viernes, 6 de mayo de 2016

El BCE y los billetes de 500 euros

La amnistía fiscal del BCE
La amnistía fiscal del BCE
El BCE, para hacernos creer que lucha contra el crimen y el blanqueo, decide dejar de fabricar los billetes de 500 euros pero mantiene los que ya circulan sine die. Vamos, que esto es una regularización encubierta, una amnistía fiscal generalizada a la delincuencia. Si de verdad se pretendía luchar contra el terrorismo, el tráfico de armas, de drogas, los estafadores, la corrupción, con sus corruptos y corruptores, lo que deberían haber hecho era retirarlos y prohibir su circulación de manera inmediata, pudiéndose canjear sólo en entidades autorizadas a tal efecto siempre que se pruebe nítidamente el origen limpio de ese dinero. Medidas claramente insuficientes como ésta, de cara a la galería, se las podían ahorrar.

¡Ay, Carmena! ¡La que estás liando!

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Por otro lado y después de muchos meses de muertes de inocentes, dejación y dudas, se ha consumado lo que muchos europeos contemporáneos jamás pensamos ver: la incapacidad de dar respuesta a una grave crisis de refugiados que huyen, al igual que nosotros en el pasado, de los horrores bélicos, políticos, económicos…
El indecente pacto que ha acordado la política europea para expulsar a Turquía a los refugiados que llegan a Grecia, es una burla colosal que incumple los principios de derecho internacional por quebrantar las garantías de protección, que Europa tiene obligación de cumplir, como son la Convención de Ginebra y el Estatuto de los Refugiados, porque así lo manifiesta en su artículo 18 la Carta Europea. Todo lo demás es pura patraña. Los europeos decentes nos hallamos sumidos en la consternación, la indignación, el dolor  y el sonrojo. Incluso varias ONG como Médicos Sin Fronteras o ACNUR, han suspendido todas sus actividades en el centro de registro de refugiados por entender que se ha convertido en un centro de detención.
Con esta firma Europa olvida sus raíces cristianas. ¿Cómo entenderemos, a partir de este indecente acuerdo, el concepto de ciudadanía europea? ¿Qué valores nos sustentarán? ¿Estará prohibido ser hospitalario en Europa? A pesar de esta obscena traición a nuestros principios solidarios, nada frenará el flujo si el horror persiste. Seguirán intentándolo una y otra vez.
Dos certezas se instalan en mi conciencia para defender a los refugiados: Nadie deja atrás sus raíces, su familia, sus amigos, su país, sus seres queridos, la tierra que le vio nacer, porque sí. Usted que me lee en este preciso momento, y yo, haríamos lo mismo en idénticas circunstancias: buscar lo mejor para nuestras familias.
Parafraseando a Groucho Marx: “Europa, partiendo de la nada, ha logrado alcanzar la más altas cumbres de la miseria humana con su único esfuerzo” y el compromiso que mantiene con los derechos humanos es puro delirio.
Me niego a aceptar este despropósito. ¡Qué descomunal deshonra para esta decrépita, acomodada e hipócrita Europa!

jueves, 5 de mayo de 2016

Más responsabilidad en política

Imaginemos un escenario factible: lunes, 27 de junio. La coalición de Podemos e Izquierda Unida arrebatan la hegemonía de la izquierda al PSOE. Si esta alianza trata de pactar con la formación de Pedro Sánchez y, finalmente, las negociaciones no llegaran a buen puerto ¿qué opinarían en el PSOE si les acusaran de haberse puesto de acuerdo con Rajoy para que no gobiernen? ¿Estarían diciendo no al cambio? ¿A que no sería responsable esta simplificación de la política?

¡Ay, Carmena! ¡La que estás liando!

