Casado: campanas al vuelo

 

Lo de la derecha, cada vez que pierde las elecciones, es desolador

En octubre, en su furioso ataque a Vox durante la moción de censura, Casado al borde de la cólera proclamó un «hasta aquí hemos llegado». Los titulares de la prensa más devota fueron “Ha resucitado”, “Rompe con Vox” o “Reconquista el centro”.
Como nadie se da la vuelta como un calcetín, no me lo tragué. Al poco, lejos de moderarse, se quitó la careta y volvió a mostrar su rostro sesión tras sesión, pleno tras pleno. Así, junto a sus acólitos Egea y Gamarra, espoleados por el patrón Ayuso, en lugar de hacer política con preguntas concretas, dilapidan su tiempo con desaforada deslealtad, verborragia y populismo usando todo –pandemia y chantaje de Rabat incluidos– para derribar a un Gobierno legítimo fantaseando con restarle votos a Vox.
El PP camina apoyado en el bastón de la ultraderecha. Son padre e hijo. Se entienden y necesitan, y con ellos el sinsentido reconquista el día a día vertiendo ponzoña para hacer del Congreso un circo que no aporta nada a mejorar España. ¡Gánense el sueldo!

Políticos de luces cortas

 

El único objetivo de Pablo Casado es derribar un Gobierno legítimo y constitucional

Siempre he criticado esa forma de conducirse en política que parece decir sin tapujos “pan para hoy y hambre para mañana”, y “el que venga detrás, que arree”. Van voceando que lo importante es qué hacemos para que nos voten sin reparar en las consecuencias que acarree a largo plazo. De poca visión y mucha ambición, más que pensar en el futuro, piensan en su futuro.
Por eso, y como necesitamos expectativas razonables, saludo con ilusión el plan del Gobierno para comenzar a levantar el país con la mirada puesta en el horizonte de los próximos 30 años, sin olvidar el presente, e invitando a todos a sumarse a este proyecto aportando sus propuestas.
Estupendo, pero… conociendo al PP, ¿cuál ha sido la respuesta de Casado, exultante líder de la oposición? Un exabrupto cortoplacista, rebosante de demoledora ideología, para reprochar que 2050 queda muy lejos.
No, si ya lo dijo Otto Von Bismarck: «El político piensa en la próxima elección; el estadista, en la próxima generación». Ustedes mismos.

Fronteras: el drama que no cesa

 

Una familia de refugiados en un campo combaten como pueden el frío. Al fondo, la covid-19 acecha (Montaje con foto cortesía de fotomovimiento.org)

Quiero condenar con firmeza el chantaje de Marruecos, un Estado autoritario que no duda en exponer la vida de sus ciudadanos que, dicho sea de paso, huyen de la miseria que engendra sus propias políticas y corruptelas.
Nuestra frontera sur es una de las más desiguales del mundo. La renta per cápita española multiplica por nueve la marroquí. Mientras no haya un desarrollo efectivo de los países pobres, ninguna valla o muro podrán poner coto a la desesperanza. Las personas escapan de la pobreza, la guerra o la persecución; y, por eso, la iniquidad de la devolución exprés les niega su derecho a identificarse y exponer sus circunstancias personales ante intérpretes y abogados. Eran vulnerables por la abismal indiferencia de una Europa que olvida que no hace tanto eran sus hijos quienes buscaban un porvenir; y ahora, con la covid-19 viven un infierno que los hace mucho más frágiles.
Lo digo una vez más: son personas que, tal y como haríamos usted o yo, buscarán un porvenir para sus familias.

Superar la pandemia

 

De seguir actuando como lo hacemos, el mundo estará en riesgo

Un grupo de expertos ha realizado un informe para la OMS concluyendo que, de haberse escuchado las advertencias, la pandemia podría haberse evitado. Y añade que debemos aprender de los errores cometidos ante futuras enfermedades epidémicas, que las habrá.
A pesar de los fallos, ponen como ejemplo a Nueva Zelanda que, al margen de sus características geográficas idóneas para la contención del virus, adoptó dos medidas esenciales para detener el envite: el cierre temprano de sus fronteras y la minuciosa coordinación de Gobierno y oposición junto a todas las administraciones del país para atajarlo. Es decir, en nuestras antípodas –en todos los sentidos– en lugar de usar la covid-19 para desgastar al Gobierno, han ido todos a una, remando en la dirección que marcaba la ciencia.
Y como en este asunto no quiero ser equidistante, añado que con una oposición distinta a la del Partido Popular, la lucha contra la pandemia hubiese sido muchísimo más eficaz, pese a los presumibles desaciertos.

Un reformador en la Casa Blanca

 

Joe Biden parece dispuesto a reformar su país

En su discurso ante el Congreso tras sus primeros cien días, el demócrata Biden se ha presentado con un vigoroso plan que persigue dar un giro brusco e innovador a su país salvando la economía y el bienestar de la ciudadanía, lo que le sitúa a la altura de los grandes presidentes.
Para transformar la sociedad, se suma a luchar contra el cambio climático creando empleo y conduciendo su nación hacia la economía verde –el futuro–. Pretende revolucionar la fiscalidad para que ricos y grandes empresas paguen más y reparar las heridas causadas por Trump para cerrar la brecha social. Asimismo, se ha dado cuenta de que, para acabar con la pandemia global, deben liberarse las patentes de las vacunas permitiendo su acceso a los países pobres. Biden, con estas promesas y con la idea de que los principios de justicia y tolerancia impregnen su mandato, confía restituir la justicia social y la dignidad de las personas. Y con él, EE.UU. se ha puesto en marcha.
Por el bien de todos, le deseo lo mejor.

¿Alternativa al estado de alarma?

 

La sombra de Ayuso acogota a Casado

Con el fin del estado de alarma, sostiene Casado que «las aglomeraciones y la irresponsabilidad del Gobierno de Sánchez cuesta vidas» obviando que su partido se negó a apoyarlo cuando salió adelante, o que debido a la política nacionalista/libertaria de Ayuso, desde hace meses Madrid ha estado muy arriba en la tabla de UCIs llenas, contagiados y fallecidos por las aglomeraciones de terrazas a reventar que su “libertad” ha traído. Asimismo, en junio del pasado año Ayuso pedía el fin de este régimen excepcional para poder gestionar la crisis.
El Partido Popular, que se ha negado públicamente a apoyar un nuevo estado de alarma, caldea más el ambiente solicitando una legislación alternativa que nos llevaría a una situación tan similar que parecería la misma. Eso es querer liarla.
Con descaro y rostro pétreo, carente de responsabilidad e incapaz de formular críticas razonables y fundadas, ni aportar soluciones, Casado ha usado la pandemia para desgastar al Gobierno de España.
Es desolador.

Y, ahora, el IVA… buff

 

El esfuerzo para sostener al Estado, debe ser progresivo

¡Vaya autocampaña de desprestigio! ¡Vaya sangría de votos! ¡Vaya regalo al PP! Me da igual lo que diga Europa. El IVA es un impuesto indirecto, el más injusto que existe y generador de desigualdad ya que cualquier producto que se adquiera, lo pagan exactamente igual ricos y pobres. Se le responde a Europa que este es un Gobierno progresista y que, por tanto, construirá en España una fiscalidad progresiva y justa que subirá solo impuestos directos –IRPF, sucesiones, donaciones– a aquellas personas y empresas más favorecidas para que, de acuerdo con su capacidad económica, contribuyan al sostenimiento de los gastos públicos, como mandata expresamente nuestra Constitución.
¡Basta ya de dilapidar la legislatura!