Pobrecito Rajoy, sufre mucho

SMS de Rajoy a Bárcenas

Ayer, Mariano Rajoy, en el programa de “La Sexta noche” fue sometido a las preguntas de varios ciudadanos sobre diversos temas. Interpelado por la corrupción de su partido, el presidente dijo que era “una gran pesadilla” y que no era algo concreto que afectara a una formación política sino que, más bien, atañe a la condición humana, añadiendo que no es que ahora hubiera más corrupción que antes, sino que “se publicita más”. Con respecto al caso Rodrigo Rato manifestó que el asunto le “ha hecho sufrir mucho”.
Si tanto sufrió, y tan gran pesadilla fue, ¿por qué ordenaron en el Partido Popular destruir los discos duros del ordenador de Luis Barcenas, en lugar de entregarlos a la Justicia? Si tanto sufrió ¿por qué cuando se destapa que su amigo Luis Bárcenas tenía cuatro cuentas en Suiza con al menos 22 millones de euros (después se hallaría otra cuenta con otros 25 millones), le envía un SMS diciendo: “Luis, nada es fácil, pero hacemos lo que podemos. Ánimo”? Si tanto sufrió ¿por qué no colaboró con la Justicia cuando le pidieron la documentación sobre las obras de reforma en su sede nacional hasta tal punto que el Juez, harto de requerirla, tuvo que ordenar un registro en la calle Génova para buscar la información sobre esas obras? Si tanto sufrió ¿por qué le estuvo pagando a Bárcenas un sueldo de 21.300 euros mensuales, además de despacho, coche, ordenadores y secretaria? Si tanto sufrió ¿por qué destruyeron los discos duros del ordenador de Bárcenas en lugar de entregárselos al Juez que los solicitaba? Si tanto sufrió ¿por qué destruyeron los libros de visitas de Génova en lugar de presentarlos a la Justicia? Si tanto sufrió porque, según él, antes “no se publicitaba” y no nos enterábamos de esta lacra, ¿es por que, tal vez, la permitían y ocultaban?
Pobrecito Rajoy, ¡cuánto sufre!

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En otro orden de cosas, el otoño está acabando y el duro y frío invierno llamá a las puertas mientras la ineptitud y dejación de funciones de la política europea hace que los refugiados, niños, jóvenes, adultos y ancianos continúen sufriendo y, en demasiadas ocasiones, pagándolo con sus vidas.