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Por otro lado y después de muchos meses de muertes de inocentes, dejación y dudas, se ha consumado lo que muchos europeos contemporáneos jamás pensamos ver: la incapacidad de dar respuesta a una grave crisis de refugiados que huyen, al igual que nosotros en el pasado, de los horrores bélicos, políticos, económicos…
El indecente pacto que ha acordado la política europea para expulsar a Turquía a los refugiados que llegan a Grecia, es una burla colosal que incumple los principios de derecho internacional por quebrantar las garantías de protección, que Europa tiene obligación de cumplir, como son la Convención de Ginebra y el Estatuto de los Refugiados, porque así lo manifiesta en su artículo 18 la Carta Europea. Todo lo demás es pura patraña. Los europeos decentes nos hallamos sumidos en la consternación, la indignación, el dolor  y el sonrojo. Incluso varias ONG como Médicos Sin Fronteras o ACNUR, han suspendido todas sus actividades en el centro de registro de refugiados por entender que se ha convertido en un centro de detención.
Con esta firma Europa olvida sus raíces cristianas. ¿Cómo entenderemos, a partir de este indecente acuerdo, el concepto de ciudadanía europea? ¿Qué valores nos sustentarán? ¿Estará prohibido ser hospitalario en Europa? A pesar de esta obscena traición a nuestros principios solidarios, nada frenará el flujo si el horror persiste. Seguirán intentándolo una y otra vez.
Dos certezas se instalan en mi conciencia para defender a los refugiados: Nadie deja atrás sus raíces, su familia, sus amigos, su país, sus seres queridos, la tierra que le vio nacer, porque sí. Usted que me lee en este preciso momento, y yo, haríamos lo mismo en idénticas circunstancias: buscar lo mejor para nuestras familias.
Parafraseando a Groucho Marx: “Europa, partiendo de la nada, ha logrado alcanzar la más altas cumbres de la miseria humana con su único esfuerzo” y el compromiso que mantiene con los derechos humanos es puro delirio.
Me niego a aceptar este despropósito. ¡Qué descomunal deshonra para esta decrépita, acomodada e hipócrita Europa!

lunes, 2 de mayo de 2016

El Tratado de Libre Comercio e Inversión (TTIP)

Stop al TTIP. Legislar para las élites es corrupción
Stop al TTIP. Legislar para las élites es corrupción
En estricto secreto y desde junio de 2013, Estados Unidos y la Unión Europea, junto a potentes lobbies que defienden los intereses de grandes empresas, negocian la aprobación definitiva de un Tratado comercial bilateral que pretende conciliar la normativa a ambos lados del Atlántico. Al modificar leyes laborales y salarios, dañará gravemente nuestras conquistas sociales menoscabando nuestro estilo de vida. A pesar del disfraz con que lo visten, está hecho por y para las multinacionales que tendrán capacidad de redactar leyes y recortar derechos, hasta tal punto que en lo jurídico, si consideran que alguna política europea laboral, medioambiental, fiscal o alimentaria merma sus beneficios, presentes o futuros, podrán demandar a los países en tribunales de arbitraje privados, y opacos, que estarán por encima de los tribunales de cada estado. El Tratado concernirá a todos los sectores económicos y fomentará la privatización de servicios públicos esenciales, como la sanidad, el agua, la educación o la energía, al considerarlos elementos de consumo. La industria alimentaria estará autorizada a usar nuevos transgénicos, hormonas, antibióticos, y plaguicidas tóxicos, que no serán sometidos a los controles actuales y podrán clonar animales para consumo humano. En el sector energético se acabará con la protección medioambiental al permitir la fractura hidráulica (el desastroso y temible fracking) y no tener en cuenta el acuerdo de mínimos de París en cuanto a emisiones de CO2, recrudeciendo el cambio climático. En el sector agrario se acelerará la desaparición de los pequeños agricultores encaminando el mundo rural a una muerte cierta. Los lobbies de la industria farmacéutica han presionado para que se aumenten los controles sobre los medicamentos genéricos, lo que llevará a un encarecimiento de los mismos proporcional al deterioro de nuestra salud.
Pero ¿por qué se negocia a puerta cerrada? ¿Es esto democrático? Legislar para las élites también es corrupción y lo que es la utopía de los poderosos será nuestra cruel realidad si no actuamos. El planeta que habitamos y los seres que en él vivimos nunca debemos quedar al albur de los intereses de las empresas, sino al revés: son las empresas las que deben someterse al interés de las personas. Como individuos somos responsables de legar a nuestros descendientes un mundo mejor que el que encontramos. En eso consiste la existencia, y no cabe duda de que si este Tratado sale adelante el mundo que se encontrarán será mucho peor que el que a nosotros nos legaron.
Incluso Alfred de Zayas, comisionado por la ONU, anima a los particulares a recurrirlo ante los tribunales al vulnerar los derechos fundamentales e ir contra los principios de Naciones Unidas.
En Francia, en estos días, se está viviendo una batalla de esta guerra con la dura reforma laboral, inspirada en la española de Rajoy, iniciada por Zapatero y González, que están pretendiendo sacar adelante y que está siendo ampliamente contestada en la calle.

