La Banca nunca pierde |
En este fraude existen dos antagonistas y un actor social. El primer antagonista es el grande, el poderoso, el defraudador: la Banca. El otro, el pequeño, el débil, el defraudado: las familias. Y, por último, el actor: el Gobierno.
Teniendo en cuenta que a la Banca no le va a suponer ningún coste o desembolso adicional, cumplir la sentencia ─solo debe restituir lo esquilmado─, no se entiende por qué el Gobierno, al que se le supone el deber de proteger a los ciudadanos de los abusos de los poderosos, se pone de perfil y, en este fraude que cuenta desde el martes con una sentencia clara y precisa, los desampare y se lave las manos como Pilato. Aunque lo más preocupante es lo que se percibe: se lava las manos porque no tiene agallas de ponerse, como le dicta su particular ideología, del lado del poderoso.
Al Gobierno solo se le exigía que velara por una devolución rápida e íntegra del dinero sin que produjera ningún desgate adicional a los perjudicados. Nada más, sólo eso.
Teniendo en cuenta que a la Banca no le va a suponer ningún coste o desembolso adicional, cumplir la sentencia ─solo debe restituir lo esquilmado─, no se entiende por qué el Gobierno, al que se le supone el deber de proteger a los ciudadanos de los abusos de los poderosos, se pone de perfil y, en este fraude que cuenta desde el martes con una sentencia clara y precisa, los desampare y se lave las manos como Pilato. Aunque lo más preocupante es lo que se percibe: se lava las manos porque no tiene agallas de ponerse, como le dicta su particular ideología, del lado del poderoso.
Al Gobierno solo se le exigía que velara por una devolución rápida e íntegra del dinero sin que produjera ningún desgate adicional a los perjudicados. Nada más, sólo eso.
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