martes, 16 de febrero de 2016

El amago de dimisión de Esperanza Aguirre

Esperanza Aguirre, siempre una política astuta
Esperanza Aguirre, siempre una política astuta

Esperanza Aguirre, acosada por la corrupción, vuelve a dimitir, pero no se marcha. Bueno, sólo un poquito, pero se vuelve a quedar. En realidad lo que hace es adelantar una salida ya anunciada: en dos o tres meses se celebrará el Congreso Regional en donde, previsiblemente, dejaría de ser presidenta del PP madrileño. Esto suena un poco a que la dimisión que se pactó fue una dimisión en diferido, y como fue una dimisión en defini… en diferido en forma efectivamente de simulación de… simulación o de lo que hubiera sido en diferido en partes de una…
Resumiendo, con esta sagaz jugada se quita de en medio momentáneamente, por lo que pueda venir, dejando a su sustituto una tarea muy ingrata. También, durante su rueda de prensa manifestó con desparpajo que siempre “hace lo que haría un político británico” en sus circunstancias. Un poco tarde ¿no?, ya en 2005 cuando el concejal del PP en el ayuntamiento de Majadahonda José Luis Peñas, junto a su también compañero y concejal Juan José Moreno, denunciaron en su partido las conductas “inmorales e irregulares” que se estaban produciendo, en vez de iniciar una investigación, lo que ordenó fue la apertura de sendos expedientes de expulsión. Ese fue un buen momento para dimitir ya que miró para otro lado. Además, si tanto le encandilan los modos de hacer política en Gran Bretaña, no cabe duda que en su misma situación un político británico hubiera dimitido de todos sus cargos, incluido el de concejal. En cualquier caso, esta no retirada indica que algo se trae entre manos. ¡Alerta, Mariano!
Hay que ver, Carmena, ¡la que estás liando!
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En otro orden de cosas, el inclemente, duro y frío invierno hace mucho tiempo que llegó, señor Jean-Claude Juncker, presidente de la CE, y sus palabras de tahúr, a estas alturas, resuenan pomposas, grandilocuentes, infladas, afectadas, hipócritas, engañosas, falsas, tramposas, insensibles, vacías, huecas y febles, mientras la ineptitud y dejación de funciones de su política europea, entre cuyas transcendentales obligaciones cuenta con el vinculante cumplimiento, desde 2009, de la Carta de los Derechos Fundamentales de la UE que, en su artículo 18 sobre el Derecho de Asilo reza: “Se garantiza el derecho de asilo dentro del respeto de las normas de la Convención de Ginebra de 28 de julio de 1951 y del Protocolo de 31 de enero de 1967 sobre el Estatuto de los Refugiados y de conformidad con el Tratado constitutivo de la Comunidad Europea”, y continúa azotando a miles y miles de refugiados, niños, jóvenes, adultos y ancianos que viven un innecesario y trágico calvario por las tierras y costas de Europa que muchas veces termina trocando su anhelo de paz por la lóbrega y fría tumba. Gobernantes de Europa: Asuman sus responsabilidades o que todas estas víctimas inocentes, incluidas las pequeñas criaturitas en sus blancos ataúdes, atormenten sus adineradas conciencias.
Me reitero en dos certidumbres:
• Nadie deja atrás sus raíces, su familia, sus amigos, su país, la tierra que le vio nacer, porque sí.
• Usted, señor Jean-Claude Juncker, usted que me está leyendo en este momento, y yo, haríamos lo mismo que ellos en idénticas circunstancias.
¡Qué monumental deshonra para esta vieja, acomodada e hipócrita Europa!

7 comentarios:

  1. Queridos conciudadanos: Es más que obvio el círculo cerrado en el que se mueven Esperanza Aguirre y Gil de Biedma, condesa de Bornos (con grandeza de España) y condesa consorte de Murillo, y sus allegados, muy alejado de la triste realidad del 95% de sus compatriotas (incluidos sus votantes incondicionales), y que motiva su desprecio y falta de empatía por las clases más humildes que la suya. Si a esto se le une un afán enfermizo de poder, un costoso y estudiadísimo marketing político de origen norteamericano, mezcla del más vergonzante populismo (del que acusa continuamente a sus rivales políticos), de la demagogia más evidente y de una habilidad innata y serpentina para medrar durante décadas entre la política privada y la pública, tenemos como resultado este personaje autoproclamado la gran neo-liberal, la descubridora de la Gurtel, el azote de la corrupción en Madrid. No olvidemos nunca el Tamayazo, el pucherazo más escandaloso y vergonzoso de la democracia española, que consiguió, para humillación de los madrileños que no les votamos, que el PP siga gobernando desde hace más de una década en nuestra comunidad.
    ¿Pero de verdad todavía la creéis y la votáis?
    O sois de su familia o no lo entiendo, lo siento.