¡Ay, Carmena! ¡La que estás liando!

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Por otro lado y después de muchos meses de muertes de inocentes, dejación y dudas, se ha consumado lo que muchos europeos contemporáneos jamás pensamos ver: la incapacidad de dar respuesta a una grave crisis de refugiados que huyen, al igual que nosotros en el pasado, de los horrores bélicos, políticos, económicos…
El indecente pacto que ha acordado la política europea para expulsar a Turquía a los refugiados que llegan a Grecia, es una burla colosal que incumple los principios de derecho internacional por quebrantar las garantías de protección, que Europa tiene obligación de cumplir, como son la Convención de Ginebra y el Estatuto de los Refugiados, porque así lo manifiesta en su artículo 18 la Carta Europea. Todo lo demás es pura patraña. Los europeos decentes nos hallamos sumidos en la consternación, la indignación, el dolor  y el sonrojo. Incluso varias ONG como Médicos Sin Fronteras o ACNUR, han suspendido todas sus actividades en el centro de registro de refugiados por entender que se ha convertido en un centro de detención.
Con esta firma Europa olvida sus raíces cristianas. ¿Cómo entenderemos, a partir de este indecente acuerdo, el concepto de ciudadanía europea? ¿Qué valores nos sustentarán? ¿Estará prohibido ser hospitalario en Europa? A pesar de esta obscena traición a nuestros principios solidarios, nada frenará el flujo si el horror persiste. Seguirán intentándolo una y otra vez.
Dos certezas se instalan en mi conciencia para defender a los refugiados: Nadie deja atrás sus raíces, su familia, sus amigos, su país, sus seres queridos, la tierra que le vio nacer, porque sí. Usted que me lee en este preciso momento, y yo, haríamos lo mismo en idénticas circunstancias: buscar lo mejor para nuestras familias.
Parafraseando a Groucho Marx: “Europa, partiendo de la nada, ha logrado alcanzar la más altas cumbres de la miseria humana con su único esfuerzo” y el compromiso que mantiene con los derechos humanos es puro delirio.
Me niego a aceptar este despropósito. ¡Qué descomunal deshonra para esta decrépita, acomodada e hipócrita Europa!

viernes, 29 de abril de 2016

Agresiones homófobas

Educación para la ciudadanía suprimida por el PP
Una asignatura que el PP nunca debería haber suprimido
En los últimos tiempos se está recrudeciendo exponencialmente la violencia homófoba con ataques perpetrados por matones que van en grupo. Con gritos vejatorios, estos fanfarrones agreden a personas sólo por su condición. Deben ser detenidos rápidamente y pagar por su delito para que no cunda el mal ejemplo; pero para luchar contra ésta y cualquier agresión no basta únicamente con el castigo, hay que educar para formar individuos responsables desde la infancia, en las familias y en los colegios, inculcando valores como la tolerancia, la justicia, la libertad, el respeto al otro, la solidaridad, los derechos humanos, los deberes, la responsabilidad, el civismo… ¡Uy!, pero si ya existió una asignatura que inculcaba todo eso y se llamaba “Educación para la Ciudadanía”... y se la cargó el PP.

¡Ay, Carmena! ¡La que estás liando!

