miércoles, 20 de mayo de 2020

La bandera

Aunque no me gusta ninguna bandera, me revienta quienes la patrimonializan en actos de división
Aunque no me gusta ninguna bandera, me revienta quienes la patrimonializan en actos de división
Jamás me he identificado con patria, himno o bandera. Me siento ciudadano del universo; pero si aun así insisten en ubicarme, busquen donde están los que amo y donde el Estado procura sanidad, educación y servicios sociales de calidad a todos. Y, si quieren asignarme una bandera, la de la solidaridad entre pueblos.
Cuando alguien se molesta porque no me reconozco en una tela sujeta a un asta, le digo que no creo en un acto de fe colectivo basado en la distinción del lenguaje, cultura y territorio, cuando no de raza, que suele derivar en exclusión y odio en vez de un enriquecedor intercambio étnico y cultural.
Pero lo que más ayuda a reafirmar mi convicción, es ver cómo en actos partidistas de protesta se envuelven en la enseña patria y utilizan el himno. Logran –y a lo mejor es lo que desean– que los que no simpatizamos con sus reivindicaciones, acabemos mirando la bandera con recelo. Les pediría que, en actos ideológicos, usen emblemas de partido y no patrimonialicen lo que es de todos.

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