Una fiscalidad escasa e injusta para cargarse el Estado del bienestar |
Según datos del Eurostat, la presión fiscal en España es del 34% del PIB, muy por debajo de la media de la eurozona que es del 42%. En Francia el 48%. Un asalariado medio español cobra 26.000 euros anuales y paga al erario, entre impuestos directos e indirectos, un 49%; o sea, aporta 15 puntos por encima de la media. Las grandes fortunas, con ingeniería financiera, sólo tributan el 1% y las grandes empresas en torno al 7% de sus beneficios. De este modo, con una fiscalidad escasa y manifiestamente injusta, además de recaer sobre la clase media el sostenimiento del gasto público, resulta imposible costear el Estado de bienestar o alimentar la hucha de las pensiones.
¡Ay, Carmena! ¡La que estás liando!
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El pasado 20 de junio se celebró el día mundial del refugiado. Europa, para conmemorarlo, contó con poco más que miles de muertes de inocentes acaecidas durante su intrincado éxodo porque, olvidando sus raíces solidarias, ha sido incapaz de dar respuesta a la grave tragedia humana protagonizada por personas que huyen, al igual que nosotros en el pasado, de horrores bélicos, políticos, económicos… Los movimientos migratorios que se han producido a lo largo de los tiempos, y que ahora presenciamos exponencialmente agravados en la aldea global, son imparables. No hay “efecto llamada” sino “efecto huida de la miseria y del horror de la guerra”. Y sean cuales sean las vergonzantes medidas disuasivas que implanten los gobiernos de cualquier rincón del mundo, no existe, ni existirá, fuerza capaz de detener la tremenda acometida de la desesperación humana: para el que todo está perdido, no hay más que perder.¿Cómo debemos entender el concepto de ciudadanía europea? ¿Qué valores nos sustentan? ¿Nos prohibirán ser hospitalarios? Dos certezas se instalan en mi conciencia para defender a los refugiados: Nadie deja atrás sus raíces, su familia, sus amigos, su país, sus seres queridos, la tierra que le vio nacer, porque sí. Usted que me lee en este preciso momento, y yo, haríamos lo mismo en idénticas circunstancias: buscar lo mejor para nuestras familias.
Parafraseando a Groucho Marx: “Europa, partiendo de la nada, ha logrado alcanzar la más altas cumbres de la miseria intelectual con su único esfuerzo”.
Me niego a aceptar este despropósito. ¡Qué descomunal deshonra para esta decrépita, acomodada e hipócrita Europa!