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  3. No amigo, no. Usted no me vetará porque, si lo hiciera, dejaría completamente al descubierto su peculiar sentido de la objetividad y su impostada condición de “demócrata justiciero”. No le conviene hacerlo. Pero eso es algo que ahora tiene escasa o ninguna importancia porque, razonándolo bien, no merece para nada la pena el breve esfuerzo que se realiza insertando aquí unas cuantas líneas. Así que quédese tranquilo, que he tomado la decisión de hacerlo por última vez. Por favor, no me lo tome a mal, pero créame si le digo que no existe nada más alejado de mis intenciones que el tratar de establecer con usted cualquier suerte de relación epistolar. Ni epistolar, ni de ningún otro tipo. Las personas con las que acostumbro a cruzar correspondencia tienen, por lo general, mucha mayor amplitud de miras de la que parece poseer usted.

    Y es que podríamos aplicar muy bien aquí aquel refrán que dice que “no hay peor ciego que quien no desea ver” aunque, si bien doy por hecho que creo que es cierto que usted no desea ver, no comparto lo de que sea usted completamente ciego, sino que estoy convencido de que a usted nadie le puede quitar las anteojeras que lleva puestas. Nadie excepto el tiempo, de no ser que a usted le guíe algún otro tipo de interés para seguir llevándolas colocadas hasta el momento en el que se dé de bruces con la cruda realidad; algo que llegará más pronto que tarde, no le quepa duda.

    Alcanzado este punto, debo aclarar que yo no pretendo hacer análisis políticos (Mucho menos aquí). Eso sería algo que se me daría muy mal, entre otras cosas porque no es esa mi vocación. Pero sí que intento valorar y extraerles sentido a los acontecimientos, a las circunstancias y a los comportamientos que condicionan o determinan el desarrollo de la Humanidad y, en particular, a nuestro actual sistema de vida. Todo eso intento hacerlo de acuerdo con un pensamiento hondamente objetivo y con unos principios profundamente democráticos, que tal fue la educación que recibí y lo que “mamé” de mis mayores. Podré equivocarme, y sin duda lo hago, como todo el mundo (Una disculpa, por cierto, recientemente utilizada por la actual Corporación municipal de Madrid para justificar algunos errores de cierta importancia), pero jamás me he dejado seducir por revanchismos, sectarismos ni ideologías.

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  4. Verá usted: cuando yo inserté mi primer comentario en esta página, no me guiaba ningún otro afán que el de poner el necesario contrapunto con el que favorecer un saludable contraste de pareceres y una pluralidad –jamás una equidistancia– que usted en ningún momento les viene ofreciendo a quienes leen sus reseñas. Porque usted, amigo mío, con esa actitud tan poco democrática de “mis artículos los elijo yo, y si no está de acuerdo…” (sic), es de los que prenden el ventilador para airear la porquería, pero lo colocan siempre en la misma dirección –la única dirección que les interesa– y se olvidan de pulsar la tecla de oscilación para que el aparato pueda ventilar en cualquier otro sentido. Y no se equivoque, que a la opción de ventilar en todas direcciones pocas personas lo llamarían “equidistancia” sino más bien: IMPARCIALIDAD. (Imparcialidad, sí amigo mío: imparcialidad; algo que, a diferencia de usted, yo intento practicar y no “pregonar”, como usted pretende dar a entender para confundir a las pocas personas que lean esto). En cambio, no creo que usted consiga ocultarle a nadie ese arrogante y oportunista tufillo de revanchismo populista y resentido que se desprende de la mayoría de sus politizados comentarios. Sus otras inserciones (las no politizadas); esos poquísimos comentarios que usted intercala de tarde en tarde y esporádicamente, suelen ser muchísimo más interesantes y tienen un alcance mucho mayor desde un punto de vista humano y social, pero, son tan escasos en comparación con los demás, que yo creo que sólo los utiliza usted para que quienes lean todo el conjunto –confío en que sean algunos más de los cuatro que aparecen como seguidores de su perfil– le tomen a usted como un descendiente directo del mismísimo Llanero Solitario, un valiente adalid defensor del 99% de la Humanidad oprimida (Le recuerdo que usted me “situó” como defensor del 1% restante).

