Portada del libro del tercer ciclo de primaria |
La
noche del pasado viernes, tres o más agresores propinaron una paliza a un joven
homosexual en Madrid, al ofensivo grito de “maricón”, y sólo por su condición. Estos
matones que van en grupo, tienen que ser detenidos y pagar por su delito; pero
para luchar contra las agresiones no basta únicamente con el castigo, hay que
educar desde la infancia, en las familias y en los colegios, inculcando valores
como la tolerancia, la justicia, la libertad, el respeto al otro, la
solidaridad, los derechos humanos, los deberes, la responsabilidad, el civismo…
¡Anda!, pero si esa asignatura ya existía y se llamaba “Educación para la Ciudadanía”
y se la cargó el PP.
---oOo---
En
otro orden de cosas, el inclemente, duro y frío invierno hace tiempo que llegó,
señor Jean-Claude Juncker, presidente de la CE, y sus palabras de
tahúr
resultan infladas, pomposas, grandilocuentes, afectadas, hipócritas, engañosas,
falsas, tramposas, insensibles, vacías, huecas y febles, mientras la ineptitud y
dejación de funciones de su política europea, entre cuyas obligaciones cuenta
con el vinculante cumplimiento, desde 2009, de la Carta de los Derechos
Fundamentales de la UE
que, en su artículo 18 sobre el Derecho de Asilo reza: “Se garantiza
el derecho de
asilo dentro del
respeto de las
normas de la Convención de
Ginebra de 28 de julio de
1951 y del
Protocolo de 31
de enero de
1967 sobre el Estatuto
de los Refugiados
y de conformidad con
el Tratado constitutivo
de la
Comunidad Europea”,
hace que miles y miles de refugiados, niños, jóvenes, adultos y ancianos continúen
su innecesario y trágico calvario por las tierras y costas de Europa que muchas
veces concluye trocando su esperanza por la lóbrega tumba. Gobernantes de
Europa: Asuman sus responsabilidades o que todos esos muertos inocentes,
incluidos los pequeños angelitos en sus blancos ataúdes, atormenten sus
acomodadas conciencias.
Insisto
en dos certidumbres:
•
Nadie abandona sus raíces, su familia, sus amigos, su país, la tierra que le
vio nacer, porque sí.
•
Usted, señor Jean-Claude Juncker, usted que me está leyendo, y yo, haríamos lo
mismo que ellos en idénticas circunstancias.
¡Qué
monumental deshonra para esta vieja, acomodada e hipócrita Europa!
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