La inteligencia de algunos políticos brilla por su ausencia |
A mediados de octubre la calzada de la madrileña calle de Martín de los Heros era de gruesos y macizos adoquines de granito. Decidieron quitarlos y asfaltar. Bueno, ni entro ni salgo.
Una semana asfaltada y, al pasar el 23 de noviembre, la encuentro cortada al tráfico. Unos operarios trabajan. Llevan una máquina con cuatro bombonas de butano –otras tantas sobre la acera para reponer– que achicharra el asfalto. Una vez ablandada la superficie, colocan encima una parrilla metálica con patrón de rectángulos tamaño adoquín y la prensan con una pequeña apisonadora que la hunde en el pavimento para imitar el adoquinado.
¿Nadie tiene sentido común? ¿Inteligencia? Esto es derrochar energía gratuitamente acelerando el cambio climático. Si quieren mantener el efecto adoquín, que dejen la calzada como estaba, que además dura toda la vida. Pero no, se han gastado un pastizal en asfaltar y otro en simular para ayudar a calentar el planeta. Nos merecemos lo que nos pase. La infancia no, por supuesto.