    A usted “se le ve muy bien el plumero” amigo, porque no se le escapa la ocasión de comentar y ridiculizar los aspectos negativos de lo que han venido ustedes a definir como “la casta” –que no niego que los tiene, y muchos– mientras que elude hablar, sistemáticamente, sobre todos los turbios asuntos que afectan a “los suyos” –que también los tienen ¿verdad? incluso les vienen de antes de “tocar poder”. Y ya veremos dónde llega la bola de nieve dentro de pocos años… démosles tiempo– Decía que elude hablar de ellos sistemáticamente, escamoteándolos deliberadamente a la opinión de cualquiera que pase por aquí. Pues ¿qué quiere que le diga? Que no me parece que sea la suya una actitud demasiado objetiva, ciertamente. Si usted quiere servir a un partido determinado, actúe usted como cualquier político trabajando clara y abiertamente en favor de su partido; eso es algo legítimo, pero no pretenda hacernos creer que gestiona un blog de críticas con el fin de denunciar la corrupción y la mala praxis en la política cuando sólo se dedica a criticar a un partido político concreto sin referirse –cuando no ocultando– a las evidentes irregularidades de aquellos con los que usted simpatiza. Tal como hace usted ahora las cosas, le propongo que cambie con urgencia el pomposo nombre que utiliza actualmente y lo sustituya por este otro: “Homosemicriticus” (Lo de sapiens requeriría de un análisis exhaustivo).

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  5. En cambio, si otra persona viene a denunciar esos aspectos de su blog (como en mi caso) usted no tiene empacho alguno en tildarle de ser alguien al servicio de la economía de no sé qué tenebroso 1% y de nutrirse con la lectura de no sé qué tipo de prensa perteneciente al siglo pasado que (por lo que he podido averiguar en internet, puesto que por entonces yo no estaba en España) se encontraba controlada por un régimen dictatorial felizmente superado hace ya la friolera de 40 años pero que, sorprendentemente, “ustedes” se empeñan en seguir alimentando en el recuerdo. ¿Lo ve usted? Ese es otro de los graves problemas que aquejan de siempre a los pensamientos totalitarios, sean del signo que sean: que se muestran completamente incapaces de avanzar en la concordia, jamás soportan que nadie se posicione en una opción diferente de la suya y se enfrentan a la crítica con esa clase de infantiles “pataletas” sacando rápidamente a relucir sus más ancestrales rencores, esos que ustedes retroalimentan siempre que se les presenta la menor oportunidad.

    También parece ser usted uno de esos individuos que son siempre los dueños absolutos de la razón, la verdad y la cordura. De lo contrario, no se entiende que se considere usted con la sabiduría y la autoridad moral suficiente como para descalificar a determinado periodista bajo esa contundente sentencia de que “últimamente no anda muy fino y desvaría” (sic). Oiga ¡Qué bien argumentado! ¡Qué genial! Se apoya usted, sin duda, en unos hechos muy bien fundamentados, muy claramente explicados y de un gran valor deontológico/periodístico/científico. Muy riguroso, señor; sugiero que toda la clase periodística le consulte a usted antes de publicar cualquier artículo. Y debe ser, casi con total seguridad, porque el periodista en cuestión habrá tenido la osadía de publicar en algún momento alguna cosa que a usted no le debió gustar, o que, en su opinión, no habría sido correctamente contrastada. (Si no tiene usted inconveniente, abro aquí este paréntesis para rogarle que repase usted los comentarios que usted mismo viene haciendo a través de su blog; podríamos encontrar varios ejemplos cuyos contenidos tampoco habrían sido –en opinión de otras personas– suficientemente contrastados por usted, así como algunos otros en los cuales usted opinaba sobre determinados hechos que ni siquiera habían llegado aún a ser juzgados ante los correspondientes Tribunales de Justicia cuando usted ya emitía su particular “veredicto” al respecto. Más, ya se sabe: “Se percibe muy bien la paja en el ojo ajeno…” –No se enoje, es que soy un gran aficionado a los refranes–).

