miércoles, 20 de mayo de 2020

La bandera

Aunque no me gusta ninguna bandera, me revienta quienes la patrimonializan en actos de división
Aunque no me gusta ninguna bandera, me revienta quienes la patrimonializan en actos de división
Jamás me he identificado con patria, himno o bandera. Me siento ciudadano del universo; pero si aun así insisten en ubicarme, busquen donde están los que amo y donde el Estado procura sanidad, educación y servicios sociales de calidad a todos. Y, si quieren asignarme una bandera, la de la solidaridad entre pueblos.
Cuando alguien se molesta porque no me reconozco en una tela sujeta a un asta, le digo que no creo en un acto de fe colectivo basado en la distinción del lenguaje, cultura y territorio, cuando no de raza, que suele derivar en exclusión y odio en vez de un enriquecedor intercambio étnico y cultural.
Pero lo que más ayuda a reafirmar mi convicción, es ver cómo en actos partidistas de protesta se envuelven en la enseña patria y utilizan el himno. Logran –y a lo mejor es lo que desean– que los que no simpatizamos con sus reivindicaciones, acabemos mirando la bandera con recelo. Les pediría que, en actos ideológicos, usen emblemas de partido y no patrimonialicen lo que es de todos.

lunes, 18 de mayo de 2020

Distopía libertaria

Al igual que el cojo manteca, en el madrileño barrio de Salamanca maltratan el mobiliario urbano
Al igual que el cojo manteca, en el madrileño barrio de Salamanca maltratan el mobiliario urbano
Estamos en estado de alarma y no por antojo, y los epidemiólogos recomiendan salvaguardar la salud pública con distanciamiento social. Aunque se puede discrepar y manifestar el desacuerdo, resulta paradójico que los manifestantes que estos días exigen «libertad», además de tener todo y vivir en pisos enormes, vean a Franco con buenos ojos. Reclaman, por ser quienes son, poder moverse y reunirse –algo que todos tenemos lógicamente restringido–, dijeron a toro pasado que nos confinaron tarde y echaron pestes por la manifestación del 8M, cuando en España había 16 muertos y ahora con cerca de 28.000 exigen apiñarse. Incongruente.
Por cierto, patético comportamiento de la presidenta de la Comunidad de Madrid alentando a la protesta contra «un mando único dictatorial» que coarta la «libertad de empresa» –la bolsa antes que la vida– mientras alerta de que esta manifestación «parecerá una broma cuando de verdad la gente salga a la calle». Actuando así, parece el “miniyo” de Donald Trump.

viernes, 15 de mayo de 2020

¿Qué nos está pasando?

Demoledor decaimiento del cociente intelectual en Occidente
Demoledor decaimiento del cociente intelectual en Occidente
Existen dos hechos palmarios: primero, la advertencia de que la luz azul que emiten las pantallas de nuestros móviles, tabletas y televisores además de lesionar la retina y envejecer la piel, dañan las células cerebrales; segundo, diversos estudios muestran cómo en las últimas décadas el cociente intelectual occidental decae a pasos agigantados, culpando a factores ambientales, nutricionales, laborales, escasa lectura y muchas horas ante pantallas que merman la capacidad de concentración ya que, el universo digital, hace que no memoricemos los datos. No obstante, hay quien sostiene que como el mundo ha cambiado y se razona de forma diferente, los test de inteligencia deberían renovarse.
Pero, teniendo en cuenta estas informaciones y la descorazonadora realidad que nos aprisiona, me hago las siguientes preguntas: ¿Por qué cada vez existen más terraplanistas, crédulos de bulos, negacionistas del cambio climático, conspiranoicos, antivacunas y demás fauna extraña? ¿Por qué han alcanzado el poder difundiendo mentiras personajes del calado intelectual de Trump, Johnson, Bolsonaro, y tantos otros? ¿Por qué, por todo el mundo, la gente corriente vota a la derecha que gobierna en contra de la justicia social favoreciendo a los ricos? ¿Será cierto que nos atontamos?
Juzguen ustedes mismos.

martes, 12 de mayo de 2020

La ponderación en tiempos del coronavirus

Estamos envenenando este planeta
Estamos envenenando este planeta
Este virus, trágico, dañino e inquietante, requiere sosiego y rigor para que la realidad no se torne obsesiva zozobra. Pero hay otras muchas heridas largo tiempo abiertas que siguen ahí y, aunque también se cobran muchísimas vidas al año, se las otorga escasa asistencia al no afectar a la economía: el hambre que apuñala mortalmente a más de 9 millones, de ellos, 6 millones niños; la contaminación ambiental que se lleva a 9 millones; los accidentes de tráfico que matan a 1,3 millones y dejan 50 millones de lisiados; el tabaquismo, que consume la vida de 8,2 millones de fumadores activos y pasivos en muerte agónica; el cáncer, a 6,4 millones descontados los del tabaco; y lo que será, aunque muchos no lo crean, el apocalipsis sanitario/económico, nuestro acelerado tren de vida que devastará el planeta. Para estas otras plagas, casi no existe respuesta. Sin querer restar ni un ápice de gravedad a la pandemia, si a todos estos desafíos pusiéramos la mitad de interés, concienciación y visualización que a la covid-19, probablemente los resolveríamos.

