¡Basta ya! Stop al maltrato animal |
Lo juro, estoy en estado de shock tras escuchar la noticia de que en Almería, dos trabajadores de una explotación porcina asesinaron, que se sepa, cruelmente a 72 lechones encerrados en un pasillo saltando sobre ellos mientras lo grababan con sus móviles. 19 cochinillos murieron durante la salvajada, los otros 53 lo harían más tarde debido a las brutales lesiones recibidas.
En serio, revuelve las tripas pensar el dolor y agonía que pasaron sin comprender por qué estaban viviendo esa pesadilla. Estas dos personas, D. A. A., de 19 años, y M. R., de 22, merecen que todo el peso de la Ley caiga sobre ellos, aunque el maltrato animal, aquí en España, no está suficientemente penado.
Las leyes deben modificarse porque la ciudadanía ya no perdona estas salvajadas y exige que los animales sean efectivamente protegidos frente a comportamientos crueles como son todos aquéllos capaces de provocarles un sufrimiento totalmente injustificado. Incluso el Papa Francisco, en su última encíclica, “Laudato Si”, manifiesta que “es contrario a la dignidad humana hacer sufrir inútilmente a los animales y sacrificar sin necesidad sus vidas”, y añade que “el corazón es uno solo, y la misma miseria que lleva a maltratar a un animal no tarda en manifestarse en la relación con las demás personas. Todo ensañamiento con cualquier criatura «es contrario a la dignidad humana»”.
Ya lo manifestó el poeta francés Alfonso de Lamartine: “La brutalidad contra un animal es crueldad hacia la humanidad, lo único que cambia es la víctima”. Estudios psicológicos han demostrado que al maltratar se muestra carencia de empatía hacia otros seres vivos, lo que entraña un alto riesgo de generar violencia hacia las personas. Baste recordar que según un estudio del FBI, el 46% de los asesinos en serie fueron maltratadores de animales en su adolescencia. Pero, ¿qué se puede esperar de un país donde la fiesta nacional es la corrida de toros y hay gente que la percibe como algo absolutamente normal?
Pongamos fin a estas atrocidades a seres totalmente indefensos y protejámonos protegiéndolos.
¡Qué monumental deshonra para esta vieja, acomodada e hipócrita Europa!
En serio, revuelve las tripas pensar el dolor y agonía que pasaron sin comprender por qué estaban viviendo esa pesadilla. Estas dos personas, D. A. A., de 19 años, y M. R., de 22, merecen que todo el peso de la Ley caiga sobre ellos, aunque el maltrato animal, aquí en España, no está suficientemente penado.
Las leyes deben modificarse porque la ciudadanía ya no perdona estas salvajadas y exige que los animales sean efectivamente protegidos frente a comportamientos crueles como son todos aquéllos capaces de provocarles un sufrimiento totalmente injustificado. Incluso el Papa Francisco, en su última encíclica, “Laudato Si”, manifiesta que “es contrario a la dignidad humana hacer sufrir inútilmente a los animales y sacrificar sin necesidad sus vidas”, y añade que “el corazón es uno solo, y la misma miseria que lleva a maltratar a un animal no tarda en manifestarse en la relación con las demás personas. Todo ensañamiento con cualquier criatura «es contrario a la dignidad humana»”.
Ya lo manifestó el poeta francés Alfonso de Lamartine: “La brutalidad contra un animal es crueldad hacia la humanidad, lo único que cambia es la víctima”. Estudios psicológicos han demostrado que al maltratar se muestra carencia de empatía hacia otros seres vivos, lo que entraña un alto riesgo de generar violencia hacia las personas. Baste recordar que según un estudio del FBI, el 46% de los asesinos en serie fueron maltratadores de animales en su adolescencia. Pero, ¿qué se puede esperar de un país donde la fiesta nacional es la corrida de toros y hay gente que la percibe como algo absolutamente normal?
Pongamos fin a estas atrocidades a seres totalmente indefensos y protejámonos protegiéndolos.
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En otro orden de cosas, el inclemente y frío invierno ya está aquí, señor Jean-Claude Juncker, presidente de la CE (palabras infladas, palabras pomposas, palabras grandilocuentes, palabras afectadas, palabras hipócritas, palabras engañosas, palabras falsas, palabras tramposas, palabras insensibles, palabras vacías, palabras huecas, palabras de tahúr) mientras la ineptitud y dejación de funciones de su política europea, entre cuyas obligaciones cuenta con el vinculante cumplimiento, desde 2009, de la Carta de los Derechos Fundamentales de la UE que, en su artículo 18 sobre el Derecho de Asilo reza: “Se garantiza el derecho de asilo dentro del respeto de las normas de la Convención de Ginebra de 28 de julio de 1951 y del Protocolo de 31 de enero de 1967 sobre el Estatuto de los Refugiados y de conformidad con el Tratado constitutivo de la Comunidad Europea”, hace que miles y miles de refugiados, niños, jóvenes, adultos y ancianos continúen su innecesario y trágico calvario por las tierras y costas de Europa que, en demasiadas ocasiones, concluye con el pago de sus vidas.¡Qué monumental deshonra para esta vieja, acomodada e hipócrita Europa!
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