lunes, 8 de febrero de 2016

Qué es y para qué sirve un debate de investidura

El Parlamento
La palabra parlamento deriva del francés "parler" que significa hablar

El debate de investidura es un acto parlamentario en donde el candidato a presidente expone ante el Congreso de los Diputados el programa político del Gobierno que pretende formar y con el que pretende gobernar. A continuación, y antes de someterse a la votación de investidura, se inicia la celebración de un debate para ver si el aspirante logra la confianza de la Cámara. Y, precisamente, el debate sirve para eso, para discutir sobre lo presentado con quienes mantienen opiniones diferentes, pudiendo en las replicas decir si se está de acuerdo o no con lo argumentado por el otro para llegar a una posible solución que convenza al antagonista. Por eso no entiendo que Rajoy haya declinado su responsabilidad de presentarse a la investidura, admitiendo su nula capacidad de diálogo para alcanzar pactos de gobierno, como tampoco comprendo que nadie, de antemano, mantenga su cerrazón a votar a un candidato predeterminado, aunque probablemente tenga razón pero, al menos, debería esperar y escuchar el proyecto que trae el aspirante a presidente para ver si le sorprende con propuestas innovadoras. Siempre se debe parlamentar y recordar la máxima del moralista y ensayista francés Joseph Joubert: “Es mejor debatir una cuestión sin resolverla que resolver una cuestión sin debatirla”.

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En otro orden de cosas, el inclemente, duro y frío invierno hace tiempo que llegó, señor Jean-Claude Juncker, presidente de la CE, y sus palabras de tahúr resultan infladas, pomposas, grandilocuentes, afectadas, hipócritas, engañosas, falsas, tramposas, insensibles, vacías, huecas y febles, mientras la ineptitud y dejación de funciones de su política europea, entre cuyas obligaciones cuenta con el vinculante cumplimiento, desde 2009, de la Carta de los Derechos Fundamentales de la UE que, en su artículo 18 sobre el Derecho de Asilo reza: “Se  garantiza  el  derecho  de  asilo  dentro  del  respeto  de  las  normas  de  la  Convención  de  Ginebra  de  28  de julio   de   1951   y   del   Protocolo   de   31   de   enero   de   1967   sobre   el   Estatuto   de   los   Refugiados   y   de conformidad  con  el  Tratado  constitutivo  de  la  Comunidad  Europea”, hace que miles y miles de refugiados, niños, jóvenes, adultos y ancianos continúen su innecesario y trágico calvario por las tierras y costas de Europa que muchas veces concluye trocando su esperanza por la lóbrega tumba. Gobernantes de Europa: Asuman sus responsabilidades o que todos esos muertos inocentes, incluidos los pequeños angelitos en sus blancos ataúdes, atormenten sus acomodadas conciencias.

Insisto en dos certidumbres:

• Nadie abandona sus raíces, su familia, sus amigos, su país, la tierra que le vio nacer, porque sí.

• Usted, señor Jean-Claude Juncker, usted que me está leyendo, y yo, haríamos lo mismo que ellos en idénticas circunstancias.

¡Qué monumental deshonra para esta vieja, acomodada e hipócrita Europa!

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