miércoles, 27 de abril de 2016

El Gobierno que no fue

El 26-J, nueva convocatoria electoral
El 26-J, nueva convocatoria electoral
En los más de cuatro meses transcurridos desde las elecciones hemos asistido a unas negociaciones fallidas en las que unos han optado por pactos contra natura, otros por preservar sus principios y, los de más allá, acaudillados por el tancredismo, se han sentado impertérritos a la puerta esperando sacar algún beneficio. Y, de este modo insólito, hemos llegado a la nueva convocatoria electoral. Todos son responsables y por ello el juego de las justificaciones no debería ser el de buscar culpables. Es injusto argumentar que votar no al acuerdo entre PSOE y C’s es votar al PP. De los resultados de diciembre se deducía que una mayoría de votantes estaba de acuerdo en tratar de dar un giro de 180 grados a las políticas neoliberales, que han generado centenares de miles de marginados sociales y dejado recortes en libertades y servicios públicos esenciales, no de aplicar un mero barniz cosmético. En este tiempo el PSOE, que lleva en sus siglas la S de socialista y la O de obrero, optó por no escuchar la realidad del país, dar la espalda a sus principios y escoger, debido a presiones internas y externas, por un pacto antinatural que hubiera consolidado varias reformas del PP. En cualquier caso es descorazonador, si se considera su origen, que se haya decantado tenazmente por aliarse con la derecha, aunque no tanto si se examina su deriva de las últimas décadas. Tal vez si hubiera explorado una alianza de izquierdas, que contaba con más apoyos que el pacto reclamado, a estas alturas Rajoy sería un okupa en la Moncloa a punto de ser desalojado y el cambio estaría iniciando su esperanzadora andadura en España.
¿Nos lamentaremos en junio del Gobierno que pudo ser y no fue?

¡Ay, Carmena! ¡La que estás liando!

---oOo---
Por otro lado y después de muchos meses de muertes de inocentes, dejación y dudas, se ha consumado lo que muchos europeos contemporáneos jamás pensamos ver: la incapacidad de dar respuesta a una grave crisis de refugiados que huyen, al igual que nosotros en el pasado, de los horrores bélicos, políticos, económicos…
El indecente pacto que ha acordado la política europea para expulsar a Turquía a los refugiados que llegan a Grecia, es una burla colosal que incumple los principios de derecho internacional por quebrantar las garantías de protección, que Europa tiene obligación de cumplir, como son la Convención de Ginebra y el Estatuto de los Refugiados, porque así lo manifiesta en su artículo 18 la Carta Europea. Todo lo demás es pura patraña. Los europeos decentes nos hallamos sumidos en la consternación, la indignación, el dolor  y el sonrojo. Incluso varias ONG como Médicos Sin Fronteras o ACNUR, han suspendido todas sus actividades en el centro de registro de refugiados por entender que se ha convertido en un centro de detención.
Con esta firma Europa olvida sus raíces cristianas. ¿Cómo entenderemos, a partir de este indecente acuerdo, el concepto de ciudadanía europea? ¿Qué valores nos sustentarán? ¿Estará prohibido ser hospitalario en Europa? A pesar de esta obscena traición a nuestros principios solidarios, nada frenará el flujo si el horror persiste. Seguirán intentándolo una y otra vez.
Dos certezas se instalan en mi conciencia para defender a los refugiados: Nadie deja atrás sus raíces, su familia, sus amigos, su país, sus seres queridos, la tierra que le vio nacer, porque sí. Usted que me lee en este preciso momento, y yo, haríamos lo mismo en idénticas circunstancias: buscar lo mejor para nuestras familias.
Parafraseando a Groucho Marx: “Europa, partiendo de la nada, ha logrado alcanzar la más altas cumbres de la miseria humana con su único esfuerzo”.
Me niego a aceptar este despropósito. ¡Qué descomunal deshonra para esta decrépita, acomodada e hipócrita Europa!

No hay comentarios:

Publicar un comentario