lunes, 13 de junio de 2016

¿Quién llevará la voz cantante?

¿Escaños o votos? ¿Cuál tiene mayor legitimidad?
¿Escaños o votos? ¿Cuál tiene mayor legitimidad?
Aunque probablemente no será el caso, podría darse esta situación: 27-J, el día después. Entre PSOE y Unidos Podemos ¿quién capitaneará la negociación? ¿Quien haya obtenido más votos o más escaños? La Ley Electoral española es terriblemente injusta: los votos no valen lo mismo. Si se quiere perpetuar este absurdo privilegio será el que saque más escaños, si se pretende ser honesto será el que tenga mayor número de votos porque al contar con más apoyo ciudadano su legitimidad será sin duda superior.
Y, por último: si los pactos llegaran a buen puerto… ¡que modifiquen la Ley para no volver a soportar incertidumbres!

¡Ay, Carmena! ¡La que estás liando!

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Por otro lado, después de muchos meses de muertes de inocentes, dejación y dudas, se ha consumado lo que muchos europeos contemporáneos jamás imaginamos poder llegar a ver: la incapacidad de dar respuesta a una grave crisis de refugiados que huyen, al igual que nosotros en el pasado, de los horrores bélicos, políticos, económicos…
El indecente pacto que ha acordado la política europea para expulsar a Turquía a los refugiados que llegan a Grecia, es una burla colosal que incumple los principios de derecho internacional por quebrantar las garantías de protección, que Europa tiene obligación de cumplir, como son la Convención de Ginebra y el Estatuto de los Refugiados, porque así lo manifiesta en su artículo 18 la Carta Europea. Todo lo demás es pura patraña. Los europeos decentes nos hallamos sumidos en la consternación, la indignación, el dolor  y el sonrojo.
Con esta firma Europa olvida sus raíces cristianas. ¿Cómo entenderemos, a partir de este indecente acuerdo, el concepto de ciudadanía europea? ¿Qué valores nos sustentarán? ¿Estará prohibido ser hospitalario en Europa? A pesar de esta obscena traición a nuestros principios solidarios, nada frenará el flujo si el horror persiste. Seguirán intentándolo una y otra vez.
Dos certezas se instalan en mi conciencia para defender a los refugiados: Nadie deja atrás sus raíces, su familia, sus amigos, su país, sus seres queridos, la tierra que le vio nacer, porque sí. Usted que me lee en este preciso momento, y yo, haríamos lo mismo en idénticas circunstancias: buscar lo mejor para nuestras familias.
Parafraseando a Groucho Marx: “Europa, partiendo de la nada, ha logrado alcanzar la más altas cumbres de la miseria intelectual con su único esfuerzo”.
Me niego a aceptar este despropósito. ¡Qué descomunal deshonra para esta decrépita, acomodada e hipócrita Europa!

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