Es lamentable tener un Presidente
de Gobierno, Mariano Rajoy Brey, con un nivel de conocimiento democrático tan
patético. Ayer, sin ir más lejos, durante la Conferencia Política
del PP, atacó a Podemos por “apropiarse de muchas alcaldías en España” (sic)
que, según él, ganó el PP en las pasadas elecciones municipales.
Qué nivel. Vaya Presidente. |
Vamos a ver, señor Presidente, en
democracia, por suerte, nadie se apropia de nada que no le pertenezca, "salvo
alguna cosa". Si el PP hubiera ganado de verdad esos municipios nadie podría
habérselos arrebatado. Que yo sepa, las alcaldías que usted considera que, con
malas artes, le han sido arrebatadas por “esos en los que está pensando”, han
ganado legalmente unas votaciones constituyentes en la que han alcanzado la
mayoría necesaria para ser alcaldes, todo ello siguiendo las reglas que esta
sociedad se ha marcado para el juego democrático. Algo muy sencillo y
absolutamente legítimo.
Resulta desolador que el
Presidente de Gobierno se dedique a caldear los ánimos ciudadanos que, debido a
la corrupción, el paro y los recortes, bastante acalorados están. Usted debería
tener algo de responsabilidad y vergüenza y ser mesurado en sus actuaciones para
fomentar la paz y la tranquilidad en la población, y no dejarse llevar por su orgullo mal
entendido generando desconfianza entre la ciudadanía y haciéndola creer que algunos
están asaltando el poder de manera ilegal. Parece que usted estuviera siguiendo el consejo
de Henry Louis Mencken, periodista y crítico social estadounidense, cuando dijo
aquello de que “el objetivo de la política práctica es mantener alarmada a la
población amenazándola con una serie incesante de espantajos, todos ellos
imaginarios”. Sería mejor que siguiese el consejo del vicepresidente estadounidense Hubert H.
Humphrey: “La propaganda, para ser eficaz, debe ser creída. Para ser creída,
tiene que ser creíble. Para ser creíble, debe ser verdad”. No manipule el cambio democrático que
estamos viviendo y recuerde que George Steiner, escritor y filósofo francés,
advirtió que “las palabras que han sido saturadas con mentiras o atrocidades no
vuelven a la vida fácilmente”. Y es que luego ocurre lo que ocurre, y ya vaticinara
la novelista y filósofa francesa Simone de Beauvoir: “Lo más escandaloso que
tiene el escándalo es que uno se acostumbra”.
Aprenda a aceptar los resultados
de las urnas. Eso es la democracia. Y si no, aténgase a lo que nos dice el
acervo popular: “Cuando los que mandan pierden la vergüenza, los que deben
obedecer pierden el respeto”.
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