Las macrogranjas contaminan agua y suelo y alimentan el maltrato animal |
La sinrazón del furibundo ataque que ha recibido el ministro Garzón es tan interesado, terco, falso, forzado e irracional que no puedo callar. Garzón solo ha dicho lo que Europa –que nos ha abierto un expediente sancionador– reclama. Los que le atacan desdeñan la ganadería tradicional y empoderan las macrogranjas –fábricas de carne de peor calidad–.
Cuando la mayoría de pueblos ganaderos se oponen a las macrogranjas por dañar el medio rural, ¿a qué tanta manipulación? Los purines contaminan las aguas del subsuelo, los fertilizantes saturan el suelo y los animales están inflados de antibióticos y estresados a golpe de ley. En cuanto al maltrato, basta ver cualquier telediario para juzgar.
Si escarbas un poco, la derecha opina que Garzón tiene razón; pero que siendo ministro no puede decirlo y es inoportuno. ¿Estamos de coña o qué? O sea, ¿no mires arriba no sea que veas la verdad? La ciencia es clara: comer carne aumenta el riesgo de cáncer colorrectal. La solución: comer menos carne, más legumbres, y defender la ganadería extensiva tradicional que es más sostenible y saludable.
Y ahora, señor Garzón, promueva el cambio.
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