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Por otro lado y después de muchos meses de muertes de inocentes, dejación y dudas, se ha consumado lo que muchos europeos contemporáneos jamás pensamos ver: la incapacidad de dar respuesta a una grave crisis de refugiados que huyen, al igual que nosotros en el pasado, de los horrores bélicos, políticos, económicos…
El indecente pacto que ha acordado la política europea para expulsar a Turquía a los refugiados que llegan a Grecia, es una burla colosal que incumple los principios de derecho internacional por quebrantar las garantías de protección, que Europa tiene obligación de cumplir, como son la Convención de Ginebra y el Estatuto de los Refugiados, porque así lo manifiesta en su artículo 18 la Carta Europea. Todo lo demás es pura patraña. Los europeos decentes nos hallamos sumidos en la consternación, la indignación, el dolor  y el sonrojo. Incluso varias ONG como Médicos Sin Fronteras o ACNUR, han suspendido todas sus actividades en el centro de registro de refugiados por entender que se ha convertido en un centro de detención.
Con esta firma Europa olvida sus raíces cristianas. ¿Cómo entenderemos, a partir de este indecente acuerdo, el concepto de ciudadanía europea? ¿Qué valores nos sustentarán? ¿Estará prohibido ser hospitalario en Europa? A pesar de esta obscena traición a nuestros principios solidarios, nada frenará el flujo si el horror persiste. Seguirán intentándolo una y otra vez.
Dos certezas se instalan en mi conciencia para defender a los refugiados: Nadie deja atrás sus raíces, su familia, sus amigos, su país, sus seres queridos, la tierra que le vio nacer, porque sí. Usted que me lee en este preciso momento, y yo, haríamos lo mismo en idénticas circunstancias: buscar lo mejor para nuestras familias.
Parafraseando a Groucho Marx: “Europa, partiendo de la nada, ha logrado alcanzar la más altas cumbres de la miseria humana con su único esfuerzo”.
Me niego a aceptar este despropósito. ¡Qué descomunal deshonra para esta decrépita, acomodada e hipócrita Europa!

miércoles, 27 de abril de 2016

El Gobierno que no fue

El 26-J, nueva convocatoria electoral
El 26-J, nueva convocatoria electoral
En los más de cuatro meses transcurridos desde las elecciones hemos asistido a unas negociaciones fallidas en las que unos han optado por pactos contra natura, otros por preservar sus principios y, los de más allá, acaudillados por el tancredismo, se han sentado impertérritos a la puerta esperando sacar algún beneficio. Y, de este modo insólito, hemos llegado a la nueva convocatoria electoral. Todos son responsables y por ello el juego de las justificaciones no debería ser el de buscar culpables. Es injusto argumentar que votar no al acuerdo entre PSOE y C’s es votar al PP. De los resultados de diciembre se deducía que una mayoría de votantes estaba de acuerdo en tratar de dar un giro de 180 grados a las políticas neoliberales, que han generado centenares de miles de marginados sociales y dejado recortes en libertades y servicios públicos esenciales, no de aplicar un mero barniz cosmético. En este tiempo el PSOE, que lleva en sus siglas la S de socialista y la O de obrero, optó por no escuchar la realidad del país, dar la espalda a sus principios y escoger, debido a presiones internas y externas, por un pacto antinatural que hubiera consolidado varias reformas del PP. En cualquier caso es descorazonador, si se considera su origen, que se haya decantado tenazmente por aliarse con la derecha, aunque no tanto si se examina su deriva de las últimas décadas. Tal vez si hubiera explorado una alianza de izquierdas, que contaba con más apoyos que el pacto reclamado, a estas alturas Rajoy sería un okupa en la Moncloa a punto de ser desalojado y el cambio estaría iniciando su esperanzadora andadura en España.
¿Nos lamentaremos en junio del Gobierno que pudo ser y no fue?

¡Ay, Carmena! ¡La que estás liando!

