La Gran Vía madrileña un día cualquiera |
Este pasado lunes, la vicepresidenta del Gobierno decidió ir de compras y aparcar su coche oficial y el de sus escoltas en el carril bus de esta famosa avenida durante 12 minutos, con la “suerte” de no ser multada. Una vez conocido el asunto, además de no dar explicaciones coherentes, el debate se ha centrado en si es correcto o no aparcar en zona prohibida, cuando la cuestión debería haber sido si es ético o no ir de compras haciendo uso del coche oficial. Una vez más, los que se erigen en grandes adalides de la gestión de recursos públicos, argumento que se desmonta con cada nuevo caso de corrupción, demuestran no saber diferenciar entre lo público y lo privado.
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