral, antepone el beneficio de todos al de sus intereses particulares o de otro tipo. El señor Rajoy, desde luego, no ha gobernado con esa altura de miras y, por tanto, es sorprendente que ahora, de la noche a la mañana y tras unos resultados electorales adversos, se haya imbuido de esa elevación de espíritu para dar lecciones morales y de responsabilidad a todos.
¿Será el sentido de Estado que él no ha tenido al tratar temas tan candentes como el independentismo catalán, los recortes en sanidad, en educación, de libertades o la corrupción lo que ahora exige a los demás?
Por favor, señor Rajoy, coherencia y un poquito de honestidad… ¡que no cuela!
Reseñar que el decreto-ley es un procedimiento de urgencia, sin que medie intervención o autorización previa del Parlamento, que el PP ha convertido en norma.
Y la tranquilidad será la que nos brindó él cuando nos enteramos de que había escrito un SMS a un supuesto delincuente, o cuando vimos a la policía registrando la sede principal de su partido durante 12 horas, o cuando aplicó una amnistía fiscal que nos dejó turbados por injusta… O será la corrupción que impregna y pudre hasta las cachas del sistema, o la forma de encarar una crisis internacional que ha hecho que terminen pagando los ciudadanos algo en lo que no han tenido nada que ver, como son las causas del estallido de la burbuja.
Y yo me pregunto ¿quién es el responsable de que hayamos llegado a este punto? Porque sentido de Estado tiene el que, desde su elevación moral, antepone el beneficio de todos al de sus intereses particulares o de otro tipo. El señor Rajoy, desde luego, no ha gobernado con esa altura de miras y, por tanto, es sorprendente que ahora, de la noche a la mañana y tras unos resultados electorales adversos, se haya imbuido de esa elevación de espíritu para dar lecciones morales y de responsabilidad a todos.
¿Será el sentido de Estado que él no ha tenido al tratar temas tan candentes como el independentismo catalán, los recortes en sanidad, en educación, de libertades o la corrupción lo que ahora exige a los demás?
Por favor, señor Rajoy, coherencia y un poquito de honestidad… ¡que no cuela!
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En otro orden de cosas, el inclemente y frío invierno ya está aquí (palabras vacías señor Jean-Claude Juncker, presidente de la Comisión Europea) mientras la ineptitud y dejación de funciones de la política europea hace que miles y miles de refugiados, niños, jóvenes, adultos y ancianos continúen su innecesario y trágico sufrimiento y, en demasiadas ocasiones, pagándolo con sus vidas.
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