viernes, 27 de abril de 2018

Una sentencia desoladora

Sentencias como la del caso de La Manada me consternan porque, según nuestra Constitución, la justica emana del pueblo; pero si la justicia resulta incomprensible para la ciudadanía, la justicia tiene un grave problema.
Me da la sensación de que los jueces, queriendo agradar a todos, no han complacido a nadie. ¿Considerarían, estos mismos jueces –de uno en uno– violencia o intimidación si se hubiesen hallado en ese mismo portal, rodeado por esos mismos cinco jóvenes de complexión fuerte, pidiéndoles sus carteras y relojes? ¿Habrían peleado a muerte para defender lo suyo o, lo habrían entregado para no ver peligrar, además, su integridad física? Y, si así fuera, ¿significaría que consentían el robo o que lo disfrutaron?
Una obviedad: cuando se dice no, las agresiones o coacciones siempre son violencia. ¡Basta ya! Yo si te creo.

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