Evolución de la deuda pública española desde 1909 |
Desde 1909 España no alcanzaba un déficit superior al 100 % del PIB. Con Rajoy, como se ingresa menos, el 101 %; y eso que cuando llegó a la Moncloa en 2011 se lo encontró en el 70 % y entonces, alarmado, profetizó: “hemos gastado más de lo que teníamos […] nadie puede vivir eternamente a préstamo, porque aumentan los intereses que tenemos que pagar […] Esto no es economía, es puro sentido común”.
Pues ahí están los hechos. Y lo preocupante para el sentido común es que el pago de los intereses generados compromete el gasto público, la inversión futura y el crecimiento, a la vez que inquieta la confianza de los mercados financieros por ver si la devolución es viable. Y, aunque de momento los intereses son muy bajos, cada hora que pasa los españoles pagamos por este concepto 4 millones de euros, más de 35.000 millones al año. Cuando la prima de riesgo suba, y tarde o temprano subirá porque según George Soros los mercados son generalmente imprevisibles, la asunción de la deuda será un enorme lastre.
¡Ay, Carmena! ¡La que estás liando!
¿Cómo debemos entender el concepto de ciudadanía europea? ¿Qué valores nos sustentan? ¿Nos prohibirán ser hospitalarios? Dos certezas se instalan en mi conciencia para defender a los refugiados: Nadie deja atrás sus raíces, su familia, sus amigos, su país, sus seres queridos, la tierra que le vio nacer, porque sí. Usted que me lee en este preciso momento, y yo, haríamos lo mismo en idénticas circunstancias: buscar lo mejor para nuestras familias.
Parafraseando a Groucho Marx: “Europa, partiendo de la nada, ha logrado alcanzar la más altas cumbres de la miseria intelectual con su único esfuerzo”.
Me niego a aceptar este despropósito. ¡Qué descomunal deshonra para esta decrépita, acomodada e hipócrita Europa!
Pues ahí están los hechos. Y lo preocupante para el sentido común es que el pago de los intereses generados compromete el gasto público, la inversión futura y el crecimiento, a la vez que inquieta la confianza de los mercados financieros por ver si la devolución es viable. Y, aunque de momento los intereses son muy bajos, cada hora que pasa los españoles pagamos por este concepto 4 millones de euros, más de 35.000 millones al año. Cuando la prima de riesgo suba, y tarde o temprano subirá porque según George Soros los mercados son generalmente imprevisibles, la asunción de la deuda será un enorme lastre.
¡Ay, Carmena! ¡La que estás liando!
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El pasado 20 de junio se celebró el día mundial del refugiado. Europa, para conmemorarlo, contó con poco más que miles de muertes de inocentes acaecidas durante su intrincado éxodo porque, olvidando sus raíces solidarias, ha sido incapaz de dar respuesta a la grave tragedia humana protagonizada por personas que huyen, al igual que nosotros en el pasado, de horrores bélicos, políticos, económicos… Los movimientos migratorios que se han producido a lo largo de los tiempos, y que ahora presenciamos exponencialmente agravados en la aldea global, son imparables. No hay “efecto llamada” sino “efecto huida de la miseria y del horror de la guerra”. Y sean cuales sean las vergonzantes medidas disuasivas que implanten los gobiernos de cualquier rincón del mundo, no existe, ni existirá, fuerza capaz de detener la tremenda acometida de la desesperación humana: para el que todo está perdido, no hay más que perder.¿Cómo debemos entender el concepto de ciudadanía europea? ¿Qué valores nos sustentan? ¿Nos prohibirán ser hospitalarios? Dos certezas se instalan en mi conciencia para defender a los refugiados: Nadie deja atrás sus raíces, su familia, sus amigos, su país, sus seres queridos, la tierra que le vio nacer, porque sí. Usted que me lee en este preciso momento, y yo, haríamos lo mismo en idénticas circunstancias: buscar lo mejor para nuestras familias.
Parafraseando a Groucho Marx: “Europa, partiendo de la nada, ha logrado alcanzar la más altas cumbres de la miseria intelectual con su único esfuerzo”.
Me niego a aceptar este despropósito. ¡Qué descomunal deshonra para esta decrépita, acomodada e hipócrita Europa!
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