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  6. Mire, yo tampoco deseo malgastar mi tiempo con sectarios. Como le anticipaba antes, esta será mi última intervención aquí, y no tengo ninguna intención de volver para leer nada de sus partidarias y subjetivas soflamas. Así pues, le regalo mi turno de réplica; se puede despachar a gusto, si quiere contestar lo que desee y que le aproveche, que yo ni siquiera lo leeré. Si considera que su tiempo es valioso, estoy seguro que el mío lo es mucho más. Usted escribió que actualmente se encuentra sin trabajo (lo lamento sinceramente, créame) igual que, por desgracia, más de cuatro millones de personas en España por culpa de una grave crisis económica mundial –algo que los populismos no resolverán jamás, por mucho que se empeñen– y de la necedad y la autocomplacencia del anterior gobierno socialista; una grave situación que tampoco ha sabido resolver adecuadamente el gobierno actual con su incompetencia (en esto último estamos de acuerdo). A diferencia de usted, un mucho por suerte y un bastante por mi propio sacrificio personal, yo no me encuentro desempleado; todo lo contrario: hay días en los que necesitaría que la jornada tuviese 48 o más horas para poder llevar a cabo con éxito toda la carga de trabajo que se me acumula, y cuando no tengo esa clase de días (afortunadamente no son así todos), debo invertir una parte muy importante de mi tiempo poniéndome al día, porque necesito actualizar constantemente mis conocimientos para ejercer mi profesión con todas las probabilidades de éxito posibles. Solamente dispongo de algunos ratos para introducirme en la lectura de la prensa, escuchar noticias y enterarme de las demás cosas que pasan por el mundo en las ocasiones en las que tengo guardia y esta transcurre con cierta tranquilidad (raramente, como ahora mismo) o en esos escasos momentos en los que estoy en mi domicilio intentando relajarme del estrés cotidiano. Casi todo mi tiempo lo ocupan mi profesión y mi familia. Le aclararé, por si su fino olfato no lo ha captado aún, que me dedico a la Medicina, de ahí que considere que mi tiempo es infinitamente más valioso que el suyo. Lo mío es luchar contra el dolor y la enfermedad; no me va el rol de agitador político.

    En cuanto a sus disparatadas suposiciones sobre mi adscripción política (lo de El Alcázar, estar al servicio de la economía del 1% y ese tipo de estupideces), también deseo aclararle que nací y me crié en el seno de una familia humilde que siempre salió adelante a base de mucho, muchísimo sacrificio, y que yo siempre he alcanzado todas mis metas gracias a un gran esfuerzo personal. Desconozco lo que usted es, lo que ha sido, lo que usted ha conseguido en la vida, y el esfuerzo personal que haya puesto usted para llegar donde haya llegado (Puedo equivocarme, pero a mí se me antoja usted una persona frustrada y resentida). Yo me costee casi toda mi formación trabajando como vendedor de libros a domicilio, friegaplatos, pinche de cocina, camarero, y durmiendo menos de cuatro horas al día; una etapa de mi vida que recuerdo con especial cariño y de la que me cabe la satisfacción de conservar numerosos amigos, bastantes de izquierdas, pero todos dotados de una gran sensatez y un enorme sentido de la responsabilidad.

    No me suponga usted un médico elitista, con pacientes exclusivos ni poseedor de una cuenta corriente millonaria. Mi trabajo nos da suficiente para vivir en casa con dignidad pero sin excesos y me permite asumir el coste extra que tengo que dedicar cada año a mi constante reciclaje, pero nada más. Así que no imagine usted esas tonterías, que no le creo yo a usted capacitado para andar suponiendo nada. En el peor de los casos, si quiere suponer algo, supóngame usted como una persona con bastante más sentido común del que usted posee.

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  7. Antes de terminar le contaré que no hace muchos días, por pura casualidad, pues no es esa mi especialidad, tuve el privilegio y la inmensa satisfacción de ayudar a traer al mundo a una niña preciosa y sana cuyo parto se presentaba con algunas complicaciones. Todo salió a pedir de boca, afortunadamente, y hoy se encuentran felizmente bien, tanto la madre como la niña. Pero no puedo evitar preguntarme qué futuro le aguarda a esa criatura y a tantas otras personas inocentes, a la vista de tanto sectarismo ideológico, tan poco sentido de la responsabilidad y tan poco deseo de entendimiento como se aprecia hoy en muchos de ustedes. Después, que nos pregunten de quién fue la culpa. De usted no ¿verdad?

    Hasta nunca señor.

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