El codicioso capitalismo se forra con el dolor de todos |
Creímos que sería posible. ¡Todos con Ucrania! era el lema hace cuatro meses. Hoy, estamos inmersos en la guerra. En nuestras latitudes, económica; en Ucrania, además, aterradora.
En cualquier conflicto los desalmados se lucran del dolor ajeno y aprovechan para subir precios. Entonces la fortaleza inicial flaquea, surgen dudas y abandonamos los principios. Por eso Europa debe tomar el control e intervenir los mercados verificando los márgenes de beneficios empresariales que se están agrandando por codicia desmedida; si no lo hace, la solidaridad con Ucrania decaerá. Si decae, el chantaje de Putin triunfará y, si triunfa, habrá futuras invasiones. Europa no tendrá paz.
Cuando la realidad económica se impone, los Derechos Humanos callan. Para evitarlo, Europa debe topar precios o establecer nuevos impuestos convertibles en vales canjeables por alimentos y servicios de primera necesidad para los más desamparados.