A veces, la tortura psíquica que conlleva una enfermedad terminal es insoportable |
Para justificar su bloqueo a una ley de eutanasia, PP y Cs, como siempre, tratan de liarnos manifestando abogar por los cuidados paliativos. Estupendo, una cosa no quita a la otra. Estos cuidados están muy bien cuando alguien, a pesar de la grave enfermedad que padece, anhela vivir pero sin dolor físico. ¿Y qué ocurre cuando al sufrimiento físico se une el sufrimiento psíquico? Eso, ¿con qué se remedia? ¿Con drogas que te dejan todo el día aletargado como un zombi? ¿Y si a pesar de estar sedado como un vegetal, la persona es consciente? Y ¿quién quiere vegetar el resto de sus días? No, señores Casado y Rivera, la eutanasia está para que, cuando alguien no soporta más la tortura psíquica, y no puede suicidarse por sí mismo –si pudiera se acabó el debate–, pueda pedir libremente a quien bien le ama, sin implicarlo penalmente, que le asista para quitarse de en medio. Y, entiendan de una vez por todas que a nadie se le obliga a morir ni, tampoco, a nadie se le impone acabar con la vida de un ser querido, en uno de los mayores actos de amor, y paradójicamente más dolorosos, que puedan darse.
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