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Por otro lado y después de muchos meses de muertes de inocentes, dejación y dudas, se ha consumado lo que muchos europeos contemporáneos jamás pensamos ver: la incapacidad de dar respuesta a una grave crisis de refugiados que huyen, al igual que nosotros en el pasado, de los horrores bélicos, políticos, económicos…
El indecente pacto que ha acordado la política europea para expulsar a Turquía a los refugiados que llegan a Grecia, es una burla colosal que incumple los principios de derecho internacional por quebrantar las garantías de protección, que Europa tiene obligación de cumplir, como son la Convención de Ginebra y el Estatuto de los Refugiados, porque así lo manifiesta en su artículo 18 la Carta Europea. Todo lo demás es pura patraña. Los europeos decentes nos hallamos sumidos en la consternación, la indignación, el dolor  y el sonrojo. Incluso varias ONG como Médicos Sin Fronteras o ACNUR, han suspendido todas sus actividades en el centro de registro de refugiados por entender que se ha convertido en un centro de detención.
Con esta firma Europa olvida sus raíces cristianas. ¿Cómo entenderemos, a partir de este indecente acuerdo, el concepto de ciudadanía europea? ¿Qué valores nos sustentarán? ¿Estará prohibido ser hospitalario en Europa? A pesar de esta obscena traición a nuestros principios solidarios, nada frenará el flujo si el horror persiste. Seguirán intentándolo una y otra vez.
Dos certezas se instalan en mi conciencia para defender a los refugiados: Nadie deja atrás sus raíces, su familia, sus amigos, su país, sus seres queridos, la tierra que le vio nacer, porque sí. Usted que me lee en este preciso momento, y yo, haríamos lo mismo en idénticas circunstancias: buscar lo mejor para nuestras familias.
Parafraseando a Groucho Marx: “Europa, partiendo de la nada, ha logrado alcanzar la más altas cumbres de la miseria humana con su único esfuerzo”.
Me niego a aceptar este despropósito. ¡Qué descomunal deshonra para esta decrépita, acomodada e hipócrita Europa!

lunes, 25 de abril de 2016

Pero, en serio, ¿la inflación es beneficiosa?

La inflación, un sinsentido
Pérdida de poder adquisitivo del dólar. Un sinsentido
A pesar de que esta entelequia se alimenta desde el poder, la inflación nunca es buena y por eso muchos economistas la llaman “el impuesto de los pobres”, ya que disminuye la capacidad de consumo y reduce el nivel de vida de los más desfavorecidos. Quienes la apoyan afirman que si existe demanda de un producto los precios tienen que subir. ¿Por qué?, ¿para hacerse más ricos? Ya se harán porque venderán más, no necesitan subir los precios y así evitarán entrar en el círculo vicioso en que, al aumentar los precios, los sindicatos reclamarán subidas salariales para no perder poder adquisitivo mientras los empresarios acusarán a los sindicatos porque la subida de salarios les obliga a subir los precios. Y este sinsentido, ¿a quién beneficia? A la Banca, porque es más difícil terminar de devolver los préstamos, y al Gobierno de turno que echa la culpa al empedrado y así, sin subir los impuestos, recauda más. Como el dinero ve esfumarse su valor, lo mejor es gastarlo generando una fiebre consumista descontrolada e innecesaria que hará aumentar la producción de bienes. En este fregado, muchas empresas querrán ganar más y más y lo harán subiendo precios alegremente, contribuyendo así a disparar la inflación y a la merma del poder adquisitivo de los ciudadanos. De este modo sibilino el dinero pasa, de las manos de los ahorradores, a la de los Bancos Centrales y a las arcas del Estado.
Cuando una compañía retribuye honestamente a sus trabajadores, reinvierte en mejoras y tiene beneficios justos, no necesita subir los precios. Si algún empleado descubre una mejora en productividad, parte de esos beneficios podrán ir a costes de personal sin necesidad de alzar los precios. Por eso, para evitar retrocesos en el nivel de vida, cada vez son más los economistas que manifiestan que la inflación perjudica mucho más de lo que beneficia.

Si ya lo advirtió el economista británico John Maynard Keynes: “Mediante un proceso continuo de inflación, los gobiernos pueden confiscar, secreta e inadvertidamente, una parte importante de la riqueza de sus ciudadanos.”

¡Ay, Carmena! ¡La que estás liando!

