Como en la fábula de Esospo, el PP no puede combatir su naturaleza |
El PP, usando cuantas argucias legales conoce y urdiendo nuevas, burla la democracia y desplanta a la mayoría mientras paraliza, una y otra vez, las resoluciones que la oposición saca adelante en el Parlamento.
En la sesión de control al Gobierno, Pablo Iglesias preguntó a Rajoy qué pensaba hacer el Ejecutivo para cumplir las decisiones del Legislativo. Su desconcertante respuesta fue que el Gobierno sólo aplicará aquellas que sean obligatorias. Faltaría más. Pero, ¿dónde está la petulante voluntad de diálogo? Ya no cuenta con su asfixiante mayoría absoluta. En democracia el Poder Legislativo, las Cortes Generales, elabora y sanciona leyes que deben cumplir instituciones y ciudadanos. El Poder Ejecutivo, el Gobierno, sometiéndose al Legislativo, debe implementar y cumplir las leyes aprobadas por las Cortes. Si no lo hace está ignorando sus atribuciones situándose en una esfera conflictiva inherente de conciencias antidemocráticas, incurriendo, al tiempo, en una grave falta de respeto a la ciudadanía representada en un Parlamento plural.
De nuevo el PP es el PP, y demuestra, como el escorpión de la fábula, que le es imposible luchar contra su propia naturaleza.
En la sesión de control al Gobierno, Pablo Iglesias preguntó a Rajoy qué pensaba hacer el Ejecutivo para cumplir las decisiones del Legislativo. Su desconcertante respuesta fue que el Gobierno sólo aplicará aquellas que sean obligatorias. Faltaría más. Pero, ¿dónde está la petulante voluntad de diálogo? Ya no cuenta con su asfixiante mayoría absoluta. En democracia el Poder Legislativo, las Cortes Generales, elabora y sanciona leyes que deben cumplir instituciones y ciudadanos. El Poder Ejecutivo, el Gobierno, sometiéndose al Legislativo, debe implementar y cumplir las leyes aprobadas por las Cortes. Si no lo hace está ignorando sus atribuciones situándose en una esfera conflictiva inherente de conciencias antidemocráticas, incurriendo, al tiempo, en una grave falta de respeto a la ciudadanía representada en un Parlamento plural.
De nuevo el PP es el PP, y demuestra, como el escorpión de la fábula, que le es imposible luchar contra su propia naturaleza.