sábado, 26 de septiembre de 2015

No son todos iguales, ni mucho menos

No, no se puede ir diciendo que “todos son iguales”, insinuando que dará igual quién salga de las urnas, sembrando así la desmoralización y favoreciendo la abstención para que al final obtengan ventaja los de siempre. No, y mucho menos ahora que tenemos partidos nuevos y dentro de poco hay elecciones. En cualquier caso, ni siquiera entre los partidos viejos, ni mucho menos, “todos son iguales”. Parecidos sí, pero no iguales.
No, no se puede perder la cabeza. Hay que tener claro quién es el antagonista de la clase media y baja, porque gobernará para beneficio de la clase alta. Existen hechos sobradamente esclarecedores: Si el que gobierna sube el IVA, está subiendo el impuesto más injusto que existe porque afecta a todos por igual. Si el que gobierna recorta los tramos del IRPF y rebaja el tramo más alto, está siendo injusto porque beneficia a la clase alta y perjudica a la media y la baja ya que, cuantos menos tramos tenga este impuesto, más injusto será. Si el que gobierna recorta en educación, sanidad y cultura está denegando y poniendo trabas al acceso de los más desfavorecidos a necesidades básicas. Si el que gobierna privatiza lo que es de todos está favoreciendo a las élites para las que gobierna. Si el que gobierna es corrupto lo hace robando el dinero destinado a hospitales, colegios, pensiones... y si, además, se pone de perfil como sin con ellos no fuera esta plaga, está alentando futuras corruptelas. Si el que gobierna hace las leyes ad hoc para beneficiar a los ricos que defraudan y no han cumplido con sus obligaciones tributarias, está burlándose de la inmensa mayoría de ciudadanos que sí paga puntualmente sus impuestos.
Así que no, definitivamente no todos son iguales... ni mucho menos. Identifiquemos al enemigo y, en consecuencia, votemos.

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