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Por otro lado y después de muchos meses de muertes de inocentes, dejación y dudas, se ha consumado lo que muchos europeos contemporáneos jamás pensamos ver: la incapacidad de dar respuesta a una grave crisis de refugiados que huyen, al igual que nosotros en el pasado, de los horrores bélicos, políticos, económicos…
El indecente pacto que ha acordado la política europea para expulsar a Turquía a los refugiados que llegan a Grecia, es una burla colosal que incumple los principios de derecho internacional por quebrantar las garantías de protección, que Europa tiene obligación de cumplir, como son la Convención de Ginebra y el Estatuto de los Refugiados, porque así lo manifiesta en su artículo 18 la Carta Europea. Todo lo demás es pura patraña. Los europeos decentes nos hallamos sumidos en la consternación, la indignación, el dolor  y el sonrojo. Incluso varias ONG como Médicos Sin Fronteras o ACNUR, han suspendido todas sus actividades en el centro de registro de refugiados por entender que se ha convertido en un centro de detención.
Con esta firma Europa olvida sus raíces cristianas. ¿Cómo entenderemos, a partir de este indecente acuerdo, el concepto de ciudadanía europea? ¿Qué valores nos sustentarán? ¿Estará prohibido ser hospitalario en Europa? A pesar de esta obscena traición a nuestros principios solidarios, nada frenará el flujo si el horror persiste. Seguirán intentándolo una y otra vez.
Dos certezas se instalan en mi conciencia para defender a los refugiados: Nadie deja atrás sus raíces, su familia, sus amigos, su país, sus seres queridos, la tierra que le vio nacer, porque sí. Usted que me lee en este preciso momento, y yo, haríamos lo mismo en idénticas circunstancias: buscar lo mejor para nuestras familias.
Parafraseando a Groucho Marx: “Europa, partiendo de la nada, ha logrado alcanzar la más altas cumbres de la miseria humana con su único esfuerzo”.
Me niego a aceptar este despropósito. ¡Qué descomunal deshonra para esta decrépita, acomodada e hipócrita Europa!

viernes, 22 de abril de 2016

Independientes en la Moncloa

Que no, que no, que no nos representan
Parece mentira que no se acuerden de esto
Tanto Podemos en enero como Ciudadanos ahora proponen formar un Gobierno con una figura independiente, no votada en las urnas, al frente. Aunque ya sé que constitucionalmente se puede, un poquito de cordura no estaría mal ¿o es que ya no se acuerdan del “Que no, que no, que no nos representan…”?
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Por otro lado y después de muchos meses de muertes de inocentes, dejación y dudas, se ha consumado lo que muchos europeos contemporáneos jamás pensamos ver: la incapacidad de dar respuesta a una grave crisis de refugiados que huyen, al igual que nosotros en el pasado, de los horrores bélicos, políticos, económicos…
El indecente pacto que ha acordado la política europea para expulsar a Turquía a los refugiados que llegan a Grecia, es una burla colosal que incumple los principios de derecho internacional por quebrantar las garantías de protección, que Europa tiene obligación de cumplir, como son la Convención de Ginebra y el Estatuto de los Refugiados, porque así lo manifiesta en su artículo 18 la Carta Europea. Todo lo demás es pura patraña. Los europeos decentes nos hallamos sumidos en la consternación, la indignación, el dolor  y el sonrojo. Incluso varias ONG como Médicos Sin Fronteras o ACNUR, han suspendido todas sus actividades en el centro de registro de refugiados por entender que se ha convertido en un centro de detención.
Con esta firma Europa olvida sus raíces cristianas. ¿Cómo entenderemos, a partir de este indecente acuerdo, el concepto de ciudadanía europea? ¿Qué valores nos sustentarán? ¿Estará prohibido ser hospitalario en Europa? A pesar de esta obscena traición a nuestros principios solidarios, nada frenará el flujo si el horror persiste. Seguirán intentándolo una y otra vez.
Dos certezas se instalan en mi conciencia para defender a los refugiados: Nadie deja atrás sus raíces, su familia, sus amigos, su país, sus seres queridos, la tierra que le vio nacer, porque sí. Usted que me lee en este preciso momento, y yo, haríamos lo mismo en idénticas circunstancias: buscar lo mejor para nuestras familias.
Parafraseando a Groucho Marx: “Europa, partiendo de la nada, ha logrado alcanzar la más altas cumbres de la miseria humana con su único esfuerzo”.
Me niego a aceptar este despropósito. ¡Qué descomunal deshonra para esta decrépita, acomodada e hipócrita Europa!