jueves, 23 de junio de 2016

Pase lo que pase, será bueno para España

¿Qué pactos saldrán de las urnas?
Cualquier opción será mejor que lo padecido en los últimos cuatro años.
Si como todo indica nadie obtiene mayoría absoluta, lo que dicten las urnas nunca será peor que lo sufrido en los cuatro últimos años: ser gobernados a fuerza de decretos-ley por un Ejecutivo acorralado por la corrupción, en modo apisonadora del Estado de Bienestar.
Los elegidos tendrán que buscar apoyos, y eso, en contra de lo que auguran los agitadores del miedo, es bueno. Cuantos más partidos formen el Gobierno, más sensibilidades estarán representadas estableciéndose un mayor control sobre las cuentas, dificultando así que enraíce la corrupción. De entrada deberán moderar sus posiciones y tender puentes para consensuar y lograr reformas cabales, como la educativa, que al tener más legitimación política, tendrán mayor efectividad y vigencia. En España las mayorías absolutas, a menudo, han sido nefastas. Lo habitual en la Unión Europea, es una mayoría de Estados gobernados por dos o más partidos, y ahora los españoles así lo disponen.
La pluralidad construye Gobiernos más audaces y una ciudadanía participativa y responsable… ¡Ah! y seguro que el cielo no se desploma sobre nuestras cabezas.

¡Ay, Carmena! ¡La que estás liando!

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El pasado día 20 se celebró el día mundial del refugiado. Europa, para conmemorarlo, cuenta con poco más que miles de muertes de inocentes acaecidas durante su intrincado éxodo porque, olvidando sus raíces solidarias, ha sido incapaz de dar respuesta a la grave tragedia humana protagonizada por personas que huyen, al igual que nosotros en el pasado, de horrores bélicos, políticos, económicos… Los movimientos migratorios que se han producido a lo largo de los tiempos, y que ahora presenciamos exponencialmente agravados en la aldea global, son imparables. No hay “efecto llamada” sino “efecto huida de la miseria y del horror de la guerra”. Y sean cuales sean las vergonzantes medidas disuasivas que implanten los gobiernos de cualquier rincón del mundo, no existe, ni existirá, fuerza capaz de detener la tremenda acometida de la desesperación humana: para el que todo está perdido, no hay más que perder.
¿Cómo debemos entender el concepto de ciudadanía europea? ¿Qué valores nos sustentan? ¿Nos prohibirán ser hospitalarios? Dos certezas se instalan en mi conciencia para defender a los refugiados: Nadie deja atrás sus raíces, su familia, sus amigos, su país, sus seres queridos, la tierra que le vio nacer, porque sí. Usted que me lee en este preciso momento, y yo, haríamos lo mismo en idénticas circunstancias: buscar lo mejor para nuestras familias.
Parafraseando a Groucho Marx: “Europa, partiendo de la nada, ha logrado alcanzar la más altas cumbres de la miseria intelectual con su único esfuerzo”.
Me niego a aceptar este despropósito. ¡Qué descomunal deshonra para esta decrépita, acomodada e hipócrita Europa!

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