Rajoy: lo ancho para mí, lo estrecho para los demás |
El partido que se ahoga en su propia corrupción, que obstruye la justica, que promulga durísimos recortes al Estado del bienestar en materias tan delicadas como Educación, Dependencia y Sanidad, que desahucia ciudadanos mientras rescata a la banca, que desboca la deuda pública, que aprueba reformas laborales generadoras de precariedad y angustia, que incrementa el impuesto más injusto (IVA) mientras reduce el más justo (IRPF) agrandando la brecha social, que recorta libertades, exige machaconamente al PSOE que se abstenga responsablemente por el bien de España. Confío, por idéntico motivo, que los socialistas, por coherencia ideológica, ni ahora ni nunca cedan para encumbrar a Rajoy y se hagan reos de todas las arbitrariedades que el PP, en su marcada línea doctrinal, continúe cometiendo.
¡Ay, Carmena! ¡La que estás liando!
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El pasado 20 de junio se celebró el día mundial del refugiado. Europa, para conmemorarlo, contó con poco más que miles de muertes de inocentes acaecidas durante su intrincado éxodo porque, olvidando sus raíces solidarias, ha sido incapaz de dar respuesta a la grave tragedia humana protagonizada por personas que huyen, al igual que nosotros en el pasado, de horrores bélicos, políticos, económicos… Los movimientos migratorios que se han producido a lo largo de los tiempos, y que ahora presenciamos exponencialmente agravados en la aldea global, son imparables. No hay “efecto llamada” sino “efecto huida de la miseria y del horror de la guerra”. Y sean cuales sean las vergonzantes medidas disuasivas que implanten los gobiernos de cualquier rincón del mundo, no existe, ni existirá, fuerza capaz de detener la tremenda acometida de la desesperación humana: para el que todo está perdido, no hay más que perder.¿Cómo debemos entender el concepto de ciudadanía europea? ¿Qué valores nos sustentan? ¿Nos prohibirán ser hospitalarios? Dos certezas se instalan en mi conciencia para defender a los refugiados: Nadie deja atrás sus raíces, su familia, sus amigos, su país, sus seres queridos, la tierra que le vio nacer, porque sí. Usted que me lee en este preciso momento, y yo, haríamos lo mismo en idénticas circunstancias: buscar lo mejor para nuestras familias.
Parafraseando a Groucho Marx: “Europa, partiendo de la nada, ha logrado alcanzar la más altas cumbres de la miseria intelectual con su único esfuerzo”.
Me niego a aceptar este despropósito. ¡Qué descomunal deshonra para esta decrépita, acomodada e hipócrita Europa!
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