sábado, 30 de enero de 2016

La infanta y la doctrina Botín que no fue

Cuando la Justicia brilla...
Cuando la Justicia brilla...
Preguntan los tertulianos de los medios de comunicación, defensores de la doctrina Botín aplicada a la infanta Cristina, qué hubiésemos dicho si el fallo de las magistradas de la Audiencia de Palma hubiese sido el contrario. Añaden, además, que las magistradas se han rendido a la presión social, como si no hubieran tenido que soportar y sentir sobre sus nucas la presión desplegada por toda la maquinaria del Estado.
La respuesta a la pregunta trampa es obvia: estamos hablando de Justicia, no de enredos. La Justicia es sólo una. Y si la Justicia es dar a cada uno lo que le corresponde, siendo lo que le corresponde lo mismo para todos, hubiera sido injusto que la infanta, y no los demás procesados, se hubiera librado del banquillo sucumbiendo al tejemaneje de los engranajes estatales para defender a quien, presuntamente, defraudó al tesoro público.
Por otro lado, la resolución debería hacer sonrojar a la abogada del Estado y al Fiscal General del Estado, si aún les resta capacidad para ello, porque, en contra de lo sostenido por ambos, teóricos defensores del erario público, viene a decir que Hacienda sí somos todos
.
 ---oOo---
En otro orden de cosas, el inclemente y frío invierno ya está aquí, señor Jean-Claude Juncker, presidente de la CE (palabras infladas, palabras pomposas, palabras grandilocuentes, palabras afectadas, palabras hipócritas, palabras engañosas, palabras falsas, palabras tramposas, palabras insensibles, palabras vacías, palabras huecas, palabras de tahúr, palabras febles) mientras la ineptitud y dejación de funciones de su política europea, entre cuyas obligaciones cuenta con el vinculante cumplimiento, desde 2009, de la Carta de los Derechos Fundamentales de la UE que, en su artículo 18 sobre el Derecho de Asilo reza: “Se  garantiza  el  derecho  de  asilo  dentro  del  respeto  de  las  normas  de  la  Convención  de  Ginebra  de  28  de julio   de   1951   y   del   Protocolo   de   31   de   enero   de   1967   sobre   el   Estatuto   de   los   Refugiados   y   de conformidad  con  el  Tratado  constitutivo  de  la  Comunidad  Europea”, hace que miles y miles de refugiados, niños, jóvenes, adultos y ancianos continúen su innecesario y trágico calvario por las tierras y costas de Europa que, en demasiadas ocasiones, concluye con el pago de sus vidas. Gobernantes de Europa: Que esos muertos pesen sobre vuestras acomodadas conciencias.
Insisto en dos certidumbres:
• Nadie abandona su país, la tierra que le vio nacer, porque sí.
• Usted, señor Jean-Claude Juncker, usted que me está leyendo, y yo, haríamos lo mismo que ellos en idénticas circunstancias.
¡Qué monumental deshonra para esta vieja, acomodada e hipócrita Europa!

No hay comentarios:

Publicar un comentario