Ayuso, que llegó tarde en la obligatoriedad del uso de mascarillas y al no vigilar su cumplimiento la gente hace lo que quiere, lleva meses faltando a su compromiso de contratar rastreadores. Ahora, careciendo de toda ética, manipula informes del Boletín Epidemiológico de la Comunidad de Madrid, para erigir su mentira contra Fernando Simón. En estos momentos, con el preocupante y rampante número de contagios, y con el agua al cuello, intenta sumar voluntarios para que le hagan el rastreo de balde. Con la excusa de que ya no tiene tiempo para formar rastreadores, cuando en mayo ignoró un listado de 1.800 profesionales ofrecido por el Colegio de Médicos, da un paso más en su itinerario privatizador y contrata a una empresa que preste ese servicio. Para lo público no hay dinero; para lo privado, sí. Aún con ellos, estará lejos del estándar marcado para estos casos.
A pesar de esta grave negligencia, no descartemos que Casado vuelva a citar a Ayuso como modelo en la gestión de la crisis.
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