El planeta seguirá ardiendo |
Está claro: la cumbre cerró y el tiempo concluyó. Tras décadas de salvajes emisiones de gases de efecto invernadero, es tarde para detener el calentamiento del planeta y deberemos atenernos a consecuencias desastrosas.
Una vez más –y van veintisiete fracasos–, el recorte de emisiones de gases de efecto invernadero –que continúa incrementándose cada año– queda sometido a la buena voluntad. La presión de las naciones productoras de petróleo y gas han ganado el pulso que se traducirá en un gravísimo problema para el planeta y la fauna y flora que en él habitamos. Las bellas palabras –y poco más– perpetuarán el incremento de temperatura global. ¡Lástima de ocasión perdida!; pero lo venden tan bien.
Urgen medidas drásticas que amortigüen al menos la devastación, desertización, incendios, hambruna, sequías, desplazados, muertes, subida del mar, extinciones…
¡Fueron tantos e hicieron tan poco! Bueno… tan poco, no –pensarán algunos–. Al menos han blanqueado al tirano Al Sisi, presidente de Egipto.
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