Iberdrola, o cuando estafar sale barato

Iberdrola debería cambiar de logotipo y llamarse Ibertrola

En el país de las estafas, no descansamos. Resulta que, en diciembre de 2013, la compañía eléctrica Iberdrola manipuló el mercado reteniendo el agua de sus embalses para forzar al alza el precio del mercado. La subasta manipulada aumentó el precio del megavatio/hora en un 26,5 %, lo que repercutiría en el recibo en una subida del 10,5 %, que hubiera sido la quinta subida de aquel lucrativo año para las eléctricas. Esta grave manipulación supuso al final que el gobierno aprobara con carácter de urgencia, un nuevo sistema de fijación de precios, suspendiendo “sine die” el mecanismo de subastas y admitiendo, tan sólo, una subida en el recibo de algo más del 1%. De cualquier modo, esta manipulación le supuso al grupo unos beneficios adicionales de 21,5 millones de euros.
Conclusión: si una empresa por estafar consigue unos beneficios de 21,5 millones de euros (si no se hubiera suspendido la subasta, hubieran sido muchísimos más) y la multa a la que se expone asciende a 25 millones, trae a cuenta el riesgo. Estafar sale barato.
Me surgen otras dudas: ¿Cuándo devolverán a los consumidores el dinero estafado? ¿Cuántas veces lo habrán hecho sin ser descubiertos? ¿Cuántas más lo seguirán haciendo pues la multa y el escarnio sale casi gratis (sólo debe pagar la diferencia de la multa a lo estafado = 3,5 millones)?
En mi opinión, en un caso similar, la empresa debería ser nacionalizada sin más. Las eléctricas, sector estratégico de un país, jamás debieron de privatizarse. Pertenecen al sector de servicios básicos que, en manos privadas, puede llevar a manipulaciones como la narrada.

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En otro orden de cosas, el otoño está llegando a su fin y el duro invierno está a las puertas mientras la ineptitud y dejación de funciones de la política europea hace que los refugiados, niños, jóvenes, adultos y ancianos continúen pasándolo muy mal y, en demasiadas ocasiones, muriendo.