El mapa de la vergüenza (MALP) |
Asamblea de Madrid, 14 de julio. Se va a debatir la nueva Ley de Protección de Animales de Compañía. PSOE, Podemos y Ciudadanos llevan más de 6 meses discutiendo y presentando modificaciones conjuntas a la Ley del PP. Los 3 grupos están de acuerdo en las reformas pactadas y consensuadas con la sociedad civil y asociaciones de protección animal; el PP, entretanto, se ha opuesto obstruyendo y bloqueando. Todo está listo para su aprobación. Cinco minutos antes del debate, PP y C’s presentan una enmienda contra la prohibición del tiro al pichón. La traición se ha consumado sin posibilidad de réplica. La “nueva política” que alardea C’s se desvela y se transmuta en la de siempre: defensa de los poderosos a costa de la tutela, protección y sufrimiento del débil. Con esta cruel cobardía de último minuto de C’s, España, el estado más maltratador del continente, se mantiene en la humillante lista de los 7 países del mundo que en la actualidad autorizan esta carnicería (en Europa sólo nosotros y Portugal).
Hace poquitos días, la ciudad Argentina de Buenos Aires ha prohibido el tiro al pichón y de cualquier otro animal silvestre o criado en cautiverio. Un buen principio para que en todo el país se termine prohibiendo. ¡Enhorabuena!
Hace poquitos días, la ciudad Argentina de Buenos Aires ha prohibido el tiro al pichón y de cualquier otro animal silvestre o criado en cautiverio. Un buen principio para que en todo el país se termine prohibiendo. ¡Enhorabuena!
¡Ay, Carmena! ¡La que estás liando!
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El pasado 20 de junio se celebró el día mundial del refugiado. Europa, para conmemorarlo, cuenta con poco más que miles de muertes de inocentes acaecidas durante su intrincado éxodo porque, olvidando sus raíces solidarias, ha sido incapaz de dar respuesta a la grave tragedia humana protagonizada por personas que huyen, al igual que nosotros en el pasado, de horrores bélicos, políticos, económicos… Los movimientos migratorios que se han producido a lo largo de los tiempos, y que ahora presenciamos exponencialmente agravados en la aldea global, son imparables. No hay “efecto llamada” sino “efecto huida de la miseria y del horror de la guerra”. Y sean cuales sean las vergonzantes medidas disuasivas que implanten los gobiernos de cualquier rincón del mundo, no existe, ni existirá, fuerza capaz de detener la tremenda acometida de la desesperación humana: para el que todo está perdido, no hay más que perder.¿Cómo debemos entender el concepto de ciudadanía europea? ¿Qué valores nos sustentan? ¿Nos prohibirán ser hospitalarios? Dos certezas se instalan en mi conciencia para defender a los refugiados: Nadie deja atrás sus raíces, su familia, sus amigos, su país, sus seres queridos, la tierra que le vio nacer, porque sí. Usted que me lee en este preciso momento, y yo, haríamos lo mismo en idénticas circunstancias: buscar lo mejor para nuestras familias.
Parafraseando a Groucho Marx: “Europa, partiendo de la nada, ha logrado alcanzar la más altas cumbres de la miseria intelectual con su único esfuerzo”.
Me niego a aceptar este despropósito. ¡Qué descomunal deshonra para esta decrépita, acomodada e hipócrita Europa!
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