Los liberales son unos caraduras |
Los liberales lo son de conveniencia. Según la coyuntura, usan dos varas de medir. Si la economía va bien, exigen bajadas drásticas de impuestos y a la hora de tributar, imprecan al Estado y claman al cielo. Cuando va mal, se contradicen y se transmutan en estatistas que no titubean suplicando ayudas y, al mismo tiempo, bajadas de impuestos, y todo les parece poco. Pero… ¿de dónde creen que sale el dinero?
Unos impuestos justos son el mejor y más avanzado instrumento de justicia social para cubrirse las espaldas cuando vienen mal dadas. Por desgracia y por sus políticas liberales, nuestro vigor financiero es mucho menor que el de Alemania o Francia.
Un país donde contribuye más quien más tiene, y el Estado usa esos impuestos redistribuyendo la riqueza en pensiones, fomento del empleo, infraestructuras, sanidad y educación –el apartado más importante para reducir la desigualdad–, es solidario.
Nunca antes este planeta había exhibido a la vez tanta riqueza, tanta pobreza y tantos caraduras.