Desolador: la brecha social entre ricos y pobres se acrecienta |
De nuevo la sociedad más injusta gana enteros según denuncia el último informe de Oxfand Intermón. En él manifiesta que la pobreza y la exclusión social en España se han disparado de forma alarmante alertando que los 3 españoles más ricos acumulan la misma riqueza que el 30% más pobre. Ya sabíamos por Eurostat que España era uno de los países en los que más ha aumentado la desigualdad desde el comienzo de la crisis, situándose entre los cuatro países más desiguales de la UE, al haber sufrido los hogares más pobres una pérdida de poder adquisitivo por una reforma laboral nefasta amparada por un modelo fiscal cada vez más injusto que recauda poco a los ricos y distribuye mal lo que ingresa.
Y en el mundo más de lo mismo: las 8 personas más ricas acumulan tanto dinero como la mitad más pobre de la humanidad, 3.600 millones de personas, que se dice pronto. Recuerdo que en 1998 las 225 personas más ricas acumulaban un patrimonio equivalente al que tenían los 2.500 millones de habitantes más pobres de la Tierra, es decir el 47% de la humanidad.
Son datos escandalosamente esclarecedores que, a quien tenga ojos y quiera ver, muestran nítidamente lo qué está sucediendo mientras nos olvidamos que la Declaración Universal de los Derechos Humanos proclama el derecho a un nivel de vida adecuado para la salud y el bienestar de todos. Asimismo, y con el fin de que el hombre no se crea merecedor del derecho utópico de poder disfrutar ilimitadamente de estos privilegios, establece que éstos se verán acotados por el reconocimiento de los derechos y libertades de los demás, así como por los requisitos de moralidad, orden público y bienestar general.
Demoledor: ahora, la economía mundial está al servicio del 1% más poderoso.
Y en el mundo más de lo mismo: las 8 personas más ricas acumulan tanto dinero como la mitad más pobre de la humanidad, 3.600 millones de personas, que se dice pronto. Recuerdo que en 1998 las 225 personas más ricas acumulaban un patrimonio equivalente al que tenían los 2.500 millones de habitantes más pobres de la Tierra, es decir el 47% de la humanidad.
Son datos escandalosamente esclarecedores que, a quien tenga ojos y quiera ver, muestran nítidamente lo qué está sucediendo mientras nos olvidamos que la Declaración Universal de los Derechos Humanos proclama el derecho a un nivel de vida adecuado para la salud y el bienestar de todos. Asimismo, y con el fin de que el hombre no se crea merecedor del derecho utópico de poder disfrutar ilimitadamente de estos privilegios, establece que éstos se verán acotados por el reconocimiento de los derechos y libertades de los demás, así como por los requisitos de moralidad, orden público y bienestar general.
Demoledor: ahora, la economía mundial está al servicio del 1% más poderoso.
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