jueves, 12 de mayo de 2016

El pretendido “cambio” de Pedro Sánchez

El Senado debería reflejar lo que votan los ciudadanos
El sistema electoral empleado para asignar los escaños en el Senado hace que, habitualmente, la fuerza política más votada de cada circunscripción se lleve la mayoría de esos escaños. Así el PP, con menos del 30% de los votos, cuenta con el 60% de los asientos. Tanto el Senado, como el Parlamento, deberían ser reflejo de lo que votan los ciudadanos. Por eso, el rotundo no, sin reflexionar, de Pedro Sánchez a Podemos para estudiar un posible acuerdo de confluencia en las papeletas de la Cámara Alta, además de sorprendente, deja en evidencia su pretendido “gobierno de cambio”. Está meridianamente claro que si el PP vuelve a tener mayoría absoluta en el Senado, nada verdaderamente importante cambiará en España. Y así resulta imposible el “cambio”.

¡Ay, Carmena! ¡La que estás liando!
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Por otro lado y después de muchos meses de muertes de inocentes, dejación y dudas, se ha consumado lo que muchos europeos contemporáneos jamás pensamos ver: la incapacidad de dar respuesta a una grave crisis de refugiados que huyen, al igual que nosotros en el pasado, de los horrores bélicos, políticos, económicos…
El indecente pacto que ha acordado la política europea para expulsar a Turquía a los refugiados que llegan a Grecia, es una burla colosal que incumple los principios de derecho internacional por quebrantar las garantías de protección, que Europa tiene obligación de cumplir, como son la Convención de Ginebra y el Estatuto de los Refugiados, porque así lo manifiesta en su artículo 18 la Carta Europea. Todo lo demás es pura patraña. Los europeos decentes nos hallamos sumidos en la consternación, la indignación, el dolor  y el sonrojo. Incluso varias ONG como Médicos Sin Fronteras o ACNUR, han suspendido todas sus actividades en el centro de registro de refugiados por entender que se ha convertido en un ignominioso centro de detención.
Con esta firma Europa olvida sus raíces cristianas. ¿Cómo entenderemos, a partir de este indecente acuerdo, el concepto de ciudadanía europea? ¿Qué valores nos sustentarán? ¿Estará prohibido ser hospitalario en Europa? A pesar de esta obscena traición a nuestros principios solidarios, nada frenará el flujo si el horror persiste. Seguirán intentándolo una y otra vez.
Dos certezas se instalan en mi conciencia para defender a los refugiados: Nadie deja atrás sus raíces, su familia, sus amigos, su país, sus seres queridos, la tierra que le vio nacer, porque sí. Usted que me lee en este preciso momento, y yo, haríamos lo mismo en idénticas circunstancias: buscar lo mejor para nuestras familias.
Parafraseando a Groucho Marx: “Europa, partiendo de la nada, ha logrado alcanzar la más altas cumbres de la miseria humana con su único esfuerzo” y el compromiso que mantiene con los derechos humanos es puro delirio.
Me niego a aceptar este despropósito. ¡Qué descomunal deshonra para esta decrépita, acomodada e hipócrita Europa!

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