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| La palabra parlamento deriva del francés "parler" que significa hablar | 
El
debate de investidura es un acto parlamentario en donde el candidato a presidente
expone ante el Congreso de los Diputados el programa político del Gobierno que
pretende formar y con el que pretende gobernar. A continuación, y antes de
someterse a la votación de investidura, se inicia la celebración de un debate para
ver si el aspirante logra la confianza de la Cámara. Y, precisamente, el debate
sirve para eso, para discutir sobre lo presentado con quienes mantienen
opiniones diferentes, pudiendo en las replicas decir si se está de acuerdo o no
con lo argumentado por el otro para llegar a una posible solución que convenza
al antagonista. Por eso no entiendo que Rajoy haya declinado su responsabilidad
de presentarse a la investidura, admitiendo su nula capacidad de diálogo para alcanzar
pactos de gobierno, como tampoco comprendo que nadie, de antemano, mantenga su
cerrazón a votar a un candidato predeterminado, aunque probablemente tenga
razón pero, al menos, debería esperar y escuchar el proyecto que trae el aspirante
a presidente para ver si le sorprende con propuestas innovadoras. Siempre se debe
parlamentar y recordar la máxima del moralista y ensayista francés Joseph Joubert:
“Es mejor debatir una cuestión sin resolverla que resolver una cuestión sin
debatirla”.
---oOo---
En
otro orden de cosas, el inclemente, duro y frío invierno hace tiempo que llegó,
señor Jean-Claude Juncker, presidente de la CE, y sus palabras de
tahúr
resultan
infladas, pomposas, grandilocuentes, afectadas, hipócritas, engañosas, falsas,
tramposas, insensibles, vacías, huecas y febles, mientras la ineptitud y
dejación de funciones de su política europea, entre cuyas obligaciones cuenta
con el vinculante cumplimiento, desde 2009, de la Carta de los Derechos
Fundamentales de la UE
que, en su artículo 18 sobre el Derecho de Asilo reza: “Se  garantiza 
el  derecho  de 
asilo  dentro  del 
respeto  de  las 
normas  de  la  Convención  de 
Ginebra  de  28  de julio   de  
1951   y   del  
Protocolo   de   31  
de   enero   de  
1967   sobre   el  
Estatuto   de   los  
Refugiados   y   de conformidad  con 
el  Tratado  constitutivo 
de  la 
 Comunidad  Europea”,
hace que miles y miles de refugiados, niños, jóvenes, adultos y ancianos continúen
su innecesario y trágico calvario por las tierras y costas de Europa que muchas
veces concluye trocando su esperanza por la lóbrega tumba. Gobernantes de
Europa: Asuman sus responsabilidades o que todos esos muertos inocentes, incluidos
los pequeños angelitos en sus blancos ataúdes, atormenten sus acomodadas
conciencias.
Insisto
en dos certidumbres:
•
Nadie abandona sus raíces, su familia, sus amigos, su país, la tierra que le vio
nacer, porque sí.
•
Usted, señor Jean-Claude Juncker, usted que me está leyendo, y yo, haríamos lo
mismo que ellos en idénticas circunstancias.
¡Qué
monumental deshonra para esta vieja, acomodada e hipócrita Europa!

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