Crimen, tragedia, vergüenza... |
Impactantes, duras y dolorosas las imágenes emitidas ayer en los telediarios en las que se pueden ver filas de refugiados recorriendo a pie Centroeuropa a 12 grados bajo cero en medio de una glacial ventisca.
Señor Jean-Claude Juncker, presidente de la CE, el inclemente y frío invierno ya está aquí (palabras infladas, palabras pomposas, palabras grandilocuentes, palabras afectadas, palabras hipócritas, palabras engañosas, palabras falsas, palabras tramposas, palabras insensibles, palabras vacías, palabras huecas, palabras de tahúr) mientras la ineptitud y dejación de funciones de su política europea, entre cuyas obligaciones cuenta con el vinculante cumplimiento, desde 2009, de la Carta de los Derechos Fundamentales de la UE que, en su artículo 18 sobre el Derecho de Asilo reza: “Se garantiza el derecho de asilo dentro del respeto de las normas de la Convención de Ginebra de 28 de julio de 1951 y del Protocolo de 31 de enero de 1967 sobre el Estatuto de los Refugiados y de conformidad con el Tratado constitutivo de la Comunidad Europea”, hace que miles y miles de refugiados, niños, jóvenes, adultos y ancianos continúen su innecesario y trágico calvario por las tierras y costas de Europa que, en demasiadas ocasiones, concluye con el pago de sus vidas.
Insisto en dos certidumbres:
• Nadie deja su país, la tierra que le vio nacer, porque sí.
• Usted, señor Jean-Claude Juncker, cualquiera que me esté leyendo, y yo, haríamos lo mismo que ellos en idénticas circunstancias.
¡Qué monumental deshonra para esta vieja, acomodada e hipócrita Europa!
Señor Jean-Claude Juncker, presidente de la CE, el inclemente y frío invierno ya está aquí (palabras infladas, palabras pomposas, palabras grandilocuentes, palabras afectadas, palabras hipócritas, palabras engañosas, palabras falsas, palabras tramposas, palabras insensibles, palabras vacías, palabras huecas, palabras de tahúr) mientras la ineptitud y dejación de funciones de su política europea, entre cuyas obligaciones cuenta con el vinculante cumplimiento, desde 2009, de la Carta de los Derechos Fundamentales de la UE que, en su artículo 18 sobre el Derecho de Asilo reza: “Se garantiza el derecho de asilo dentro del respeto de las normas de la Convención de Ginebra de 28 de julio de 1951 y del Protocolo de 31 de enero de 1967 sobre el Estatuto de los Refugiados y de conformidad con el Tratado constitutivo de la Comunidad Europea”, hace que miles y miles de refugiados, niños, jóvenes, adultos y ancianos continúen su innecesario y trágico calvario por las tierras y costas de Europa que, en demasiadas ocasiones, concluye con el pago de sus vidas.
Insisto en dos certidumbres:
• Nadie deja su país, la tierra que le vio nacer, porque sí.
• Usted, señor Jean-Claude Juncker, cualquiera que me esté leyendo, y yo, haríamos lo mismo que ellos en idénticas circunstancias.
¡Qué monumental deshonra para esta vieja, acomodada e hipócrita Europa!