miércoles, 18 de octubre de 2017

La privatización del agua

No a la privatización del agua
Privatizar el agua es un crimen de lesa humanidad
El agua, don caído del cielo esencial para la vida, acaba furtivamente en manos privadas. El cambio climático, la contaminación y la superpoblación la convierten en un recurso escaso codiciado por especuladores y corruptos. Por eso las multinacionales, ansiosas de rápida rentabilidad, compran voluntades, manantiales y distribuidoras, desatendiendo a las personas y descuidando la calidad de tan preciado líquido. Y, así, el agua se convierte en infalible negocio y centro de corrupción, una amenaza real para abastecer a los más necesitados. La privatización de este servicio no solo empeora su suministro, sino que encarece su precio, limitando el acceso a una parte de los ciudadanos. Existen numerosos casos recientes, fácilmente verificables, como Coca-Cola en India o Nestlé en EEUU.
El agua, por ser vital debe garantizar su calidad, su sostenibilidad y su distribución a todos a un precio justo. Esto solo es posible con gestión pública. Lo contrario, su privatización, es una gran canallada.

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