Los voluntarios sirven de frontera a la inmoralidad |
Vivimos en una época plagada de conflictos bélicos donde, tristemente, el hombre no es capaz de alcanzar la paz. Como nunca antes se suceden ataques premeditados a civiles –incluido el personal cooperante– y también, cada poco, sobrevienen cataclismos. Afortunadamente existen solidarios anónimos que arriesgando sus vidas y dando su tiempo y esfuerzo –incluso su peculio– mitigan, con imparcialidad, el sufrimiento que ocasionan guerras, hambrunas y desastres naturales a seres humanos que han de presenciar el estallido de su mundo conocido.
En este día, mientras gobiernos y sociedad miran para otro lado –si no se posicionan abiertamente en contra–, sirvan estas palabras para homenajear a todo el voluntariado de asistencia humanitaria por su solidaridad y entereza al soportar desgarradores momentos de desesperación, impotencia y rabia en su diario trabajo de auxilio sobre el terreno o desde despachos.
Gracias, por vuestra valiosa entrega, y servir de frontera de resistencia a la inmoralidad.
En este día, mientras gobiernos y sociedad miran para otro lado –si no se posicionan abiertamente en contra–, sirvan estas palabras para homenajear a todo el voluntariado de asistencia humanitaria por su solidaridad y entereza al soportar desgarradores momentos de desesperación, impotencia y rabia en su diario trabajo de auxilio sobre el terreno o desde despachos.
Gracias, por vuestra valiosa entrega, y servir de frontera de resistencia a la inmoralidad.
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