Boina de contaminación sobre Madrid vista desde la Casa de Campo |
David Pérez, alcalde popular de Alcorcón, recurre el protocolo anticontaminación de la capital argumentando que “no se puede cerrar Madrid a mis vecinos como si esto fuera el Berlin [sic] comunista”.
En este asunto, lo trascendental es la salud de todos, incluidos los habitantes de la urbe. Por supuesto que Madrid no es el Berlín comunista, pero hay que evitar que sea una descomunal cámara de gas. Según la Agencia Europea de Medio Ambiente, anualmente al menos 27.000 ciudadanos españoles mueren prematuramente a causa de la contaminación medioambiental, 24 veces más que los fallecidos en accidente de tráfico. Según la OMS, no menos de 44,7 millones de españoles respiramos aire contaminado en 2014. El 95% de la población española respira aire con niveles superiores a lo recomendado por la OMS, principalmente por el tráfico. En Madrid, gobernando el PP, se llegó a superar en 10 veces los límites permitidos sin tomar ninguna medida. Las autoridades deben velar por la salud de los ciudadanos y, lo quiera o no David Pérez, esto afortunadamente va a cambiar.
¡Ay, Carmena! ¡La que estás liando!
¿Cómo debemos entender el concepto de ciudadanía europea? ¿Qué valores nos sustentan? ¿Nos prohibirán ser hospitalarios? Dos certezas se instalan en mi conciencia para defender a los refugiados: Nadie deja atrás sus raíces, su familia, sus amigos, su país, sus seres queridos, la tierra que le vio nacer, porque sí. Usted que me lee en este preciso momento, y yo, haríamos lo mismo en idénticas circunstancias: buscar lo mejor para nuestras familias.
Parafraseando a Groucho Marx: “Europa, partiendo de la nada, ha logrado alcanzar la más altas cumbres de la miseria intelectual con su único esfuerzo”.
Me niego a aceptar este despropósito. ¡Qué descomunal deshonra para esta decrépita, acomodada e hipócrita Europa!
En este asunto, lo trascendental es la salud de todos, incluidos los habitantes de la urbe. Por supuesto que Madrid no es el Berlín comunista, pero hay que evitar que sea una descomunal cámara de gas. Según la Agencia Europea de Medio Ambiente, anualmente al menos 27.000 ciudadanos españoles mueren prematuramente a causa de la contaminación medioambiental, 24 veces más que los fallecidos en accidente de tráfico. Según la OMS, no menos de 44,7 millones de españoles respiramos aire contaminado en 2014. El 95% de la población española respira aire con niveles superiores a lo recomendado por la OMS, principalmente por el tráfico. En Madrid, gobernando el PP, se llegó a superar en 10 veces los límites permitidos sin tomar ninguna medida. Las autoridades deben velar por la salud de los ciudadanos y, lo quiera o no David Pérez, esto afortunadamente va a cambiar.
¡Ay, Carmena! ¡La que estás liando!
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El pasado 20 de junio se celebró el día mundial del refugiado. Europa, para conmemorarlo, contó con poco más que miles de muertes de inocentes acaecidas durante su intrincado éxodo porque, olvidando sus raíces solidarias, ha sido incapaz de dar respuesta a la grave tragedia humana protagonizada por personas que huyen, al igual que nosotros en el pasado, de horrores bélicos, políticos, económicos… Los movimientos migratorios que se han producido a lo largo de los tiempos, y que ahora presenciamos exponencialmente agravados en la aldea global, son imparables. No hay “efecto llamada” sino “efecto huida de la miseria y del horror de la guerra”. Y sean cuales sean las vergonzantes medidas disuasivas que implanten los gobiernos de cualquier rincón del mundo, no existe, ni existirá, fuerza capaz de detener la tremenda acometida de la desesperación humana: para el que todo está perdido, no hay más que perder.¿Cómo debemos entender el concepto de ciudadanía europea? ¿Qué valores nos sustentan? ¿Nos prohibirán ser hospitalarios? Dos certezas se instalan en mi conciencia para defender a los refugiados: Nadie deja atrás sus raíces, su familia, sus amigos, su país, sus seres queridos, la tierra que le vio nacer, porque sí. Usted que me lee en este preciso momento, y yo, haríamos lo mismo en idénticas circunstancias: buscar lo mejor para nuestras familias.
Parafraseando a Groucho Marx: “Europa, partiendo de la nada, ha logrado alcanzar la más altas cumbres de la miseria intelectual con su único esfuerzo”.
Me niego a aceptar este despropósito. ¡Qué descomunal deshonra para esta decrépita, acomodada e hipócrita Europa!
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