sábado, 9 de mayo de 2020

Y “Billy el Niño” se fue de rositas

Antonio González Pacheco, alias Billy el Niño, un sádico franquista
Antonio González Pacheco, alias Billy el Niño, un sádico franquista
El sonrojo democrático que padecemos en España, sigue pasando su triste factura. A la marcha de los millares de compatriotas de aquellos grises y plomizos años de lucha contra el abyecto golpe de Estado, que se van lentamente sin haber podido narrar sus vivencias ante una Comisión de la Verdad, se suma ahora la muerte del sádico torturador franquista “Billy el Niño”, portando en el pecho cuatro medallas relucientes que enriquecían su pensión. Este esbirro del terror totalitario, que actuó bajo la supervisión del cruel comisario Conesa, se va sin responder ante un tribunal por sus cobardes crímenes. Otra humillación democrática que debemos soportar por haber consentido una pusilánime reforma en lugar de una ruptura con el negro pasado dictatorial que tiñó de barniz democrático la continuidad tiránica en las cúpulas del Estado: policía, ejército, judicatura…
Al menos ahora, a título póstumo, debería retirársele las condecoraciones. De no hacerlo, se estará mancillando a quienes también hayan sido honrados con ellas equiparándolos con semejante malhechor. Más vale tarde que nunca.

jueves, 7 de mayo de 2020

El gran robo

Mi pequeña Emma observa atenta un hormiguero
Mi pequeña Emma observa atenta un hormiguero
Si algo ha demostrado este maldito virus es que, además de ser un consumado ladrón –nos ha arrebatado seres queridos–, es un mangante de momentos gratos compartidos con familiares y amigos, ratos íntimos concretos que se llevó a algún universo paralelo y no volverán: besos, abrazos, charlas, paseos, risas...
Y entre las muchas vivencias que me ha birlado la covid-19, están las que debería haber experimentado junto a mi nieta que transita una preciosa edad que desdibujará las ruinas del tiempo. Odio el teléfono porque siempre he preferido el contacto vis a vis para poder mirar los ojos de mi interlocutor; pero reconozco su utilidad, y más aún en estos tiempos que nos permite acercarnos en la distancia con videoconferencias y verla todos los días.
En pocas semanas, mi pequeña Emma cumplirá tres añitos. Su cerebro es una esponja que todo absorbe. En los dos meses de alejamiento, ha crecido mucho como personita. Está revelando su carácter, su genio. Construye frases infantiles que dejan entrever la intensidad de un pensamiento que comienza a labrarse. Anhela saber. Pregunta y espera la respuesta para repreguntar, y así, hasta el infinito. Me cuentan que ahora que ha podido salir a pasear, harta de estar con mayores, al cruzarse con otro niño mantiene un contacto visual estrecho, casi inquisidor y, con su dulce vocecita grita «¡hola!», ansiando entablar contacto social, parloteos y juegos. Pobre.
Ya que el virus nos ha robado instantes irrecuperables, aprendamos a valorar lo que tenemos para tratar de rescatar mañana el tiempo que se malogró ayer.

martes, 5 de mayo de 2020

¿Qué quiere Casado?

Sin recato, Pablo Casado usa la pandemia y sus muertos para sacar partido
Sin recato, Pablo Casado usa la pandemia y sus muertos para sacar partido
El confinamiento, según todos los epidemiólogos, es la única forma de contener la expansión del virus. No se puede confinar a toda España en casa con una ley ordinaria como la que propone Casado. Esto solo es posible mediante el estado de alarma. Las otras leyes permiten «controlar a los enfermos y las personas que estén o hayan estado en contacto», pero no puede limitar la libertad de movimiento al resto de la población. Y si se pudiera, que no se puede, ¿sería para llegar a una situación tan similar que parecería idéntica? ¿Por qué la quiere liar? Se diría que su único objetivo es tensar la cuerda, confrontar junto a Vox, acusando al Gobierno de ser el responsable de todos los males del mundo pasados, presentes y futuros. Con descaro, carente de responsabilidad e incapaz de formular críticas razonables y fundadas, ni aportar soluciones, el Partido Popular saca rédito electoral sirviéndose de la frustración de la gente en esta situación sobrevenida y trágica para tumbar al Gobierno.